Los diez grandes logros de Miguel Díaz-Canel

El próximo 26 de marzo se celebrarán en Cuba las "elecciones" parlamentarias en medio de la crisis más profunda que ha tenido el régimen cubano desde que llegó al poder en 1959. Para colmo, todo indica que estas no son más que una farsa dirigida a garantizar la continuidad de esa crisis.

En la Isla existe una maquinaria controlada por el Partido Comunista de Cuba (PCC) y el aparato de contrainteligencia que garantiza la perpetuidad en el poder de quienes la controlan. Para ello, cuentan con la Comisión de Candidaturas Nacional (CCN), encargada de controlar las propuestas de aspirantes, a fin de evitar que participen en el proceso y así puedan llegar a ser elegidas personas no confiables a la vista del poder. En resumen: es un mecanismo de exclusión, inequidad y discriminación ideológica.

No obstante esta realidad, el régimen cubano anda muy nervioso ante el antecedente que hubo en las elecciones municipales de 2022, donde el voto de castigo se elevó hasta el 38,9% del electorado, y en La Habana aproximadamente el 50%.

Desde entonces hasta la fecha, la situación del país ha empeorado aún más y el descontento de la población se ha multiplicado con creces. Solo basta con ver la fuerte avalancha migratoria que se ha producido y que ha puesto a más de 366.000 cubanos en EEUU en los últimos dos años.

En este nuevo simulacro de elecciones, el régimen cubano ya ha seleccionado a los 470 candidatos que ocuparán un asiento en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Uno de estos candidatos es el actual presidente, Miguel Díaz-Canel, a quien se le promueve para ser reelecto por otros cinco años.

Dada esa circunstancia se hace imprescindible hacer un resumen de su gestión como presidente en el periodo que ya culmina, con vistas a que los futuros parlamentarios ya preseleccionados tengan conciencia de lo que supondría obedecer la "instrucción de arriba" de que voten para reelegirlo. Ni ellos ni sus familias escaparán a las consecuencias de poner al frente del Consejo de Estado a una persona tan probadamente incapaz.  

A continuación, hacemos un apretado inventario de los diez "logros" de la gestión del actual presidente cubano. Hay muchos más, pero estos son particularmente relevantes.  

Implementación de las tiendas en MLC

Este fue un ejercicio que consolidó el carácter parasitario del Estado. Con este movimiento, Miguel Díaz-Canel hizo la vida más difícil a los cubanos, obedeciendo fielmente las órdenes de GAESA. Fue un burdo intento de dolarizar la economía, en un país donde a los trabajadores les pagan en pesos y les cobran en dólares productos indispensables de la canasta familiar, que tienen que ser adquiridos en las tiendas de GAESA.

Con esta medida, Díaz-Canel abrió el camino a la explosión inflacionaria que vino después. Se habilitó también una red de 77 tiendas para vender equipos electrodomésticos que solo podrían ser adquiridos en dólares mediante el uso de una tarjeta magnética emitida por FINCIMEX, las famosas tarjetas MLC. Posteriormente, esa medida se extendió al resto del comercio minorista dolarizado.

Esta filosofía monetaria no trajo ningún resultado positivo; por el contrario, creó un nuevo problema.  A partir de entonces había una economía con tres monedas: los pesos cubanos (CUP), los CUC y los dólares digitales (MLC) depositados en las mencionadas tarjetas magnéticas. El país estaba ya inmerso en un gran caos financiero. 

Los objetivos proclamados de poder captar divisas para realizar las importaciones de productos que el país necesitaba, como alimentos, materias primas, combustibles, así como para recaudar divisas convertibles a fin de poder pagar a los proveedores y acreedores de la deuda externa, no se cumplieron.

Esto profundizó la escasez de productos de todo tipo, lo cual se extendía no solo al mercado dolarizado que controlaban los militares, sino que también se hizo extensivo al mercado racionado y subsidiado que maneja el Gobierno y que depende, en ausencia de suficiente producción nacional, de la compra de productos alimenticios en el exterior. A esta crisis de desabastecimiento se sumó la falta de medicamentos en las farmacias y el racionamiento de la venta de combustible para los automóviles.

El mal manejo de la pandemia y el colapso del sistema de salud

La realidad kafkiana cubana alcanzó el clímax con la llegada del Covid-19. La pandemia mostró al mundo la verdadera naturaleza actual del régimen cubano.

La población no pudo vivir una peor tragedia: hospitales prehistóricos, con una infraestructura derruida y mugrienta por la falta de mantenimiento e insumos. Ese trágico paisaje era la inevitable consecuencia de la insensibilidad política y falta de sentido común por parte del Gobierno, que por años se abstuvo de invertir el capital que este sector necesitaba para mantenerse operativo con un nivel mínimo de condiciones aceptables. La pandemia mostró que era normal y rutinario encontrar en el país hospitales y otros centros de salud con viejos mobiliarios y equipos rotos o con más de 30 años de uso, en deplorables condiciones higiénicas, colapsados de pacientes y sin medicamentos.

A esto hay que sumar farmacias ruinosas y vacías por todo el país, más un personal médico y paramédico laborando bajo condiciones extremas y desprotegidos, obligados a trabajar jornadas extenuantes, forzosas y sin recursos, a falsear las causas de muerte en los certificados de defunción, a mentir sobre las estadísticas de la pandemia y a ponerse una vacuna inefectiva que no había sido aprobada internacionalmente por autoridades competentes (todavía dos años después, no ha sido homologada por la OMS).

A la agonía que sufrieron los cubanos con el confinamiento, se sumó el caos en los hospitales, la falta de oxígeno y medicamentos, la poca disponibilidad de pruebas para hacerse los PCR, las pésimas condiciones higiénicas y la mala alimentación en los centros de aislamiento, los cuales en realidad asemejaban centros de exterminio más que otra cosa. 

A esta lista negra de problemas hay que agregar el colapso de las morgues en los hospitales y de los cementerios. La mayoría de los cementerios del país tuvieron que ser ampliados con urgencia, pues no daban a basto con la cantidad de fallecidos que recibían a diario. Los casos diarios se contaban por miles. Los cubanos morían, pero la prensa oficialista ocultaba la verdadera estadística. Ya no importaba si las personas tenían puesta dos o tres dosis de las propagandizadas vacunas nacionales, los cubanos seguían muriendo: niños, embarazadas, ancianos y personas jóvenes.

En este sentido, The New York Times, en un artículo titulado "Ingresan para morir: el coronavirus muestra las fallas del sistema de salud cubano", describía el descalabro del sistema de salud y la agonía de los cubanos para poder sobrevivir al infierno del que eran víctimas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró alerta epidemiológica el 16 de enero de 2020, cuando ya la pandemia estaba presente en 114 países y había generado más de 4.000 muertes, por lo que se imponía un rápido cierre de fronteras en el país. Sin embargo, el Gobierno cubano, a través de sus instituciones turísticas, alardeaba en las redes de ofrecer un turismo seguro en un mundo paralizado.

Llama mucho la atención que, mientras decenas de países afectados o próximos a ser afectados por la pandemia tomaban tempranamente estrictas medidas de precaución para evitar la entrada y propagación del virus, como el cierre de las fronteras y la cancelación de vuelos, el Gobierno cubano hacía todo lo contrario, permitiendo la entrada de vuelos procedentes de países afectados y estimulando a través de las redes sociales la entrada de turistas a la Isla.

Irresponsablemente, los operadores turísticos estatales Havanatur y Cubatur enviaban mensajes invitando a los turistas extranjeros a visitar la Isla. La agencia de viajes Havanatur publicó en su perfil de Twitter el jueves 5 de marzo de 2020 el siguiente mensaje: "Radiante sol que mata las bacterias. Aire fresco que oxigena tus pulmones y aguas cristalinas que relajan tu cuerpo, no lo piense más, venga con Havanatur a Cuba".

El miércoles 11 de marzo, la misma agencia reseñó en su cuenta de Twitter: "Siendo bañados por los rayos del sol todo el año y tomando las medidas pertinentes tenemos más fortalezas ante el Covid-19. Desde el Caribe es Cuba destino seguro. Visítala con Havanatur". Posteriormente borraron ese anuncio, para dos días más tarde mostrar otro donde exhortaban a los turistas a disfrutar de las altas temperaturas de la Isla.

El 15 de marzo, cuatro días después de que el Covid-19 irrumpiera en Cuba, la directora de Calidad del Ministerio de Turismo aseguró que el país seguía siendo un destino seguro para los turistas. Por su parte, la subdirectora de Operaciones y Calidad de ese ministerio reiteraba que los clientes que decidieran ir a Cuba serían bien recibidos, pues el país estaba listo para detener y controlar ese flagelo, al contar con un sistema de salud competente.

No fue hasta el 20 de marzo que se anunció la regulación de la entrada por las fronteras del país. Ello ocurrió no por las muertes de los cubanos, sino cuando tres turistas italianos llegados en esos días presentaron síntomas que resultaron positivos.

A finales de 2020 se intentó una apertura de fronteras cuando el país no tenía control de la pandemia, y el resultado fue desastroso: el turismo ruso, que llegaba a Varadero en 12 vuelos semanales, andaba por todas partes sin usar cubrebocas. Esto convirtió a la provincia de Matanzas (donde están las playas de Varadero) en el epicentro de la pandemia y se desató la tercera ola nacional de Covid.

La situación epidemiológica del país se tornó muy grave y altamente explosiva socialmente. El Gobierno tuvo que reconocer que en la nación circulaban ya cinco variantes genéticas y seis patrones mutacionales del nuevo coronavirus, incluidas dos de la más letales: la sudafricana y la californiana. A ellas se sumaron las variantes indias Delta y Delta Plus. Provincias enteras fueron militarizadas, encerradas en cuarentena y toque de queda. Sus hospitales y centros de salud quedaron totalmente colapsados y sin recursos humanos y materiales para atender la avalancha de pacientes contagiados, que crecía por días a pasos agigantados. Los videos tomados por ciudadanos al interior de hospitales parecían salidos de un filme de horror.

En este sentido, el prestigioso semanario inglés The Economist daba cuenta de la debacle del sistema de salud cubano y ubicaba a Cuba entre los 20 países del mundo con más muertes por Covid-19. 

La pandemia se convirtió en el Chernóbil cubano. La forma en que se manipularon los datos de la cantidad muertes y de contagiados, las órdenes de falsear los certificados de defunción, el colapso de los hospitales, de las morgues y de los cementerios, no quedaron en los archivos de la manipulada prensa cubana, ni en los bancos de datos de las instituciones estatales controladas por el Partido Comunista. 

Sin embargo, sí quedó grabado en la memoria de miles de familias cubanas que ni siquiera pudieron dar sepultura de forma decorosa a sus seres queridos; de miles de médicos y enfermeras que fueron protagonistas y víctimas directas de esta tragedia sin precedente en la historia del país; en los archivos de la prensa independiente; en los testimonios recogidos por las propias víctimas de la tragedia, los cuales se pueden ver en la bitácora informativa en la que se convirtieron las redes sociales.

El trauma psicológico que dejó la pandemia en la población cubana demorará tanto en olvidarse como lo harán los estragos que ha dejado el castrismo en la vida de todos los cubanos. Pasarán varias generaciones para calmar el sufrimiento y el dolor de miles de familias de la Isla. Algún día se podrán reconstruir los hechos de cómo fue que ocurrió el Chernóbil cubano. Díaz Canel como jefe de Gobierno y primer secretario del PCC tiene una responsabilidad directa en esos acontecimientos.

Implementación de la Tarea de Ordenamiento Monetario y explosión de la crisis inflacionaria

El 10 de diciembre de 2020 el Gobierno cubano anunciaba el fin del CUC y la implementación de la llamada "Tarea Ordenamiento", cerrando el dilatado proceso para eliminar la dualidad monetaria, que tantos problemas y distorsiones había traído a la maltrecha economía cubana. La medida entraría en vigor el 1 de enero del 2021.

El paquetazo anunciado por el Gobierno era una durísima terapia de choque que los cubanos sintieron rápidamente en sus bolsillos. A pesar de que la medida incluía una subida considerable de los salarios y las pensiones, la gente no tardó en percatarse de que estas no eran ni lejanamente suficientes. El nuevo mercado controlado se estrenaba con una elevada subida de los precios de productos y servicios, así como una devaluación temprana del peso cubano (CUP).

La ansiada eliminación de la dualidad monetaria, que había demorado tantos años en materializarse, llegaba sin ninguna liberación del productor privado y en el peor momento del país desde el punto de vista político, económico y social en más de seis décadas de sistema totalitario.

Con una economía en bancarrota y destruida por la propia ineficiencia del modelo de economía centralizada impuesto a rajatabla desde 1959, con una profunda crisis de liquidez, una baja considerable en sus niveles de exportación de productos y servicios, azotada además por los efectos demoledores de la pandemia del Covid-19, que habían hecho disminuir las remesas en efectivo y en mercancías un 36,8% y 78,6% respectivamente, así como el turismo en 76,04%, la Tarea Ordenamiento se presentaba como el perfecto agente sepulturero del sistema.

Cualquier economista en su sano juicio y apartado de prejuicios ideológicos se habría dado cuenta que este era el disparate más grande que se iba a implementar en más de 60 años de Gobierno comunista. La gravedad de la torpeza no radicaba en la eliminación de la dualidad monetaria, la cual era necesaria acometer, sino en la forma que lo diseñaron e implementaron, obviando reglas elementales del mercado.

La Tarea Ordenamiento no aportó elementos positivos que mejoraran la economía. La medida fue una brutal terapia de choque que dejó fuera tres elementos claves para que esta, pese a lo dolorosa que siempre sería su aplicación, fuese al final exitosa: 1. Liberación de las fuerzas productivas; 2. Liberación de precios; 3. Establecimiento de un mercado de libre empresa regido por la oferta y la demanda.

A solo dos meses de haberse implementado la Tarea Ordenamiento, su mayor logro se hacía visible rápidamente: el aumento de la protesta ciudadana. Crear un grave caos económico y provocar las protestas más grandes de la historia cubana son sin duda "logros" del actual presidente. El 11J no lo convocó la oposición, sino las políticas de Gobierno de Díaz-Canel.

Aplastamiento de las protestas ciudadanas e implantación del estado de terror

Después de anotarle el "logro" de haber provocado una gigantesca rebelión nacional hay que apuntarle también a Díaz-Canel tratar de aplastar las protestas que sus propias políticas económicas habían convocado con nuevas políticas erráticas: cerrar la puerta al civismo; dar rienda suelta a la violencia; la implantación del terror, y mancharse las manos de sangre. El 11 de julio de 2021 Díaz-Canel, mediante una comparecencia en la televisión cubana, daba la orden de reprimir violentamente al pueblo.

La situación caótica del país había llegado al clímax cuando se produjo un estallido social totalmente espontáneo, a gran escala, en más de 50 ciudades, y cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles a gritar: "¡Libertad!; ¡Abajo la dictadura!; ¡Abajo el comunismo!; ¡Sí se puede!; ¡Díaz-Canel singao!". Esa jornada quedará en la memoria de los cubanos como un día inolvidable.

La situación se había desbordado por las torpezas gubernamentales en el manejo de la prolongada crisis económica y social del país y el obcecado empecinamiento en no liberar las fuerzas productivas, para seguir la estrategia suicida de mantener la centralización de la ineficiente empresa estatal socialista.

A ello habría que sumar la aguda crisis de liquidez, la caída abrupta de las exportaciones de la mayoría de los rubros exportables del país, el impacto de la pandemia, que junto a cientos de miles cubanos fallecidos había sepultado también la industria turística en los últimos 15 meses, el fuerte declive de las remesas, las cuales cayeron más de un 70% en los primeros cinco meses del año por el cierre de los aeropuertos y la resistencia de GAESA a ceder el control del negocio a una empresa fuera de su estructura empresarial, más la pérdida de las pocas líneas de crédito que tenía el país por la falta de pagos a los deudores de la deuda externa, lo cual había dejado prácticamente a la Isla sin divisas.

A esta situación había que agregar el desastre generado por la Tarea Ordenamiento, que lejos de ayudar a corregir los problemas que generaba la dualidad monetaria, creó un caos financiero de una magnitud sin precedentes, logrando que los salarios no alcanzan ni siquiera para una semana. La subida de los precios de los productos fue descomunal, consecuencia de la escasez cada vez más crónica de bienes de primera necesidad, lo cual derivó en un aumento creciente de la demanda.

La debacle era extremadamente visible: tiendas vacías, aeropuertos sin dólares y empresas extranjeras ahogadas por el corralito financiero dibujan un panorama no solo desolador, sino altamente explosivo. La cruda realidad de la agonía diaria que tenían que vivir los cubanos se reflejaba en las tiendas MLC vacías, las cuales habían sido creadas a toda prisa por la cúpula mafiosa, para arrebatarle los dólares que la población no recibía de sus salarios, sino de sus familiares y amigos desde el exterior. Así las cosas, los cubanos se vieron obligados más que antes a vivir del mercado negro, no solo ya para abastecerse de alimentos, sino también de medicamentos, lo cuales ya no se conseguían ni en las farmacias ni en los hospitales.

Pero lo más vergonzoso de todo era ver cómo la cúpula mafiosa invertía miles de millones de dólares en nuevos hoteles de lujo con un financiamiento nada transparente, cuando la tasa de ocupación de los hoteles existentes no pasaba del 14% y mientras un pueblo de 11 millones de personas agonizaba por la escasez de alimentos, medicamentos y los efectos de la pandemia.

Todos estos acontecimientos se juntaron en un gran coctel que desencadenó la explosión social más grande ocurrida en la Isla en 62 años.

Ante estos hechos, en una alocución televisiva, Díaz-Canel dijo: "La orden de combate está dada, las calles son de los revolucionarios", a lo cual agregó "estamos convocando a todos los revolucionarios del país, a todos los comunistas, a que salgan a las calles en cualquiera de los lugares en que se van a producir estas provocaciones".

Decenas de brigadas de tropas especiales, llamadas boinas negras, se desplegaron por todo el país para reprimir. La rebelión era un parteaguas en la historia de la Isla, al marcar el fin de una era y el comienzo de otra: de la sumisión a la rebelión. En los actos de brutal represión no faltaron los golpes con tonfas y objetos contundentes, como palos al estilo de bates de béisbol, dispensados por policías asistidos por grupos paramilitares. Hubo disparos contra la población indefensa y lanzamiento de gas pimienta. Así y todo, un pueblo armado solo con su voz y sus teléfonos celulares hizo frente a muchos de estos esbirros, haciéndolos retroceder.

Videos e imágenes subidas a las redes sociales reflejan a policías corriendo llenos de pavor y carros policiales volcados y semidestruidos en plena calle. También muestran a las boinas negras y esbirros vestidos de civil golpear sin piedad a ciudadanos indefensos. Adolescentes y menores de edad fueron reprimidos por fornidos uniformados de las brigadas de especiales y paramilitares de civil. En las grabaciones se muestra a varios policías disparando indiscriminadamente a la población, e incluso se observa a una muchacha con una herida de bala en una pierna.

Díaz-Canel justificó los actos de represión contra el pueblo en una conferencia de prensa en horas de la mañana del día siguiente, al expresar que "la gente salió espontáneamente a defender la revolución", en referencia a las turbas organizadas por el Gobierno. Mas adelante señaló que los manifestantes "han tenido la respuesta que merecían, como la han tenido en Venezuela y otros pueblos que han querido agredir". Lo cierto es que Díaz-Canel se manchó las manos de sangre. Dejó de ser el "presidente puesto a dedo" y títere para convertirse en otro sangriento dictador. 

Muerte de la industria azucarera

Otros de los "logros" importantes de Miguel Díaz-Canel durante su mandato ha sido el entierro de la industria azucarera cubana. En 2022, la producción de azúcar en la Isla apenas llegó 473.000 toneladas métricas, una cifra menor a la alcanzada en 1861 (533.800 toneladas), cuando no existían los centrales azucareros, la caña se cortaba a mano y se trasladaba en carretas de bueyes y el azúcar se obtenía con trapiches. Los resultados de esta cosecha marcan el indudable fallecimiento de la industria azucarera. Solo basta con ver la Figura 1, para poder apreciar la profundidad de su debacle.

Figura 1. Serie histórica de la producción de azúcar (TM), 1905-2022.

Fuente:  Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

En el período 1905-1958, todos los centrales azucareros estaban en manos del sector privado. Existía una industria organizada en todas sus esferas: cultivo, producción, logística y comercio, que satisfacía tanto la demanda interna como las exportaciones. La industria azucarera era la principal industria del país, generando cientos de miles de empleos. Cuba era el primer exportador de azúcar a nivel mundial.

En 1958 el país tenía en activo 161 centrales azucareros funcionando a toda máquina. La industria azucarera tenía una fuerte presencia de inversión extranjera, sobre todo norteamericana, aunque ya en aquel año la mayor parte era propiedad de nacionales cubanos. Del total de centrales azucareros en activo, 36 pertenecían a empresas norteamericanas, 121 estaban en manos de empresarios privados cubanos, tres eran de españoles y uno era de propietarios franceses.

Actualmente la inversión extranjera en esta industria es prácticamente nula, a diferencia antes de 1959 donde la presencia del capital extranjero era muy fuerte, al igual que la del sector privado cubano. Era una industria totalmente descentralizada.  

La desaparición de la industria azucarera cubana en los últimos 30 años ha sido chocante. En la segunda mitad de la década de 1980, Cuba produjo en promedio más de 7,5 millones de toneladas de azúcar por año, cosechando cerca de 71 millones de toneladas de caña, que fueron procesadas en un complejo industrial con 156 plantas, soportado por el multimillonario subsidio soviético.

Durante el período 2011-2015, la producción de azúcar promedió 1.6 millones de toneladas por año, las cosechas de caña promediaron 15,2 millones de toneladas de caña de azúcar, y alrededor de 56 ingenios azucareros estuvieron en operación. La producción de azúcar en el período quinquenal más reciente fue menos de una quinta parte (18%) de los volúmenes de producción en la segunda mitad de los años ochenta.

En el periodo que Díaz-Canel lleva al mando del país, la industria azucarera se ha deteriorado aún más. Sus producciones anuales han declinado aceleradamente, alcanzado cifras de producción más bajas que las de hace 130 años, cuando la producción era prácticamente artesanal, cuando no existía la industria como tal.

La motivación laboral ha caído a niveles catastróficos. Ya nadie quiere trabajar en las cosechas, y esto se refleja en la considerable disminución de la siembra. Los actuales bajos salarios y las malas condiciones de trabajo superan el discurso de consignas y sacrificio que el Partido Comunista y los dirigentes cubanos usan como látigo para estimular.

La llegada de Díaz-Canel al poder ha puesto a la industria azucarera en estado de coma. Se han obtenido los peores resultados de su historia, lo cual expresa claramente que la "continuidad" del modelo que promueve el presidente es la garantía del fracaso y de la involución del sistema. Los resultados son obvios: Cuba ya no exporta azúcar, ahora la importa. La estrategia de continuidad del régimen cubano representada por Díaz-Canel y su mediocre equipo de Gobierno han dado jaque mate a la industria azucarera.

Colapso de la matriz energética

Otro de los "grandes logros" que ha tenido Díaz-Canel durante su mandato ha sido el colapso de la matriz energética del país. La acumulación de errores y la mala gestión del sistema energético nacional ha sido uno de los factores más críticos que le está pasando factura al régimen cubano, y que ha generado el escenario de mayor vulnerabilidad que ha tenido en los 63 años que lleva en el poder.

La industria eléctrica cubana necesita una restructuración y renovación capital de toda su matriz energética, dada la precariedad, el deterioro y la obsolescencia de sus plantas generadoras de energía. La crisis por la que atraviesa el sistema eléctrico cubano trajo de vuelta los maratónicos apagones que sacudieron al país en la década de los 90, durante el tristemente célebre "Periodo Especial", que tantas penurias trajo al pueblo cubano.

Ya el problema no es de escasez de petróleo para mantener funcionando las plantas eléctricas. Es que las plantas han colapsado después de superar su tiempo de vida con escasos mantenimientos. El principal desafío actual no es lo que cuesta traer petróleo, sino que remplazar esas plantas supone de cinco a ocho años y unos 10.000 millones de dólares en inversiones. 

Los apagones fueron uno de los detonantes que generaron las manifestaciones de miles de cubanos en decenas de ciudades del país que sacudieron al régimen el 11J. Un año y unos meses después de ocurrido ese acontecimiento, el país se encuentra inmerso en la mayor crisis energética experimentada en 63 años, sin un horizonte claro de que esta crisis se vaya a resolver en el corto plazo. A ello se suma una profunda crisis económica, sin liquidez, sin líneas de financiamiento, con una merma considerable de sus rubros exportables y, por consiguiente, sin posibilidades de acceder al enorme capital que requiere para reconstruir su depauperada e ineficiente matriz energética. 

La situación no es soluble desde el actual modelo de continuidad del desastre que promueve Díaz-Canel. Por otra parte, ningún país o institución financiera va a correr el riesgo de financiar esta operación, dada la mala reputación que tiene el régimen por ser mal pagador. Por lo que todo indica que reponer la matriz energética cubana parece ser una misión imposible.

Hoy el sistema ha tenido que ser apuntalado con ocho plantas turcas flotantes, cuya renta cuesta al país 70 millones de dólares mensuales. Mientras tanto, las obsoletas plantas cubanas presentan constantes roturas, haciendo imposible que el país tenga una generación de energía estable. Los apagones son cada vez más frecuentes y extensos, generando un constante castigo a las familias cubanas.

La promesa de Díaz-Canel de que en diciembre del 2022 se iba a solucionar el tema de los apagones ha puesto en ridículo su ya agotada credibilidad. ¿Por qué lo dijo, sabiendo que era mentira? Porque están aterrorizados de que suceda otro 11J y se vaya de control. Toda mentira sirve para ganar tiempo, que en realidad es una manera de perderlo.

Para colmo de males, alrededor de 10.000 trabajadores del sector eléctrico han abandonado sus puestos de trabajo, lo cual hace más profunda la crisis del sector. Esos obreros conocen de primera mano la realidad y saben que no habrá soluciones, por lo que emigran a otro sector o fuera del país, para sostener a sus familias. Ya no solo es la falta de combustible, la obsolescencia de las plantas, la subida del precio del petróleo en el mercado internacional y la falta de financiamiento, ahora la falta de recursos humanos se suma a la catástrofe energética cubana.

Construcción de hoteles y estancamiento de la Industria turística

Otro de los "logros" de la gestión de Miguel Díaz-Canel fue permitirle a GAESA la inversión de los pocos recursos financieros que tenía el país en la construcción de hoteles, en vez de comprar vacunas ya probadas para contener la pandemia y preparar al país para la temporada turística del segundo semestre de 2020.

En un momento en que la tasa ocupacional en los últimos 15 meses era de apenas de 14,7%, el 45% de las inversiones del país se dedicaron a la construcción de hoteles  (Ver Figura 2), lo que provocó una alta frustración en la población, que bajo el sufrimiento de otras carencias como alimentos, medicamentos y los apagones, se transformó en la ira ciudadana que desencadenó las protestas del 11J. 

Figura 2. Inversiones en Cuba por actividad económica, 2020. 

Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI)

Estas inusitadas y desproporcionadas inversiones, que no se justificaban, fortalecieron las sospechas de que GAESA estaba llevando a cabo un sofisticado negocio de lavado de capital sobrefacturando el costo de esas construcciones.

El mal manejo de la pandemia por parte del Gobierno sepultó la industria turística cubana. La llegada de 1.614.087 turistas en 2022 muestra que todavía no se alcanza la cantidad de turistas que llegaron a la Isla en 2007, hace 16 años, cuando visitaron Cuba 2.152.221 viajeros. 

Figura 3. Arribo de turistas a Cuba, 2007-2022.   

Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group a partir de la información publicada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI) y otras fuentes.

La alta inflación generada por la Tarea Ordenamiento, la brutal represión para aplastar las protestas espontáneas y pacíficas del 11J (que dejaron miles de detenidos y juicios sumarios sin garantías legales para los ciudadanos procesados), la crisis económica que atraviesa el país, la carencia de alimentos y medicamentos, y hasta la misma situación epidemiológica, crearon un escenario poco atractivo para atraer turistas.

La pésima gestión de Díaz-Canel al frente del Gobierno empantanó el renacer de la industria turística, el cual será lento y escabroso. El gobernante y su proyecto de continuidad han hecho que la imagen de paraíso de sol y playa de la Isla ya no encaje con la de país represor y violador de derechos humanos, con una población explotada como mano esclava, y marginada políticamente por su manera de pensar y por exigir sus derechos ciudadanos. Los turistas extranjeros prefieren ir a otros destinos más seguros, donde no hay inflación, y donde la población no languidece en la sobrevivencia del día a día.

La principal industria cubana perdió una oportunidad de oro para recuperarse en el primer año de la etapa post pandemia. En cambio, los principales competidores en la región del Caribe tuvieron un éxito inconmensurable, al alcanzar números récords en el arribo de turistas y en el volumen de sus ingresos en comparación con el año previo a la pandemia. La Figura 4 muestra con datos esta aplastante realidad.

Figura 4. Comparación del arribo de turistas entre Cuba, República Dominicana y Quintana Roo, año 2022.

Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group a partir de la información publicada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI) y datos publicados por la prensa de la República Dominicana y mexicana.

El gran "éxito" de la gestión de Miguel Díaz-Canel fue la de permitir que GAESA convirtiera a Cuba en la cenicienta del mercado turístico del Caribe.

Imparable explosión inflacionaria

Uno de los problemas que más agobia a la población cubana es la imparable explosión inflacionaria que vive el país. Gracias a la gestión de Miguel Díaz-Canel y los garrafales errores cometidos por su equipo de Gobierno en la implementación de la Tarea Ordenamiento Financiero, las tiendas MLC y el Nuevo Mercado Cambiario, hicieron que el país entrara en un caos financiero del cual no ha podido recuperarse. 

Díaz-Canel hizo que hoy los salarios de los cubanos apenas alcancen para un par de días. Hizo más vulnerable económicamente a los pensionados y a las personas de la tercera edad. Decenas de miles de cuentapropistas han tenido que cerrar sus negocios, víctimas de la inflación y de las disparatadas medidas de corte financiero implementadas en los dos últimos años.

Al respecto, la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT) informó que al cierre de agosto del pasado año más de 328.200 cuentapropistas no habían efectuado los pagos por impuestos sobre ingresos personales y sobreventa de servicios que se realizan una vez al año. Sin duda, una señal muy clara de que una buena parte de estos cuentapropistas se han marchado del país y otros han tenido que cerrar sus negocios.

Con el anuncio de la implementación del nuevo mercado cambiario, la subida del canje en el mercado informal llegó a 130CUP por 1USD. Esto obligó al Gobierno a anunciar que vendería divisas a la población. Sin embargo, esta venta sería muy restringida. En su anuncio dejaron claro que ninguna persona, cubana o extranjera, podrá comprar más de 100 dólares, euros u otra divisa foránea en el día; tampoco podrían hacerlo en los aeropuertos ni en otro lugar que no fuesen las 37 sucursales de CADECA que habían sido habilitadas en todo el país para esa operación y, por último, la venta estaría limitada a la cantidad de moneda que cada establecimiento, de manera particular, lograra ingresar en el día por concepto de canje.

Esta corrección, hecha a la carrera para tratar de enmendar el lanzamiento fallido del nuevo mercado cambiario, disparó la tasa de cambio en el mercado informal a 145CUP X 1USD. En apenas 20 días, el Gobierno, con su torpe medida, hizo que se produjera un terremoto en el mercado financiero del país. El valor del canje de pesos por dólares aumentó un 20,83% y se dispararon los precios tanto en el mercado informal como en el mercado minorista dolarizado.  El 5 de octubre la tasa de cambio en el mercado informal llegó a los 200CUP por un dólar (Ver Figura 5).

Figura 5. Tasa de cambio en el mercado informal, octubre 5/2022.

 Fuente: Havana Consulting Group.

Hace meses, Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins y especializado en estudios económicos de Cuba, clasificó al país como la segunda mayor inflación del mundo, al reportar en su informe que la inflación en la Isla había subido un 135%. En realidad, la inflación ya ha subido un 700%. Hoy los cubanos son 700 veces más pobres que cuando comenzó la Tarea Ordenamiento, gracias a la gestión del presidente Miguel Díaz-Canel.

Ola migratoria

Sin duda, este es uno de los "logros" más notables alcanzados por Díaz-Canel. Bajo su gestión se destapó la ola migratoria más grande de la historia de Cuba. Los más de 366.000 cubanos que lograron llegar a EEUU en los últimos dos años así lo demuestran. La ola migratoria rompió el récord de todas las ocurridas bajo los mandatos respectivos de Fidel Castro y Raúl Castro. Incluso los supera, sumadas todas ellas juntas, como se puede apreciar en la Figura 6. 

Esta es una prueba inequívoca del rechazo que siente la población cubana por el actual presidente y su gestión como mandatario. De no ser porque la Administración Biden terminó cerrando las fronteras, esa cifra hubiese sobrepasado el medio millón de personas.

Figura 6. Serie que muestra las estadísticas de las diferentes crisis migratorias cubanas que han ocurrido en el período 1960-2022.

Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group

En esta masiva fuga se han ido decenas de miles de emprendedores y de personas jóvenes calificadas que dejan un gran vacío de recursos humanos en el país. Hoy el país se está descapitalizando en sus recursos humanos, pues la mayoría de los que emigran son jóvenes buscando libertad y oportunidades. 

Pero lo más grave de todo esto es el lucro que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel ha hecho a costa del sufrimiento del pueblo cubano. Mas allá de la intención política de la Habana de aliviar la presión interna en el país, en el trasfondo de esta crisis migratoria se esconde un acaudalado y multimillonario negocio de trata de personas. Dicho negocio ha sido manejado con una eficiente triangulación entre los regímenes mafiosos de Cuba y Nicaragua, con la complicidad de los carteles mexicanos.  En otras palabras, el Gobierno de Díaz-Canel se consolidó como un gran gestor de tráfico humano.

Solo en la ruta La Habana-Managua-México-EEUU, los cubanos que emigran gastan entre 12.000 y 15.000 dólares per cápita por concepto de viaje, desglosados en: 1. pasaje (4.000-5.000 dólares); 2. Pase de las fronteras de la mano de los coyotes hasta llegar a EEUU (8.000-10.000 dólares). Si hacemos un sencillo cálculo del volumen de dinero que ha representado esta avalancha de migrantes cubanos hacia EEUU, podemos constatar que ha sumado entre 4.398 y 5.497 millones de dólares. 

Llama la atención que esta cifra superó en su conjunto los ingresos de los siguientes sectores exportables de la economía cubana en el 2021: turismo (404,1 millones de dólares); azúcar y derivados (107 millones); minerales (791 millones); productos del mar (82 millones); medicamentos (98,4 millones); tabaco (204 millones) y productos agropecuarios (31 millones). Todos ellos juntos sumaron 1.717.55 millones de dólares, lo que significa un valor 3,46 veces inferior al volumen total desembolsado por los 366.515 migrantes cubanos que han llegado a EEUU por la frontera desde que la Administración Biden arribó a la Casa Blanca. 

Implementación de Ley de MIPYMES y anuncio de transición hacia el modelo mafioso de Rusia

Por último, el logro más reciente de Díaz-Canel fue anunciar que el país va a implementar el modelo mafioso de la Rusia de Vladimir Putin. Como antecedente, el régimen había lanzado la ley de MIPYMES exactamente un mes después de que el pueblo cubano se lanzara a la calle el 11J. 

Casi dos años después, el país solo tiene alrededor de 6.700 MIPYMES, lo cual representa un poco más del 1% de la cifra de trabajadores por cuenta propia (TCP) que tenían licencias en 2016. De esta cantidad, el 48% son de nueva creación y el 52% restante son TCP preexistentes que se convirtieron en MIPYMES.

En realidad, la cifra de MIPYMES alcanzada hasta el momento es insignificante. Para poner un ejemplo, República Dominicana tiene 1,5 millones de MIPYMES. Esta abismal diferencia muestra claramente que la nueva Ley de MIPYMES en Cuba es excluyente y altamente selectiva. 

La nueva ley de MIPYMES fue diseñada para redireccionar las empresas estatales, crear una estructura empresarial en su mayoría manejada por oligarcas y personas afines al Gobierno, con el objetivo de atraer la inversión extranjera y burlar el embargo norteamericano. En otras palabras, es una forma de capitalizar el país en pequeñas y medianas empresas controladas por la oligarquía que hoy detenta el poder en el país. Su desarrollo y crecimiento depende totalmente del Estado, no del resultado de un movimiento de emprendedores libre y espontáneo para generar riquezas. La ley de MIPYMES no es más que el andamiaje perfecto para crear un tejido empresarial que absorba las principales empresas estatales en un futuro proceso de privatización de la economía. En otras palabras, es el marco legal que va a regular la "venta de la piñata".

Hoy, una nueva ley que permite la creación de pequeñas y medianas empresas pretende montar una puesta en escena de un incipiente movimiento aperturista en la Isla. Sin embargo, desde el inicio es visible que esto no es más que otra versión farisaica de las tantas que por más de seis décadas han experimentado varias generaciones de cubanos.

El anuncio que hiciera Díaz-Canel de que el país transitaría hacia el modelo mafioso ruso de mercado de compadres, corrobora que el proceso de continuidad emprendido por este nunca ha contemplado una apertura de libre mercado que permita a los ciudadanos la libre creación de riquezas. En todo caso, confirma que la puesta en marcha de la Ley de MIPYMES apuntan al funcionamiento de una economía privada en manos de los círculos de poder, no en manos de los ciudadanos.

Conclusiones

La política de "continuidad" ejecutada por Díaz-Canel ha resultado ser peor que las etapas precedentes con Castro I y Castro II. La continuidad del desastre castrista ha sido convertida en catástrofe. Con esta fórmula, Cuba no tiene absolutamente ningún futuro. Hemos perdido otra década.

Es pertinente que los 469 parlamentarios cubanos que han sido designados para ocupar un puesto en la Asamblea Nacional del Poder Popular tengan en cuenta los resultados de la gestión de Díaz-Canel como jefe de Gobierno y como máximo responsable de la situación actual que vive el país. Para impedirles alegar desconocimiento se escribieron estas líneas. Quienes voten por mantenerlo en su cargo deben hacerlo con plena conciencia de que traicionan de manera grave los intereses nacionales. Eso quedará en su récord personal y en el futuro se arrepentirán de lo que hicieron.

Los diez "logros" más importantes en la gestión del primer mandatario que hemos mostrado en este documento hablan por sí solos de sus habilidades, o falta de ellas, como jefe de Gobierno. Quedará en las conciencias de estos diputados su sentido de justicia y su responsabilidad moral a la hora de determinar darle otro mandato a Díaz-Canel como presidente del país o si deciden votar por otro candidato para el cargo.

En todo caso, como sabemos que este será un ejercicio electoral de nula transparencia y previamente impuesto, lo más apropiado es que los ciudadanos cubanos con derecho a ejercer el voto se queden en sus casas y no salgan a votar el 26 de marzo próximo. Esta será la forma más visible, firme y clara del civismo con el que los cubanos pueden mostrar al mundo su total rechazo al régimen cubano. Un masivo voto de castigo es la forma más patriótica de decirle NO al Gobierno cubano y su régimen de terror y miseria.