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Opinión

Miles de 'mulas' de Cuba invaden Venezuela: ¿qué buscan y quién paga?

Ser 'mula' ha devenido un negocio beneficioso no solo para el viajante en cuestión y los consumidores en Cuba, sino también para las cupulas castrista y chavista.

Miami
Cubanos arribando a Isla Margarita, Venezuela, 2022.
Cubanos arribando a Isla Margarita, Venezuela, 2022. Twitter/ CiudadMCY

En Cuba una mula ya no es únicamente la hibridación de una yegua con un burro, o de un caballo con una burra. Ahora también lo es un comerciante furtivo, individual y por la libre, que viaja al extranjero para luego regresar a la Isla con alimentos y mercancías que la economía castrista es incapaz de producir.

Para diferenciar ambos tipos de mulas se me ha ocurrido escribir entre comillas la de carácter comercial, y no entrecomillar la equina. Y para empezar, va una pregunta: ¿Necesitan hoy los ciudadanos de Argentina, Uruguay, o Costa Rica, que miles de "mulas" saquen del país y gasten en el extranjero millones de dólares para poder alimentarse un poquito mejor, vestirse, obtener sus medicinas clave, teléfonos móviles, computadoras, etc?

De esas naciones que en 1958 integraban junto con Cuba la vanguardia de América Latina, con el mayor nivel de vida regional según la ONU, es Cuba la única que 65 años después necesita de "mulas".

Daniel Ortega, para explicar la avalancha abrumadora de cubanos que estaban volando a Nicaragua para luego jugarse la vida en su recorrido hasta EEUU, aseguraba en serio, no en broma: "Es que vienen a conocer los volcanes de Nicaragua".

Eso es exactamente lo que dice el régimen venezolano para explicar la avalancha de cubanos que está viajando ahora a ese país: "Vienen a conocer las bellezas naturales, las manifestaciones culturales y la auténtica gastronomía de la isla de Margarita".

Así lo afirmó sin sonrojarse, hace unos días, la viceministra de Turismo de Venezuela, Leticia Gómez, al informar que a Isla Margarita han arribado casi 5.000 cubanos desde marzo de 2022. En su abrumadora mayoría son "mulas" que gastan como promedio unos 5.000 dólares per cápita en solo cuatro o cinco días, según reconoció el jefe de Leticia, Alí Padrón, ministro chavista de Turismo.

O sea, el argumento de la dictadura madurista es tan ridículo (e idiota) como el de su aliada de Nicaragua. En fin, lo cierto es que se ha disparado el "turismo" cubano en Venezuela. El Gobierno de Caracas solo les pide a los cubanos que compren una tarjeta de turismo venezolano que cuesta solo 30 euros en efectivo, con vigencia de 30 días.

El costo de la tarjeta, que en la práctica equivale a una visa, no está incluido en el precio de los paquetes, que por tres noches cuestan 775 dólares, y 870 dólares una semana, y que incluyen el boleto de ida y vuelta en avión, el alojamiento, el traslado a los hoteles y a un centro comercial para compras, así como "un plan alimenticio" con "desayuno y cena". Todo a pedir de boca y barato.

Los paquetes de viaje son comercializados por la agencia estatal cubana Cubatur, mientras que la aerolínea venezolana Estelar se encarga del traslado. También se abrió otro destino turístico en Las Piedras, zona franca de Paraguaná, en el estado de Falcón, que es operado por la aerolínea estatal chavista Conviasa.

Un gran negocio para las dos dictaduras

Según la viceministra venezolana Leticia Gómez, el 3 de febrero pasado arribaron al Aeropuerto Santiago Mariño de Isla Margarita 48 nuevos visitantes cubanos, que sumaron 4.834 isleños en los últimos 11 meses.

La explicación de todo esto es simple. La escasez de bienes de consumo se ha agravado demasiado en Cuba, y como es tan fácil viajar a Isla Margarita, ser "mula" ha devenido un negocio beneficioso no solo para el viajante en cuestión y los consumidores cubanos, sino también para la cúpula castrista, y  para la de Caracas.

Según el Ministerio de Turismo venezolano si cada cubano gasta entre 3.000 y 5.000 dólares, los negocios y mercados de esa zona de Venezuela obtienen hasta 20 millones de dólares al año, una gran cantidad de billetes verdes que mayormente fueron enviados a Cuba por emigrados cubanos como ayuda humanitaria a sus familiares en la Isla.

Y Nicolás Maduro está dando pasos para aumentar el número de "turistas" cubanos a unos 6.000 anuales, que podrían dejar en suelo venezolano más de 30 millones de dólares al año.

Ambas autocracias bendicen la "Operación Muleros". Por eso previamente el régimen de Castro I suprimió el pago de aranceles en las aduanas cubanas de prácticamente todo lo que puede cargar una "mula" en un avión, como alimentos, medicamentos, productos de aseo, celulares, computadores, tabletas, neumáticos y llantas y equipos electrodomésticos no muy grandes para que sean aceptados en el avión.

Hoy ni con divisas la gente en Cuba puede adquirir esos productos, ni medicinas imprescindibles, pues las shopping están desabastecidas. Son las "mulas" la que abastecen al mercado negro, único que funciona en la Isla. Aunque, por muchas "mulas" que haya, su oferta informal de mercancías al regresar a la Isla está muy lejos de cubrir siquiera el 30% de la demanda nacional, de cualquier cosa que vendan.

El negocio "mulero" descapitaliza aún más a Cuba

Y ojo, la otra cara de la moneda aquí es que el negocio de las "mulas" descapitaliza más la ya descapitalizada economía cubana. Genera fuga de capitales, porque salen de Cuba millones de dólares que podrían invertirse en el país.

Claro, no pueden ser invertidos en la Isla por la negativa criminal de Raúl "El Cruel" de restaurar la libre empresa y liberar las fuerzas productivas de la nación para producir de todo en la Isla, y en grande, y que no haya que importarlo, ya sea a través de  "mulas" o de los monopolios de GAESA. O sea, la negativa a invertir capital no solo para para abrir tiendecitas, paladares, o precarios talleres de producción artesanal que ya pululaban en tiempos de Carlomagno.

Lo cierto es que con las "mulas" se van divisas de Cuba. Lo razonable sería que esos dólares fuesen invertidos para crear riquezas y ganancias comerciales en suelo cubano,  no allende los mares.

Algo que choca mucho es que con este "turismo" cubano en Venezuela se benefician dos tiranías implacables. El castrismo libera presión política al aumentar la entrada de productos que impiden la hambruna y el colapso de la economía. Y el madurismo capta divisas.

Además, a Isla Margarita no solo van furtivos comerciantes privados y cuentapropistas cubanos y gente sencilla y honesta para comprar suministros, sino hijos de papá, amiguetes y testaferros corruptos de los mafiosos millonarios que usurpan el poder en Cuba. Ellos son dueños de pequeños negocios en la Isla y en el extranjero. Viajan a comprar suministros y también a hacer inversiones en boyantes negocios privados suyos lo mismo en Panamá, Guyana, Nicaragua, México, Ecuador, Chile, que en Rusia y otras naciones del Este europeo.

Involuntariamente, la diáspora financia también al dictador Maduro

Como vimos, es la emigración cubana la que de una u otra forma financia todo eso, con dinero que obtienen trabajando duro en el "imperio", luego de haber sido prácticamente expulsados de Cuba, o compulsados a hacerlo a golpes de comunismo. Son ellos los que aportan mayormente el dinero que las "mulas" gastan fuera de Cuba.

Y no estoy en contra de las "mulas", ni mucho menos, pues sé que en las actuales circunstancias son necesarias. Y también que la mayoría de ellas no son comerciantes como tales, sino personas que solo reciben un salario, o una comisión de quienes ponen el dinero para realizar el viaje y las compras. Pero como dice una frase española arraigada en Cuba: "las cosas claras y el chocolate espeso".

Sobresale aquí una colosal ironía. Resulta que hoy la emigración cubana, de carambola, "sin comerla ni beberla", está financiando involuntariamente también a la tiranía de Nicolás Maduro y sus secuaces. ¡Le zumba el mango!

Finalmente, la conclusión aquí es aún más paradójica, insensible o descorazonadora. Tanto que es mejor expresarla gráficamente con una metáfora: la "mula" es una aspirina, alivia el dolor, pero no cura la enfermedad.

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4 comentarios

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¿Quién paga? Nosotros aquí en los Estados Unidos.

Buscan lo que no hay en Cuba y pagan los de Miami!

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El gran perdedor ha sido Panamá, que dejó de percibir más de 100 millones de dólares al año por las compras que realizaban estos inquietos comerciantes en la zona libre de Colón.

Buen artículo el del compatriota ,más considero que el capitulo de "las mulas" dará mucho aun por escribir, por que refleja entre otras cosas , la pérdida de valores ético-morales de esta gente oportunista hasta la médula , aunque es cierto que si escogieron ese camino, los más avispados y ambiciosos es por culpa claramente de la mortal tiranía que se ha cernido en nuestra isla desde ha más de 64 años y que entre tantos males que deja a su paso entre la población cubana , esto de las "mulas" es otra más. El desguarnecido y huérfano pueblo cubano , no le ha quedado más remedio para en algo paliar sus más perentorias necesidades que caer en mano de otros cubanos , en este caso "las mulas". Esperemos que en la nueva Cuba a la que todos o la inmensa mayoría de cubanos aspiramos desaparezcan estos " chupópteros" de sus propios hermanos y vuelva a primar en nuestra querida isla la "propiedad privada sobre los medios de producción" como la principal ley de la república en diversidad!