¿Hay algo en Guantánamo que condicione especialmente la ocurrencia de protestas?

En las calles del municipio Caimanera de la provincia de Guantánamo decenas de personas protestaron en la noche del 6 de mayo pasado. Exigían libertad y llegaron a concentrarse frente a la sede del Gobierno Municipal y del Partido Comunista. En Caimanera se escucharon las consignas de "¡Viva Cuba libre!", "Patria y vida" y "¡Vivan los derechos humanos!". Algunos de esos gritos se repitieron en la reciente protesta del municipio Maisí, cuando un grupo de madres protestaron por la falta alimentos y agua.

Teniendo estos hechos como escenario a la provincia de Guantánamo, ¿hay algo allí que condicione especialmente su ocurrencia? Y digo especialmente porque desde las históricas protestas del 11 de julio de 2021, la mayoría de las manifestaciones populares ocurridas en Cuba comparten como causa común la precariedad social en la que están sumidos sus protagonistas. La falta de electricidad, los problemas con el abasto de agua, la crisis alimentaria o la escasez de medicamentos han provocado que decenas personas salgan a las calles en provincias como La Habana, Camagüey o Matanzas.

En el caso de Guantánamo se potencian todas las causas de las protestas. El régimen cubano suele reconocer a ese territorio como el más atrasado del país. Durante un recorrido hecho por Guantánamo a mediados de este mes, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, dijo que la visita obedecía "al propósito del Gobierno de ofrecer atención priorizada a la provincia de Guantánamo, dadas sus peculiaridades y complejidades".

Siendo un territorio eminentemente agrícola, Guantánamo cuenta con los acumulados de precipitaciones más bajos de toda la Isla. Ello no justifica los múltiples problemas que presenta la agricultura local, según se reconoció en medios oficiales a finales de junio durante una anterior visita gubernamental encabezada por Miguel Díaz-Canel. "Existen fallas en el sistema de control y uso de las tierras en Guantánamo y aún no se aprovechan al máximo las plantas productoras de bioproductos y centros de vitroplantas para aumentar ganancias", reportó en ese momento la emisora Radio Guantánamo, medio que también mencionó "el impago a los productores (por parte de entidades estatales), y el tema del hurto y sacrificio de ganado".

Otro de los graves problemas reconocidos en la visita que encabezó Miguel Díaz-Canel en junio fue el acceso al agua. "Urge revisar con prioridad el tema del abasto de agua en Maisí, donde hay miles de pobladores afectados por la sequía y se requiere mejorar la infraestructura hidráulica obsoleta. Se deben ejecutar las inversiones en los lugares más vulnerables como Manuel Tames, y se apremia el avance del trasvase Norte-Sur", incluía el reporte de Radio Guantánamo.

Ahí están las dos claves que desataron la protesta de Maisí: la escasez de agua y de alimentos. Las mujeres colocaron tanques plásticos en la carretera para exigir el acceso al agua. Dijeron que no tenían comida para darle a sus hijos y que por eso no podían mandarlos a la escuela. También gritaban "¡Patria y vida!". Consideraron "un abuso social" lo que sufrían.

La imagen que acompaña a esta nota es de una de las manifestantes de Maisí. Lloraba y golpeaba el asfalto con sus manos. Rodeada de niños gritó: "¿Hasta cuándo? En otro lugar sí hacen caso y aquí no porque nadie se tira para la calle, pero ya yo no aguanto más cojones, con cinco muchachos. Solo Dios sabe lo que yo paso, esto no lo ve nadie".

La extrema precariedad que enfrentan esos manifestantes abunda en Guantánamo. DIARIO DE CUBA la ha expuesto durante los últimos meses. A propósito de la nueva etapa de la crisis energética bautizada por el régimen como contingencia, un reportaje realizado por esta redacción mostró cómo vivía la baracoesa de 73 años Idania de la Cruz: "Ahora mismo hay que estar corriendo y cocinando antes de que se lleven la corriente. Si no te apuras, no puedes mandar los muchachos a la escuela, no puedes comer algo al mediodía. Cuando no hay corriente cocino en el patio con carbón, si tengo carbón".

A principios de octubre, DIARIO DE CUBA también expuso la situación de varios ancianos del municipio Baracoa. Estos pasan sus años de jubilación en viviendas con pésimas condiciones y prácticamente sin asistencia social.

Y es que en Guantánamo las políticas del régimen generan consecuencias terribles. A principios de agosto, en plena bancarización, DIARIO DE CUBA comprobó que miles de guantanameros de entidades estatales no podían acceder a sus salarios de julio por la falta de efectivo en los bancos. En ese contexto, muchos tenían que endeudarse para poder vivir.

El 58,8% de un grupo de cubanos encuestados por Cubadata señaló a las cuestiones sociales y económicas como las que más los motivan a manifestar públicamente su descontento. El 67,6% de los más de 1.000 cubanos consultados tiene claro que la gente puede hacer algo para cambiar la situación en la Isla, y en opinión del 43,9% de los encuestados, las protestas "sí pueden cambiar muchas cosas".

Si tenemos en cuenta que no se avizoran mejoras en las diferentes crisis que afectan a la sociedad cubana, provincias como Guantánamo podrían acoger más protestas en los próximos meses.