Las autoridades cubanas insisten en que su manejo de la pandemia del nuevo coronavirus en la Isla ha sido un rotundo éxito. "Hemos tenido más bloqueo y carencias, pero menos muertes y contagios", dijo sobre el tema Miguel Díaz-Canel ante la Asamblea Nacional del Poder Popular a mediados de diciembre.
"Lo que se ha aplicado en Cuba rompe los paradigmas del neoliberalismo. Aquí se ha triunfado porque el Gobierno y el Estado, con el Partido Comunista de Cuba al frente, han logrado integrar ese sistema para vencer la pandemia", dijo el gobernante, quien hizo la declaración mientras la tercera ola del virus sigue en alza.
Cuba pasa los 11.000 casos tras 43 semanas de pandemia. El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reconoce oficialmente 141 fallecidos.
Sin embargo, un país de la región como Uruguay, con más de 13.000 casos, solo tiene 119 muertes, mientras que Surinam, con una cifra superior a los 5.600 casos, suma apenas 118 decesos. Ambos, países donde impera el neoliberalismo que La Habana cuestiona.
Pero, ¿es realmente ejemplar la respuesta oficial cubana a la pandemia global?
El coronavirus llegó en avión para quedarse
A finales de marzo, y después de desplegar una campaña promocional ofreciendo a Cuba como destino turístico seguro en tiempos de pandemia, que fue duramente criticada por los cubanos, las autoridades anunciaron el cierre de las fronteras y la suspensión del llamado a los veraneantes extranjeros.
En esa fecha sumaban 21 los contagios, después que un grupo de turistas italianos que hicieron un recorrido por varios destinos de la Isla dieran positivo al nuevo coronavirus. No obstante, el Gobierno señaló entonces que ello no era razón suficiente para cerrar escuelas y decretar fuertes cuarentenas, si bien tomó esas medidas poco después.
Tras perder el acceso a las divisas frescas del turismo, La Habana se dedicó a sacar partido de la crisis sanitaria en el mundo exportando miles de médicos en brigadas "solidarias" enviadas a decenas de países, y también a la promoción de medicamentos como el interferón, presuntamente efectivos en el tratamiento de la enfermedad.
La escasez de productos de primera necesidad ya galopante en la Isla antes del arribo del virus se agravó con la nueva situación, y con ello las aglomeraciones en los mercados, a lo que respondieron las autoridades con medidas represivas más duras, multas y procesos penales contra "coleros" y "revendedores", así como con una fuerte campaña de criminalización de los vendedores privados, a quienes la prensa oficial y el Gobierno culparon del desabastecimiento.
Pero a la altura de mayo, ninguna de esas decisiones habían conseguido acabar con el virus. Para entonces, a pesar de los regaños de las autoridades a la población, a la que acusaron con insistencia de ser irresponsable e indisciplinada por no cumplir el aislamiento social, los mayores brotes habían ocurrido en instituciones asistenciales estatales, sobre todo hospitales y centros de acogida de personas vulnerables.
Entre los brotes más significativos estuvo el contagio masivo que se produjo en el Hospital Provincial Comandante Faustino Pérez de Matanzas, parte de cuyos sanitarios aseguraron que no contaban con los medios de protección necesarios.
El mayor brote de la primera ola se produjo a fines de abril en el Centro Provincial de Atención Social del Cotorro, un albergue para personas indigentes en La Habana, y provocó alrededor de 80 contagios reconocidos oficialmente, la mayoría de ellos personas mayores de 60 años, así como tres fallecidos.
Por detrás de ese se ubica el que ocurriera también en abril en el Hogar de Ancianos Número 3 de Santa Clara, donde resultaron contagiadas más de 50 personas. Dos abuelos de ese grupo fallecieron, según el MINSAP.
Finalmente, las quejas sobre las condiciones de los centros de aislamiento donde las autoridades encerraron obligatoriamente a miles de casos sospechosos de contagio llovieron en las redes sociales. El hacinamiento, la falta de higiene y la mala alimentación provocó que muchas personas sanas se contagiaran allí, a juzgar por esas denuncias.
A pesar de ello, las autoridades descargaron la responsabilidad de los brotes en "personas irresponsables", y en algunos casos se llegó a sancionar a médicos y a directivos de las instalaciones de salud donde hubo contagios.
Casos fantasmas y cifras ocultas
Cuando en el verano estalló la segunda oleada del virus, lo que obligó a aplicar una dura cuarentena en La Habana durante septiembre, en la que se aumentó el monto de las multas aplicadas a los infractores, se hizo evidente la poca transparencia de la información oficial sobre la pandemia.
Después que a partir de octubre se disparara el arribo a Cayo Coco de cientos de turistas procedentes de Rusia, uno de los países con mayor cantidad de contagios del mundo, decenas de veraneantes de ese país comenzaron a aparecer en los partes del MINSAP. Sin embargo, aparecían como "residentes en el municipio Morón", en Ciego de Ávila, dato que provocó la reacción entre incrédula y crispada de los cubanos.
Asimismo, un brote en la Escuela Interarmas Antonio Maceo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) se "esfumó" de los reportes oficiales tras confirmarse allí menos de dos decenas de enfermos, a pesar de que los primeros casos aparecieron en los partes con 187 contactos y fuentes independientes reportaron que el brote se había extendido a poblados aledaños a Caimito, sede de la academia militar.
En Ciego de Ávila, la prisión de Canaleta experimentó un brote que dio lugar a más de 200 casos reconocidos oficialmente y que se extendió durante más de dos meses. No obstante, la información oficial sobre ese evento de transmisión, que podría calificar como el mayor de la pandemia en Cuba, se dio a conocer de forma escueta solo a través de la prensa local.
Los medios oficiales han demostrado su poca voluntad para hacer preguntas y reportar con seriedad cuando, por ejemplo, un brote se extendió entre los constructores de hoteles y obras turísticas de Varadero, y se extendió por varios campamentos. Este fue aparentemente contenido poco antes de que las autoridades reabrieran el mayor balneario cubano al turismo internacional.
Tampoco ha habido reportes constantes y creíbles sobre el estado de salud de los médicos cubanos exportados a países con situaciones sanitarias más complejas que la de la Isla, como Venezuela.
El MINSAP reportó casos de la enfermedad de cubanos provenientes de Venezuela hasta inicios de agosto, pero a partir de esa fecha, cuando sumaban decenas los nacionales contagiados con origen en esa nación sudamericana, las autoridades sanitarias dejaron de detallar el país de procedencia de los cubanos que enfermaban en el extranjero. A partir de ese momento se adoptó la nomenclatura "pacientes importados" o "con fuente de contagio en el extranjero".
Pero la táctica de desinformar y mentir llega incluso a las más altas esferas. En mayo, Díaz-Canel afirmó durante una conferencia internacional que la ciencia y la medicina cubanas habían salvado al 80% de los pacientes críticos y graves contagiados por el virus Sars-CoV-2 en la Isla, algo que todavía él y muchos de los funcionarios de la Isla repiten.
Sin embargo, a la altura de junio las cifras oficiales mostraron que habían fallecido entre el 26 y el 63% por ciento de los ingresados en cuidados intensivos. Y en octubre, con algo más de 5.300 casos positivos y 123 fallecidos, el país tenia una tasa de letalidad del 2%, muy similar a la de países vecinos como Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico, Paraguay, Uruguay y Jamaica.
No obstante, todavía hoy el Gobierno apela al triunfalismo, a pesar de que en menos de dos meses la cifra de casos positivos se ha duplicado.
Por ello, Bruno Rodríguez elige modificar los énfasis del discurso oficial cuando afirma que Cuba "no registra muertes de embarazadas, niños o personal sanitario, se ensayan cuatro candidatos vacunales y se dispone de 17 laboratorios de biología molecular. La gestión de Gobierno en Cuba tiene como prioridad al ser humano", tuiteó el canciller el 22 de diciembre.
Y PARA CUÁNDO SERÁN VACUNADOS LOS CUBANOS? SEREMOS LOS ÚLTIMOS EN LATINOAMÉRICA EN RECIBIRLA?
Si en algo el gobierno es eficiente es en fabricar "éxitos" y "logros".
Son mentirosos por naturaleza. Torpes hasta para tapar la realidad de los daños poblacionales hechos por el Covid19. Incapaces de satisfacer las necesidades BÁSICAS de higiene y aseo de su población. Les escasea el dólar para atender las necesidades de su pueblo PORQUE SE LO HAN ROBADO Y DEPOSITADO en sus cuentas en el extranjero O MALGASTADO EN LUJOS PERSONALES O FAMILIARES de la cúpula MAFIOSA que maltrata, humilla y explota a su propio pueblo. ¡¿Hasta cuándo...?!