Hace un par de semanas, poco antes del Día de los Enamorados, un grupo de escritores cubanos emprendió una escaramuza contra la censura. En una carta pública, Senel Paz y Arturo Arango lamentaron el silencio que los medios oficiales dedican a Leonardo Padura. La carta fue publicada en Facebook, varios escritores se adhirieron a ella, y Padura les respondió con una carta de agradecimiento que su esposa Lucía López Coll publicó en una columna de "La Esquina de Padura", cuyo pie de firma reza: "Día de los Enamorados en confinamiento".
La carta dirigida a Padura hace notar que, pese al éxito en España de su última novela —Como polvo en el viento— y a su condecoración por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, los firmantes tuvieron que enterarse de esos triunfos del amigo y colega a través de la prensa internacional. "Lamentamos", concluyen, "que la prensa nacional no haya sabido reconocer noticias en estos hechos ni las instituciones culturales encontrado en ellos motivos de celebración. El éxito de un autor cubano es un éxito de toda nuestra cultura y entenderlo así es, en nuestro criterio, 'pensar como país'".
Explicar la censura de cierta información por fallos en el reconocimiento de su valor noticioso ha de ser una ironía mal formulada, un eufemismo donde no caben eufemismos o, sencillamente, un error. Contrario a eso, censurar supone reconocer en cuanto vale aquello que es imprescindible silenciar. Firman la carta Senel Paz, Arturo Arango, Laidi Fernández de Juan, Reinaldo Montero, Marilyn Bobes, Francisco López Sacha, Hugo Luis Sánchez, Aida Bahr, Pedro Juan Gutiérrez, Margarita Mateo, Lourdes González Herrero y Reynaldo González. Se trata de un gesto que los honra en tanto amigos o colegas, aunque es gesto fallido en tanto intelectuales, porque tendrían que haber interpelado a las autoridades. Habrían hecho mejor en remitir su protesta al Ministerio de Cultura.
Pero, ¿qué protesta? "Lamentamos", escribieron. En los obituarios suele hablarse de enfermedades lamentables y los recuentos del paso de ciclones mencionan pérdidas lamentables. Ante lo fatal no queda más recurso que lamentarse, pero el trato institucional de los artistas no es definitivo como la muerte ni indesviable como los ciclones. Es objetable, es criticable, es denunciable, es apelable, no tiene que ser fatalmente aquel que dispongan unos jefes. Si bien para lograr cambiarlo en algo esos jefes tienen que darse por aludidos. De modo que, en vez de lamentarse con Padura, habrían hecho mejor en requerir a las autoridades. Así habrían querido mejor, no solo a Padura, si no al país y la cultura de la que hablan en la carta.
Se impusieron, en cambio, el límite de no llegar a ofendidos, indignados o sublevados. Cuando más, a despechados. De ahí los lamentos, comportándose como sujetos mal amados en los alrededores del 14 de febrero. Mal amados ellos y mal amado Padura. Y, si intentaron defender al colega y amigo, lo hicieron sin poner en peligro sus relaciones con las autoridades. No es raro entonces que entre los firmantes de esa carta aparezcan nombres que se han dedicado (y se dedican) a la censura. Una Lourdes González Herrero, por ejemplo, que confesó en una entrevista haber censurado y estar dispuesta a seguir haciéndolo. Un Arturo Arango que, desde su puesto de jefe de cátedra de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, expulsó a Boris González Arenas de ese centro por escribir para la prensa independiente.
Dentro de Cuba y dentro de la cultura cubana están sucediendo últimamente muchos episodios que merecen atención. Hasta donde sé, ninguno de los firmantes, con la excepción de Margarita Mateo, se ha pronunciado al respecto. Tampoco Padura. Él acostumbra a hacer silencios cómplices ante ciertas preguntas difíciles y alega entonces que lo suyo no es la política. Puede culpar a Washington de las miserias cubanas o hacer campaña a la entrada de una cárcel por la liberación de Lula da Silva porque en política internacional sí no tiene reparos. Y aunque Lucía López Coll sostenga que su obra narrativa "examina sin complacencias algunas de las aristas más conflictivas de la sociedad cubana contemporánea", cabe aquí el atenuante de que está hablando de su esposo y la unión matrimonial consiste, entre otras cosas, en compartir miedos.
En anteriores artículos he comentado mis opiniones nada admirativas acerca del trabajo literario de Padura, pero nada de ello importa en este punto, sino el derecho de sus lectores y no lectores en Cuba a saber de él y su trabajo y carrera, y el derecho de Leonardo Padura a ser reconocido en Cuba. Él, a su vez, debería aprovechar las tribunas internacionales que le brindan esos éxitos (y la inmunidad nacional que puedan ofrecerle) para servir a la mejoría del país. Y no se sirve al país sosteniendo, como ha hecho, que el número de soldados cubanos caídos en África constituye una cifra ridícula. Eso es servir a un régimen y a un régimen que, evidentemente, no lo reciproca bien.
Desconozco si los narradores que se interesan por la suerte de Leonardo Padura están dispuestos a ocuparse de algún otro asunto público. Lo cierto es que, sin alejarse demasiado del tema, cuentan ya con un nuevo motivo para pronunciarse, que aquí les resumo. La carta suscrita por ellos en defensa de Padura llegó a ser reproducida en La Jiribilla el pasado 12 de febrero, fue eliminada más tarde y no es accesible ya. Luego de publicarla, los de La Jiribilla habrán percibido que cuestionaba el trabajo de la prensa oficial, lo cual debió recordarles en qué consiste su deber. Laidi Fernández de Juan, firmante de la carta publicada y censurada, tiene una columna fija allí y sabrá cómo funcionan las cosas en aquella redacción. Arturo Arango, quien compartió jubilosamente en su muro de Facebook la publicación de La Jiribilla, no se ha pronunciado acerca de esta supresión. No lo ha lamentado todavía.
Iba a escribir, a propósito de este último episodio de publicación y despublicación, que ahora los amigos narradores de Leonardo Padura saben bien con qué lidian, pero habría sido inexacto de mi parte porque ellos saben, desde hace mucho tiempo, de qué trata en verdad todo esto.
Nota bene: Varias horas después de la publicación de este artículo, La Jiribilla volvió a publicar "Amigos narradores felicitan a Padura", el texto que había publicado y despublicado, accesible ahora en este otro enlace.
Ponte, como siempre, por la goma.
Sera por ventura que seis décadas de caracoquismo le han trastornado el coco a estos escribidores y que quizá quieran pronunciar al cara dura de Padura como El Escritor en Jefe. Padura es de la misma camada que Susurro Rodriguez que conocen muy bien el arte de donde dije Digo dije Diego.
Padura siempre ha sido el Mephisto de la cultura cubana. Sabe lo que tiene que decir en España, que no es lo mismo que dice en Brasil , que tampoco es lo que dice en Cuba. Él sabe que parábola o qué silencio de semicorchea debe poner en cada momento. Un camaleón.
Leonardo Padura ama el béisbol; supongo disfrute con un "cuatro esquinas". La literatura de Padura es de "cuatro esquinas", nunca llegará a nivel de "grandes ligas".
Por otra parte (lo importante), la convivencia de Padura con la dictadura (hasta riman!) es -no se necesita ser vidente-, <i>accordo reciproco</i>: no daño y no alfombra roja.
Muy bueno su comentario ... al grano ...
Siempre he dicho que el que empuja no se da golpes y el que tenga boca no manda a soplar.
Padura manifiesta sus criterios en sus obras escritas en Cuba, viviendo en Cuba y aparentemente sin intenciones de irse de Cuba.
Salvo muy contadas excepciones, los cubanos somos corderos en Cuba y leones en el extranjero, si emigramos de forma permanente claro está. ¿Quien se atreve a desmentirme a menos de que haya estado preso por oponerse a la dictadura?
Creo que Ponte escribe desde España....ya entiendo.
Sr. Luis Loreto, ninguno de los firmantes de esa carta a los que me he referido podrían acusarme de empujar sin darme golpes o mandar a soplar sin tener boca. De manera que usted, que no me conoce, lo tiene más difícil que ellos. En cuanto a Padura, quizás sea usted de los que justifica que, por vivir en Cuba y para publicar en Cuba, él suelte perlas como las que suelta de vez en cuando. Sobre muertos cubanos en guerra, por ejemplo. Saludos.
Terminado.
Ponte dice que este sinvergüenza va a Brasil a hacer declaraciones a favor de la libertad de Lula, ¿qué necesidad tiene de cometer una canallada de esa categoría si quedándose callado en Cuba daría igual? Ahhh, es que alguien en el Ministerio le habrá dicho a Padura que una declaración suya tiene peso y que sería conveniente que se trasladara a Río, leyera algunas páginas de su literatura chatarra y de paso se solidarizara con el ladrón y extorsionista que hizo campaña para financiar los faraónicos proyectos castristas y que descartó a los disidentes como simples "delincuentes que deben estar en la cárcel". Bueno, el hombre sabe donde dice peligro, y también abrir la boca cuando se lo ordenan. Y cerrarla cuando nadie lo ha mandado a hablar. Entonce hay una gran diferencia entre el silencio perruno, pero honroso y el papel de cotorrón despreciable. Podría injertarse una quijada en su próximo viaje para chivatear mejor.
Perfecto! Para esconder sus faltas y sus descaradeces los lamebotas del sistema tendrán que meterse debajo de una piedra!! Este artículo los deja en cueros. La quijada de Padura es razón suficiente para detestarlo. Ugggh!
Si la intención de la carta era un desagravio simbólico a favor del señor Padura, resultó un acto fallido al no ser enviada a los funcionarios oficiales.
Obviamente las motivaciones políticas de los firmantes difieren. Unos tratan de evitar que se cabree y fije su residencia en alguna urbe europea, otros efectivamente parecen sentir bochorno del destino reservado en su propio país, mientras los ingenuos, como siempre, intentan ganar una cuota de respeto del amo cultural.
La actitud del gobierno es políticamente inteligente, porque la prensa internacional toma en cuenta las declaraciones de este hombre que juega una peligrosa cuerda floja en un ambiente de dictadura que exige definición plena. Para Palacio, que viva en Cuba es irrelevante. De hecho, deben preguntarse por qué no se ha largado hace rato.
Difícil predecir la gloria literaria final de este escritor, pero como hombre hace rato sabemos que se trata de un colaborador de baja intensidad más, a pesar de sus "silencios".
De acuerdo, apreciado John. Padura es de los que “se mueren como vivieron”. Sin el reflejo de la Revolución, Padura no pasa de ser un escritor de tercera categoría. La única novela de su cosecha que pudiera resistir el paso del tiempo es “El hombre que amaba a los perros”.
Curioso ciberplasta, porque el "exilio historico de Miami" también "se mueren como vivieron"....
A mi Padura me cae mal. No voy a repetir lo que he escrito muchas veces; pero le tengo una pregunta al Sr. Ponte: en consideración a las críticas que usted le hace a los firmantes de la carta, y en particular a la “limitación” de sus ataques al gobierno, usted cree que hubiera sido mejor que no hubieran escrito ninguna carta?
Estimado Weston, es buena su pregunta, porque el señor Padura es el clásico oportunista que espera, agazapado, como la curia católica nacional el final de la dictadura, sin comprometerse. Está claro que le interesa un destino en la cultura nacional y sabe que desde el exilio es un legado difícil, aunque no imposible, si tomamos en cuenta ilustres antecedentes como Cervantes Kawanagh (cuya hija María fue muy querida amiga nuestra) o el siempre citado José María Heredia. El problema de trascendencia para este escritor es que su éxito es comercial y buenas ventas no necesariamente garantizan posteridad. Por el bien de la causa, sería bueno que terminara como jugador de la novena de la libertad y los derechos civiles, a no dudarlo una suma políticamente valiosa. Saludos.
¿Usted tambien espera que otro le saque las brasas del fuego?
Señor Loreto, claro que me gustaría ver al señor Padura sumado a la causa de las libertades civiles, porque se trataría de un cubano más que se despoja de la máscara. Entiendo que ésto es muy difícil, ya que como bien usted parece sugerir, el régimen obliga a una simulación y, claro, nuestro escritor se acoge a ella.
Sobre el dilema de ser "corderos en Cuba y leones en el extranjero" dígamelo a mi, que salí temblando de Cuba por la embajada uruguaya con un salvo conducto, para años después ser amenazado de muerte en EEUU por terroristas radiofónicos opuestos a los viajes comunitarios, los cuales por una cruel ironía, están hoy casi todos muertos.
Me parece decente su defensa del señor Padura y lance usted esta pica a su favor a pesar que sólo lo conoce, según propia confesión, "a través de familiares que lo consideran un hombre honesto y de muy buenos sentimientos" . Suerte en su cruzada. Saludos.
No tenemos que coincidir en todo para sin embargo, estar de acuerdo.
Saludos
Ya le comenté aparte. Hay gente que no pueden renegar de la Revolución, porque seria renegar de ellos mismos y de su propia obra. Sobre todo, si todavía obtienen provecho y ganancia con esa simbiosis. En ese grupo están Silvio, Padura, Abel Prieto, el propio Senel Paz (compañero mío del Cepero). Sin embargo, la sabiduría popular creó hace tiempo el concepto de “la Revolución del callo”. Si a alguno de ellos le pisan un callo, entonces protesta. Y si protesta, es bueno para facilitar los cambios. En ese caso, estimulemos esa protesta. Pero la naturaleza humana es compleja, amigo. Aún cuando es difícil tirar la primera piedra, muchos cubanos sienten que ellos no han pecado. Como si hubieran sido los suecos quienes llevaron a Fidel al poder.
Olof Palme y toda la tragedia del no alineamiento .... triste destino, estarían los cubanos involucrados como con JFK? ... es una broma
Estimado Weston, a Senel Paz lo conocí en una recepción en Miami Beach a raiz del pre estreno de Fresas y Chocolate en EEUU y donde junto a los cócteles tradicionales se sirvió helado Coppelia enviado desde Cuba a través de su embajada en Canadá.
Estuvieron presentes entre otros artistas, la cantante Albita junto a su manager, una mulata mandona con piel de niña. De haber sido llevado el guionista al Versailles, a no dudarlo le hubiera podido esperar la aplanadora cívica de los radicales.
Una suerte que fuera recibido por moderados, ya que hoy debe tener el señor Paz un buen recuerdo de aquel día en que su obra, más allá de sus cuestionables méritos políticos, fue respetada como obra de arte.
Saludos.
La realidad es que Senel no es político. Nunca lo fue. A nosotros, los “ceperianos” él y Rojas nos regalaron el revivir nuestros tiempos adolescentes con la película “Una novia para David”. Es de agradecer. A los homosexuales cubanos, tan aplastados por el sistema, Senel les dio oxígeno con “El lobo, el bosque y el hombre nuevo” y por el guión de Fresa y Chocolate, basada en ese cuento. No le justifico haber firmado aquella famosa carta de apoyo, después de los fusilamientos de los infelices que secuestraron la lancha. Tampoco soy juez ni conozco exactamente qué miedos o qué miserias espirituales pudieron llevarlo a firmarla. El sol tiene manchas. Todos tenemos.
Por lo menos Padura no firmó la "infame carta".
Weston: creo que ya nos conocemos de este blog. A Padura lo conozco a través de familiares que lo consideran un hombre honesto y de muy buenos sentimientos. No le debo nada, ni mis familiares tampoco, le aclaro.
En el arte y la literatura, como usted bien sabe, el gusto personal es rey. Algunos todavía consideran las obras de Picasso unos "garabatos" y sin embargo otros pagan cientos de miles de dólares por unos triángulos, obra de una cuasi-centenaria pintora cubana. Me encantan las óperas...pero no tanto las de Wagner. Lo siento, pero es así. Cuestiónm de gustos.
En esa cuerda, entiendo que Padura es genial. ¿Por qué? Pues porque me gusta su estilo, sus temas, su hacer como escritor.
A lo mejor los del "Cepero" no sienten aprecio por los del "pre de la Víbora" (como Padura) pese a la cercanía geográfica.
Cuestión de gustos...¿no cree?.
Yo no soy de la Víbora....lo siento
Jajajaja ? muy buena su nota, Loreto. Estamos de acuerdo en que para gustos se han hecho colores. A mi me gusta Picasso, me gusta Wagner y me gusta el Padura de “El hombre que amaba a los perros”. Entre Conde, el policía y Padura, persona, no sé quién es menos auténtico. Saludos.
Weston: es un placer debatir con usted. La razón principal: no es fanático....aunque Trump lo haya encandilado?...el tiempo dirá.
Si la película hubiera ido más lejos políticamente --de hecho es impresionante como apunta a los organismos culturales y sus prácticas de chantaje que destruyen vidas valiosas-- nunca el monopolio ICAIC hubiera dado la plata, es decir el celuloide para filmarla, a despecho de las importantes figuras presentes en el proyecto e identificadas plenamente con el régimen.
No sé qué pensarán los activistas anti homofobia cubanos, pero a mi modo de ver Fresas y Chocolate es la primera y más contundente denuncia hasta el momento de una vergonzosa política de Estado que condena por algo tan íntimo como la orientación sexual, mientras hipócritamente "premia" a personas como el señor Barnet y otras con un alto cargo.
Sobre “Una novia para David” ya la puse en mi lista para verla. Gracias amigo Weston por su paciente intercambio. Saludos.
Sr. Weston, gracias por su pregunta. Creo que es mejor que la hayan escrito tal como está a que no se hubieran pronunciado de ningún modo, pero es muy poca satisfacción la que eso brinda, ¿no cree? Puede que haya contentado profundamente a Padura y está bien que sea así, dada la insolidaridad del gremio. Pero ya que esa carta lamentaba unos silencios oficiales y ahora han padecido el silencio oficial sobre esa carta que escribieron, al ser publicada y despublicada en "La Jiribilla", ¿qué van a hacer los firmantes? ¿Silencio? Saludos.
Sr. Ponte, la disyuntiva es estimular la crítica a las políticas del gobierno, aún cuando sabemos que que esas críticas vienen de gente que han colaborado con ese gobierno por años, o criticar a quienes ahora (tardíamente, dirían los más radicales) asuman alguna posición contestataria. Yo me inclino por la primera. Usted, obviamente, por la segunda. Gracias por su respuesta. Disfruto sus textos. Y, por cierto, como sé que tiene influencia en esta página (creo que usted es fundador de ella), le pediría que estimulara a los editores a mantener el nivel de los foros, por lo menos eliminando los insultos y las groserías. Y disculpe que aproveche este intercambio para hablarle de eso. Gracias de nuevo.
Creo, Sr. Weston, que coincido con usted en la necesidad de estimular las críticas a las políticas del régimen, al menos en este caso. Aquí reparo menos en los servicios de colaboración oficial de algunos firmantes (usted mismo ha recordado que Senel Paz firmó una carta de apoyo a fusilamientos) que en el efecto que esa misma carta hubiera podido causar con tan solo un cambio de destinatario. Si en lugar de Padura, la hubieran dirigido al Ministerio de Cultura, sin cambiarle ni una coma, habría sido magnífico. No se me ocurriría pedirle a los firmantes de esa carta los mismos gestos del 27N, por ejemplo, pero creo que si a los plantones ocurridos frente a ese ministerio se sumara una apelación venida de este otro grupo, esos que manejan la censura lo tendrían más difícil. Y tomo nota del resto de lo que me dice. Saludos y gracias a usted por leer mis textos y dejar comentarios.
Otro Bravo a Ponte quien, en el tema "Padura", es el mejor de los criollos letrados en poner los puntos sobre las ies de nuestro Leonardo nacional...
Si hay algo que no se les puede pedir a los intelectuales y escritores cubanos residentes en la Isla, es coraje civil. Han vivido sesenta años en la simulación y la farsa quen ha convertido en su modo de supervivencia; el camaleonismo es su divisa. Qué otra cosa pueden hacer cuando se ha perdido la dignidad.
Y asi y todo, Padura ha dicho mas que ningun otro. Incluyendo Ponte cuando estaba en Cuba.