Tras uno de los peores años que recuerde la economía cubana, marcado por el fracaso de las reformas económicas implantadas por el Gobierno desde el 1 de enero de 2021, DIARIO DE CUBA conversó con tres especialistas sobre lo que podría venir en 2022.
Junto con el fiasco de la llamada Tarea Ordenamiento la sociedad cubana sufrió una grave escasez de alimentos durante 2021, apagones, y una crisis sanitaria marcada por la expansión del Covid-19 y la falta de medicamentos y el colapso hospitalario.
El pasado año, las autoridades pronosticaron un crecimiento del PIB en alrededor de un 6%, lo que de por sí no representaría el final de la crisis debido a la estrepitosa caída del 2020, no obstante, ni siquiera esos números fueron posibles y el PIB terminó por aumentar solamente en 2%.
Sobre el nuevo pronóstico del Gobierno de la Isla, que estima en un 4% el aumento del PIB en 2022, el economista cubano Mauricio de Miranda, profesor de la Universidad Javeriana de Cali, dijo a DIARIO DE CUBA que esa cifra no es tan significativa tras la caída anterior, de un 11%.
Aunque afirmó no tener elementos para saber si es posible que se consiga el objetivo gubernamental, señaló algunos elementos que lo hacen dudoso.
El turismo, por ejemplo, "apenas está restableciéndose y el aparato productivo nacional sigue cuasi paralizado", dijo De Miranda. "La agricultura ha tenido una sistemática contracción durante los tres trimestres, al igual que la industria. El sector del comercio, hoteles y restaurantes también muestra unos resultados negativos en el primero y tercer trimestre".
"Sin hacer un pronóstico técnicamente fundamentado, diría que es muy difícil lograr un 4% de crecimiento anual. Por otra parte, ese crecimiento, si se produjera, no es suficiente para salir de la crisis, pues no es coyuntural sino estructural", agregó.
En opinión del economista Elías Amor, presidente de la Unión Liberal Cubana, "la previsión del 4% de crecimiento del PIB es inalcanzable en las condiciones actuales, porque el modelo social comunista está agotado y exige cambios estructurales que el régimen no está dispuesto a abordar".
"Todos los documentos en que se basa la estrategia económica están obsoletos, no reflejan los cambios acaecidos en la economía mundial en los últimos años y, sobre todo, después de la pandemia. El principal problema del régimen es que no sabe hacer depender a la economía cubana de sus motores internos y sigue dependiendo de financiación internacional a la que Cuba no tiene acceso por no honrar sus compromisos de deuda", agregó.
Para la analista Rafaela Cruz, entretanto, "pronosticar un 4% de crecimiento del PIB para el próximo año es una cobardía", pues "teniendo en cuenta que 2021 fue el año en que América Latina recuperó casi todo lo perdido en 2020, se podría esperar, atendiendo a la altísima dependencia de la economía cubana del turismo internacional, que el 2022 fuese el año de la recuperación cubana, es decir, que creciera al menos un 10%".
Otro de los temas abordados por los economistas fue el de la inflación, fenómeno que ha afectado notablemente el poder adquisitivo de los cubanos durante el presente año. En opinión de Amor, para revertir esta situación las autoridades deben aplicar políticas antiinflacionistas, lo cual exige "que el Banco Central de Cuba adopte una actitud independiente y autónoma del Gobierno".
"Hay que controlar el efectivo en circulación, para lo cual se tiene que reducir el déficit público para que no se tenga que crear dinero vía bonos soberanos, y, sobre todo, se tiene que propiciar el aumento de la oferta productiva y las transacciones económicas, liberando a los actores económicos, estatales y no estatales, de las trabas que les impiden funcionar", afirmó.
Rafaela Cruz, por su parte, dijo que "un problema grave con la inflación sostenida en el tiempo es que es incorregible si no cambian las condiciones que la alimentan. Objetivamente, la inflación la creó la emisión monetaria, pero la alimenta el déficit fiscal, son dos fenómenos distintos, el primero ya dejó de influir, pero el segundo está muy vivo".
También mencionó que "un efecto muy pernicioso de la inflación sostenida y alta como la cubana es que comienza a ser parte del cálculo de los consumidores y empresarios, entra dentro en la psicología de las personas como expectativa, y entonces se crea una situación de huida hacia delante, en la que cada agente económico trata de adelantarse a la inflación que creen vendrá".
A juicio de Cruz, "lo más sensato sería aceptar como un hecho el nivel de precios actual y reducir lo que objetivamente alimenta la inflación, el déficit fiscal", para lo cual "el Gobierno tendría que estar listo para dejar quebrar sus empresas y que sean sustituidas por otros generadores de valor, además de un empeoramiento de los servicios básicos que presta el Estado".
El criterio de Mauricio de Miranda es que "la única opción posible radica en crear las condiciones para el incremento de la producción, es decir, de la oferta de bienes".
El especialista argumentó que "cuando hay escasez es imposible que los precios bajen y mucho menos cuando el Estado le dio a la máquina de imprimir dinero sin respaldo. El efecto de ese tipo de medidas es inflacionario. Sin embargo, el Gobierno sigue interesado en hacer reformas a medias y mal hechas".
“Es necesario eliminar las inmensas restricciones que aún subsisten al emprendimiento, es necesario eliminar los 'peajes' que se les impone a los empresarios privados y cooperativos que hacen que su producción no resulte competitiva. Lo más importante en estos momentos es incrementar la producción", añadió.
Ante la pregunta de si sería posible que las autoridades pudieran modificar las medidas económicas de la Tarea Ordenamiento para hacerlas eficaces, Rafaela Cruz dijo que aún "hay margen para seguir, como ellos dicen, liberando las fuerzas productivas", lo que "significa adaptar cada vez más mecanismos económicos capitalistas dentro del esquema castrista, ir a mecanismos de control más financieros y menos administrativos, darle más autonomía a las empresas estatales, liberar un poco el comercio y la inversión internacional o desregular aún más el comercio interior".
De cualquier modo, consideró que "nada de eso será el revulsivo productivo que el país necesita y que se quiso lograr mediante el shock monetario de la Tarea Ordenamiento. Otra cosa sería que se salieran de su zona de confort e hicieran verdaderas transformaciones, liberalizando la economía al estilo chino, algo a lo que se han negado porque saben que ese sería el principio del fin del castrismo".
En opinión de Mauricio de Miranda la Tarea Ordenamiento "fue algo mal diseñado, adoptado a destiempo y mal planteado". Además, "hacerlo en medio de la peor crisis del país en los últimos 30 años ha sido un error, al igual que adoptar un tipo de cambio fijo sobrevalorado".
"Sinceramente, creo que el país necesita algo parecido a un Plan Marshall. No veo que sea posible en el corto o mediano plazo mejorar las condiciones de la economía, incluso haciendo todas las reformas necesarias, porque la magnitud de las inversiones que se requieren es inmensa y el Estado carece de la capacidad de hacerlas y el sector privado nacional no tiene la capacidad de ahorro suficiente", añadió.
En su opinión, la situación actual deja a la Isla "en manos de la inversión extranjera directa, que no tiene incentivos suficientes para invertir en Cuba porque el país no es un mercado interno atractivo debido a su escasa capacidad adquisitiva; o de la inversión de la comunidad cubana en el exterior, la cual necesita mucho más que un llamado del Gobierno. Esto lleva a la necesidad de profundas reformas institucionales que conduzcan al reconocimiento de los derechos políticos de la comunidad de cubanos residentes en el exterior y a garantías jurídicas claras para sus inversiones, que hasta ahora no son visibles".
Elías Amor fue tajante al considerar que "la Tarea Ordenamiento nunca debió aplicarse", pues en su criterio esta fue implementada "en el peor momento".
"Ya lo dije en su momento, que iba a ser un rotundo fracaso, porque antes de su lanzamiento el régimen tendría que haber impulsado medidas concretas como regular el mercado, liberalizar precios, ajustar salarios a la productividad, calcular el tipo de cambio de equilibrio con análisis fundamental, reducir los subsidios a las empresas y bajar los impuestos al mismo tiempo, con lo que podría conseguir los objetivos planteados", agregó.
"El problema es que ahora no saben dónde están y, por la misma razón, no saben qué hacer para salir del círculo vicioso que han creado", finalizó.
De quién consiste la idea estupida que los cubanos quienes viven en extranjero lleven volver su dinero a de donde huyeron?
Sale de donde mismo salio la griteria hysterica "PAREDON PAREDON!"
Esto es como analizar una casa de locos
No me hace leerlo, ira a donde siempre fue, a la mas produnda miseria en el alban~al socialista, y seguiran los decendientes y asociados de una Famiglia de Chulos trepados ensima de la manada ovejuna de la cual aquellos con un poco de IQ escaparan para seguir manteniendo a los Chulos y Cia. con remesas, ya ven no hace falta escribir 3000 palabras ni ser babalao para estas predictions economicas....
La economía cubana necesita urgentemente inversión extranjera, no limosnas. Sin inversión externa es imposible hacer nada de bueno. El deterioro de toda la infraestructura productiva es tan grande que sin una actuación financiera importante sería muy difícil que la liberalización de la iniciativa privada pudiera funcionar a no ser a un nivel primitivo especialmente la agricultura, de la industria mejor no hablar. La única posibilidad que le queda al régimen es una financiación e inversión procedente de China, a cambio de crear un férreo monopolio, una férrea dependencia, pero por lo que se ve la cleptocracia no es capaz de dar este paso y los chinos quieren inversiones seguras, no son idiotas como los rusos soviéticos. No veo que la cleptocracia sea capaz de pasar este año sin ayuda externa, su hundimiento económico es practicamente seguro, si bien puede seguir aguantando de malas maneras gracias a las remesas y con una gran emigración que a su vez envie remesas.