Raras veces hay saltos económicos bruscos, por lo general, la economía es un continuo donde los cambios se deben a una progresiva acumulación de tensión en los márgenes del sistema. ¿Hacia dónde nos llevarán en 2023 las tensiones acumuladas en Cuba?
En 2022 la agricultura tocó fondo, los insumos (fertilizantes, piensos, diésel) y la maquinaria (regadíos, arados, tractores) alcanzaron mínimos de disponibilidad, lo que se reflejó en los altos precios a que se venden las viandas, vegetales, frutas o carnes. Los resultados agropecuarios de 2023, a su vez, dependen en gran parte de las preparaciones de tierra y siembras actuales, que se están haciendo con técnicas prácticamente medievales.
Esa improductividad agrícola condiciona que los cubanos dediquen más de la mitad de sus ingresos a alimentación, lo que les deja muy poco dinero para componer una demanda que permita abonar un ecosistema diversificado de pequeñas y medianas empresas privadas.
Así que sin un mercado interno fuerte, pero con una carga fiscal enorme y excesivas limitaciones burocráticas, las MIPYMES terminan 2022 batiéndose en retirada contra una inflación que no amaina, aunque sus índices, debido al efecto base, ya no sean tan llamativos como en 2021.
Pero si por algo recordaremos 2022 es por los apagones, que aparte de torturar a la población, afectaron las cadenas fabriles (las pocas que van quedando) constriñendo la producción industrial y comprometiendo la fabricación de viviendas, ron, medicinas e infinidad de otros bienes que dependen en alguna medida de componente transformados en el país, lo que además, limita la capacidad de exportación y captación de divisas.
Y aunque parece que se estabilizó ya el sistema electroenergético, como el Gobierno ha actuado más por presión política que por racionalidad económica, el costo de oportunidad de mantener encendida la luz con unas patanas turcas enormemente caras, ha degradado la liquidez estatal, con lo que habrá más iluminación, sí, pero solo para que veamos mejor la decadencia de la salud, la alimentación, la educación, la vivienda…
El turismo es la gran esperanza para rescatar esta economía a la deriva, aspirándose a duplicar el número de visitantes recibidos este año. Sin embargo, ¿los que estiman ese arribo masivo de visitantes serán los mismos que hicieron los cálculos para 2022, que tan lejos quedaron de cumplirse?
Siendo el turismo una de las industrias más sensibles a las crisis económicas globales, si finalmente se desata una de estas crisis en 2023, los calculistas turísticos cubanos, en lo único que habrán mejorado, es en su capacidad de equivocarse. ¿O es que las previsiones son solo una manera de justificar la concentración de inversión en ese sector, sin importar si llegan o no visitantes?
Otra apuesta importante es el níquel, pero está llega tarde a la fiesta, pues cuando en 2021-22 los precios internacionales tocaban máximos, la producción nacional estuvo estancada; mientras que para el año 2023 se pronostica que continúe la actual tendencia bajista de las comodities, además de que una parte importante de la producción está ya comprometida para pagar deuda a una empresa extranjera.
Y si de deuda hablamos, nada más gráfico que el reciente tour de Miguel Díaz-Canel rogando le perdonen lo que debe su Gobierno. Es una incógnita hasta donde llegará la paciencia de los socios del castrismo, y hasta qué punto les seguirá siendo atractivo a tiranías como Rusia o China financiar un régimen cada vez más insignificante en la política latinoamericana, donde dictadorzuelos populistas, de izquierda y derecha, se han multiplicado como hongos.
460 millones de dólares son las utilidades, en 2022, de la farmacéutica BioCubaFarma, aun cuando para que produjese sus muy promocionadas vacunas anticovid, prácticamente se paralizó el resto de la economía nacional. Esos millones no pagan, por ejemplo, ni lo que cuestan las patanas generadoras de electricidad, ni lo que cuesta ese hotel que levantan en la calle 23 del Vedado, popularmente conocido como Torre López-Calleja.
Y si de salud y negocios hablamos, en 2022 tampoco pudo reanimarse el comercio de carne de médicos. Exceptuando Venezuela y Qatar, quedan pocas brigadas importantes haciendo caja para el Gobierno.
Si a ese panorama le sumamos un ahondamiento de la inseguridad jurídica gracias al nuevo Código Penal y a las nuevas leyes de expropiación y fiscalía, será difícil ver la avalancha de inversión extranjera que necesita el país para invertir el ciclo de descapitalización en el que el Gobierno lo ha metido. En este sentido, sería vital una recomposición de las relaciones con EEUU, pero contra ello conspira la constante represión a la disidencia política y la sangrante acumulación de presos de conciencia, destierros forzosos y lapidación discursiva de todo lo que se salga del guion del PCC.
Para colmo, de la presentación de la Ley del Presupuesto y de las declaraciones del ministro de Economía sobre lo que harán en 2023 queda claro que el déficit fiscal seguirá siendo monetizado a falta de capacidad de endeudamiento interno o externo, y los "ajustes macroeconómicos" mencionados, descartada la restricción monetaria, suenan a brindis al sol o peor, a mayor desarme de lo que queda de la red social que alguna vez identificó el "socialismo" cubano.
Adetrándonos en el 2023
Adentrándonos en el 2023, no será ese el año donde veamos desaparecer la inflación, los precios continuaran alcistas, a menor ritmo, pero cada vez más insidiosos porque va quedando menos capacidad de compra aparte de la alimentación más básica.
Y el "gran logro" de haber eliminado los apagones en diciembre se mantendrá mientras se paguen las patanas generadoras, pues las reparaciones que han hecho al sistema electroenergético nacional no garantizan su autonomía y estabilidad.
Las importaciones de alimentos —con una agricultura en quiebra— no superaran por mucho, si es que lo hacen, las del 2022, pues los ingresos del país no serán notablemente mayores, y aunque los precios de los alimentos básicos están cayendo en el mercado mundial, el dólar está fuerte y eso afecta el poder de compra cubano.
La deuda externa es una espada de Damocles, por más que se renegocie. Habrá que pagarla finalmente o seguirán apareciendo demandas como las dos que en Londres amenazan por complicarle la vida al castrismo. Y podríamos comenzar a conocer, porque se las embargan, muchas de las propiedades de los jerarcas del PCC, más allá de la patria que tanto dicen defender.
La gran esperanza para 2023, las MIPYMES, se desinfló por el giro que en su política hacia el sector privado acaba de protagonizar el Ejecutivo, cuando menos se esperaba que hiciese algo así, dada la necesidad que tiene el país de que las MIPYMES prosperen y se multipliquen. Sin embargo, en lugar de ayudarlas, el régimen acaba de ponerles un lastre fiscal que hará que muchas mueran antes de nacer.
Mirando al 2023 desde este 2022 que termina, no se vislumbra —lo decimos con honestidad y desconsuelo— luz alguna en la economía cubana. Esta fértil isla tropical ha sido convertida en "el país de las sombras largas", un triste lugar.
No pierdan el tiempo en esperar la caída del castrismo, eso no va a suceder, para eso están los gringos, para salvarlo, lo han venido haciendo por casi 64 años.