El 2024 fue un año de intensa labor para el activismo en Cuba, marcado por retos profundos y una resistencia que ha sido capaz de adaptarse a las peores circunstancias para sobrevivir. Las voces de varios activistas ofrecen un retrato integral de este periodo y una visión para el futuro más inmediato.
El opositor Manuel Cuesta Morúa describe el pasado 2024 como un año de consolidación del contrapoder narrativo frente al discurso oficial del Gobierno cubano. Destaca cómo la sociedad civil ha logrado subsistir y articular propuestas pese a una represión intensa y omnipresente. Según él, el activismo ciudadano no organizado ha desempeñado un papel crucial al conectarse con actores dentro y fuera de la Isla, generando información contrastable en tiempo real. Para este 2025, Cuesta Morúa anticipa una mayor madurez en esta tendencia.
"¿Qué creo se necesita? Mayor articulación política entre las alternativas, cualesquiera sean, y los ciudadanos, y el paso de una ciudadanía débil —la que solo protesta por lo básico— a una ciudadanía fuerte —la que protesta, propone y diseña su vida a partir de la conciencia de sus derechos—. Un proceso que creo puede acelerarse en el 2025", aseguró Cuesta Moría en declaraciones a DIARIO DE CUBA.
La activista y académica Alina Bárbara López Hernández destaca que los últimos años han estado marcados por un auge significativo del disenso en Cuba, impulsado en gran parte por la llegada de internet, que ha democratizado el acceso a la información y amplificado las voces ciudadanas. Según López Hernández, este fenómeno no siempre se identifica como activismo organizado, ya que muchos ciudadanos expresan su descontento desde posturas no necesariamente vinculadas a ideologías o movimientos políticos específicos. Sin embargo, enfatiza que esta "respuesta ciudadana a la realidad cubana" abarca tanto a activistas con posiciones organizadas y directas como a ciudadanos que realizan cuestionamientos políticos desde su cotidianidad.
En cuanto al contexto actual, López Hernández señala que la profunda crisis económica, política y social en Cuba ha alimentado esta ola de disenso, describiéndola como un "drama social extraordinario". Además, advierte que los discursos recientes del Gobierno reflejan "un nivel de desconcierto" y falta de soluciones claras, lo que sugiere que la represión continuará en respuesta al creciente activismo.
Según su análisis, el disenso se divide principalmente en dos vertientes: una más explícitamente política, enfocada en cuestionar el sistema unipartidista, y otra orientada a la denuncia de problemáticas sociales, como la pobreza extrema, el abandono de los ancianos, los niños trabajando, las personas comiendo de la basura, o "las madres solas sin poder mantener a su familia". Bárbara concluye que el año 2025 también estará marcado por "un gran auge [del disenso] y una gran represión".
Jenny Pantoja Torres, antropóloga y activista que se ha sumado en varias ocasiones a la protesta de López Hernández los días 18, destaca el crecimiento del activismo en Cuba, señalando que cada vez más personas se incorporan a este, especialmente familiares de presos políticos que han perdido el miedo y ahora abogan no solo por sus casos, sino por derechos colectivos. Resalta avances en organización, conocimientos jurídicos y herramientas de seguridad digital, lo que ha permitido a los activistas enfrentar con mayor eficacia a los cuerpos represivos. También menciona iniciativas como "Cuba en Familia", que han fortalecido la red activista y fomentado la participación en eventos online.
Sin embargo, Pantoja Torres advierte que a pesar de estos avances, el activismo enfrenta retos significativos para lograr una transformación política y social contundente. La falta de unidad histórica entre los cubanos sigue siendo, según ella, un obstáculo fundamental. Aunque valora el progreso y los pasos dados, subraya la necesidad de centrarse en lo esencial, sumar más personas y continuar perdiendo el miedo para que el activismo alcance un impacto transformador.
El rapero Osvaldo Navarro resalta como el deterioro social y económico, reflejado en una inflación rampante y la gestión deficiente de fenómenos climáticos, ha impulsado un aumento de las protestas en sectores vulnerables. A pesar de la baja confianza en el Gobierno, documentada por encuestas recientes, destaca el papel de iniciativas comunitarias y artísticas que han fortalecido el activismo local. Navarro aboga por consolidar relaciones entre diferentes plataformas sociales para 2025, haciendo frente a la polarización y el éxodo forzado de ciudadanos.
Por su parte, el periodista de DIARIO DE CUBA Boris González Arenas analiza cómo la salida masiva de activistas fuera del país ha cambiado la dinámica del activismo cubano. Destaca el papel del exilio en crear una conciencia más radical contra la dictadura y en fortalecer las denuncias internacionales. Señala también que el Gobierno ha intensificado su represión debido a la resistencia de los presos políticos y la presión del activismo fuera de la Isla. Para el futuro espera mayores esfuerzos por declarar al Gobierno cubano como organización criminal en instancias internacionales.
La activista Marthadela Tamayo, que este mes recibió de los gobiernos de Alemania y Francia el Premio de Derechos Humanos y Estado de Derecho de 2024, opina desde su experiencia en el Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR). En declaraciones a este diario enfatiza los obstáculos materiales y sociales que enfrentan los activistas dentro de Cuba. Sin embargo, destaca avances en la observación de derechos electorales y en la promoción de mecanismos de control ciudadano sobre la gestión pública. Tamayo apuesta por continuar el trabajo en derechos electorales, raciales y de género en 2025, fortaleciendo alianzas con otros grupos locales.
Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, denuncia el recrudecimiento de la represión contra activistas y ciudadanos en 2024. Subraya la falta de voluntad del gobierno para resolver los problemas económicos y sociales del país, dejando a la población a su suerte. "Los problemas de Cuba son porque el régimen cubano no quiere ni pretende resolver ni aliviar las problemáticas que hay", agregó.
Soler prevé un empeoramiento de las condiciones sociales y políticas en este 2025, pero reafirma su compromiso con la lucha pacífica por la libertad de los presos políticos y los derechos humanos.
El activismo en Cuba evolucionó significativamente en 2024, adaptándose a restricciones gubernamentales y utilizando plataformas digitales para organizarse y movilizar a la ciudadanía, pese a las limitaciones de acceso a internet. No obstante, enfrenta riesgos como detenciones arbitrarias, vigilancia, campañas de desprestigio y severas penas legales. Aun así, distintos movimientos han ganado visibilidad y persistido en su lucha por derechos fundamentales, mientras la comunidad internacional insta al Gobierno cubano a respetar los derechos humanos y atender las demandas de su sociedad civil.
Es un bochorno que la intelectualidad cubana haya dejado a esta mujer a su suerte. La cobardía y colaboracionismo de los artistas y escritores en esa isla es peor que su miseria humana.