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Inflación

La economía en Cuba: ¿la vida sigue igual?

El Consejo de Ministros, reunido en La Habana, ha dicho que "no sin tensiones, la economía cubana se reactiva".

Valencia
Entrada de un mercado en La Habana.
Entrada de un mercado en La Habana. Reuters

Terminan marzo y el primer trimestre de 2022 y se continúa esperando la publicación por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) del crecimiento trimestral y anual del PIB en 2021 en Cuba. El dato es importante, porque lo ocurrido en el cuarto trimestre de 2021, todavía desconocido, podrá ser un buen indicador de la situación de la economía cubana.

El tema no es baladí. El Consejo de Ministros reunido en La Habana, ha dicho que "no sin tensiones, la economía cubana se reactiva". Y a este asunto, Granma dedica un amplio reportaje en el que se echan en falta datos que permitan determinar si el Consejo de Ministros dice la verdad, o simplemente, miente.

En el Consejo de Ministros se habló del Plan de la Economía, ese artilugio infumable al que los comunistas cubanos se aferran como si fuera el quijotesco bálsamo de Fierabrás, manejan unas cifras ajenas a la realidad actual de la economía mundial, y si no se rectifican, volverán a hacer el ridículo una vez más, con graves incumplimientos en las previsiones. Sin embargo, cuando esto ocurra, no pasará nada. La responsabilidad será del "bloqueo", y todos contentos. Pero, a resultas, los cubanos volverán a sufrir la escasez, la miseria y la pobreza desigual, signo de los tiempos que se viven en la Isla.

Miguel Díaz-Canel defendió el Plan y dijo que "en medio de la compleja situación que está viviendo Cuba, no podemos renunciar al cumplimiento del Plan de la Economía, hay que seguir recuperando los niveles de producción, de exportación, de ingresos al país, y cambiar las estrategias en determinadas actividades para cumplir y crecer con respecto al año anterior". Sí, este mensaje de Díaz-Canel está muy bien; dice y repite varias veces que hay, que hay y que hay, pero ¿quién se encarga de lograr ese hay? Porque, está muy bien dirigir la economía con arengas y discursos, pero así no se da de comer a la gente, y hay que ser prácticos.

Manuel Marrero también ensalzó el Plan, y señaló que "nuestro trabajo es la actualización constante, realista y objetiva de la Estrategia económico-social, atendiendo a los procesos que se van viviendo" y después, continuar con el perfeccionamiento de la empresa estatal.

Pero vayamos a los datos ofrecidos en el reportaje de Granma. El Consejo de Ministros reconoció que febrero "volvió a ser un mes tenso para la economía cubana, aunque determinados indicadores mostraron una situación más favorable respecto a enero, y también a igual periodo de 2021". Tenso es el término utilizado por los castristas para denominar la grave crisis que continúa afectando a la economía cubana y que se intenta esconder sin remedio.

El encargado de sostener esta valoración de la economía fue el ministro Alejandro Gil.

Comenzó diciendo que lo más destacado ha sido que "la exportación de bienes creció con respecto a enero y a igual periodo de 2021", pero no facilitó los datos, así que resulta imposible confirmar su afirmación. Señaló que los productos con mejor saldo exportador fueron el ron, la langosta, el camarón de mar y otros productos pesqueros; además de miel y níquel. Los mismos de siempre. Se advierte que estos productos, entre 2017 y 2020, apenas representaron el 20% de las exportaciones totales de Cuba, por lo que su impacto en términos de ingresos no es significativo. La economía cubana sigue sin divisas.

Entonces llegó el turno de los incumplimientos, en concreto, las entregas de alimentos de la agricultura al balance del país, que en febrero afectaron a la producción nacional de arroz, la carne bovina y de cerdo. Productos esenciales de la dieta alimentaria de la población y que escasean. Por el contrario, el ministro dijo que la leche presentó una situación favorable.

En este caso, ofreció el dato de "poco más de 31 millones de litros acopiados, en lo que ha incidido, fundamentalmente, el aumento del precio a los productores". Conviene tener en cuenta antes de lanzar campanas al vuelo, que entre 2017 y 2020 la producción de leche anual media en Cuba alcanzó los 538,8 millones de toneladas. La cifra acopiada de 31 millones de litros citada por el ministro es muy escasa, en términos relativos y absolutos, apenas el 5%. Para una media mensual de 44.000 toneladas, apenas se atiende un 70% con el dato citado por el ministro.

A continuación señaló que algunos productos agrícolas registran crecimientos, pero sin citarlos de forma expresa. Para justificar su afirmación recurrió a un dato, el nivel de acopio de los dos primeros meses de 2021, estimado en 77.378 toneladas más que el año anterior, reconociendo que está todavía lejos de la satisfacción de la demanda. En este punto, convendría señalar al ministro lo problemático que resulta hablar de satisfacción de necesidades de la población citando toneladas de alimentos, como si se tratara de alimento al ganado. Esta falta de respeto lleva a los dirigentes comunistas cubanos a utilizar índices que insultan la inteligencia. El ministro dijo, con relación a este tema, que él ve "presencia de productos en los mercados y mayor estabilidad en la oferta, lo que es básico para controlar la inflación". Tal vez lo verá él, la amplia mayoría de los cubanos, no.

Del turismo, el ministro señaló que puede "lograr una mejor recuperación, y por supuesto, hala a los demás sectores", un asunto controvertido porque no está claro cómo se produce ese "halón" cuando el turismo apenas representa el 6,5% del PIB, menos que la salud o educación. En febrero llegaron 99.223 turistas, que representan un 66,3% de lo planificado, una cifra inferior al plan, que justificó por el rebote del ómicron en el mundo. Insistió en que la cifra prevista en el plan para final de año será 2,5 millones de visitantes internacionales este año. Es difícil.

Además, conviene tener en cuenta que los 99.223 turistas de febrero pasado apenas representan el 20% de los llegados en el mismo mes de 2019 antes de la pandemia. Queda mucho recorrido, porque el turismo se mueve aún a niveles un 80% por debajo de las cifras anteriores a la pandemia. Hay que rebajar expectativas.

Ni tan siquiera la circulación mercantil minorista se ajustó al plan, al llegar solo al 92,2%, pero el ministro piensa que "hay posibilidades para mejorar ese indicador, a partir de un conjunto de medidas en las que se trabaja, con el objetivo de incrementar las ofertas a la población". No se dieron a conocer las medidas, pese a que en Cuba el indicador de circulación mercantil está afectado por la cantidad de dinero en manos del público (más del 120% del PIB). De modo que en absoluto se puede calificar como una buena medida de la coyuntura económica, sino del descontrol de precios.

También mencionó los datos de MIPYMES y cooperativas no agropecuarias creadas en el periodo objeto de evaluación. En total, fueron 470 MIPYMES y siete cooperativas no agropecuarias, con lo cual se generaron 6.758 nuevos puestos de trabajo. Cifras que siguen siendo reducidas y que, ni siquiera de forma remota, permiten calificar el proceso como un éxito.

Más importante fue cuando el ministro habló de las 439 empresas con pérdidas, una cifra que tiende a mantenerse desde que se implantó la Tarea Ordenamiento con sus efectos devastadores sobre estas empresas. El ministro justificó la mejora de los resultados diciendo que habían sido 500, y afirmó que se tiene que llegar a cero.

En ese sentido, explicó que están en "un trabajo de revisión puntual de cada una de estas entidades para identificar las causas y, sobre todo, las soluciones". El ministro debe saber que acometer la operación de salvamento de estas empresas pasa por decisiones de privatización o venta que no parece que están en los planes del régimen, pero que servirían para superar la grave situación en que se encuentran. Lo demás es bobería.

De especial importancia fue la referencia a la inflación, un problema que preocupa cada vez más a los cubanos, y a lo que denominó "los precios irracionales, tanto en el sector estatal como en el no estatal, que se van a enfrentar con medidas efectivas", aunque no enunció de qué medidas se trata. Lo cierto es que en ningún momento hizo referencia al descontrol del tipo de cambio del peso en los mercados informales que está provocando más inflación.

Eso sí, lanzó el discurso ideológico que tanto agrada a la audiencia comunista, insistiendo en que "no se puede permitir el abuso, una cosa es el incremento de los costos, asociado al aumento del precio de las importaciones, y otra es aprovecharse de la escasez e intentar ganar dos, tres y hasta cuatro veces por encima".

Sería bueno que el ministro pudiera comprender qué es una cosa, y qué es otra. Lo tendría más fácil si las reglas del juego se definieran en una economía en la que los precios no fueran fijados por burócratas, sino por la oferta y demanda. Es extraño que el ministro no aprovechase el dato de febrero, que ha situado la tasa de inflación interanual en un 23,03% frente al 77,3% de diciembre de 2021. Un buen resultado, sin lugar a duda, que, sin embargo, el ministro no quiso hacer valer. Tendrá sus motivos, lo más probable es que vea en el horizonte de los próximos meses un rebote de los precios que lo tire todo por tierra. Ya se verá.

En opinión del ministro Gil, para luchar contra la inflación no existen ni la política monetaria, ni la fiscal o de rentas. Este, al parecer, es un terreno ignoto en el régimen comunista cubano. El ministro cree que contra la inflación "hay que trabajar en la base, donde se genera el hecho económico, donde se están vendiendo los productos a precios exorbitantes". Y acabó teniendo razón, cuando dijo que la solución "no es solo emitir una Resolución del Ministerio de Finanzas y Precios que establezca determinados parámetros, hay que combatir esto, discutiendo con las fichas de costo en la mano". Menos mal. Nos vamos acercando poco a poco a la racionalidad, pero sin llegar. Porque la solución al problema no está en las fichas de costo. La inflación no es un problema microeconómico, sino macroeconómico, que exige políticas que otros países ya están adoptando. Cuanto más se tarde en hacerlo, peor será.

Tras la intervención de Alejandro Gil, el Consejo de Ministros continuó abordando los mismos asuntos económicos de siempre, que según Granma "tiene gran impacto para el país", como el estado de las cuentas por cobrar y pagar fuera de término; la implementación de la estrategia integral para la exportación de bienes y servicios; las afectaciones económicas ocasionadas por irregularidades en actividades del comercio exterior; y el cumplimiento de la operación puerto-transporte-economía interna.

Además, otros temas de "gran impacto" fueron el cumplimiento de los planes de enfrentamiento a ilegalidades urbanísticas, la prevención y el enfrentamiento al robo de combustible, la formación académica de posgrado, maestrías, especialidades y formación doctoral, así como la propuesta para promover un desarrollo resiliente y bajo en emisiones de gases de efecto invernadero. La vida sigue igual.

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