La escasez de dinero en efectivo es hoy uno de los problemas cotidianos más graves que enfrentan los cubanos, junto a la fallida bancarización impuesta por el Gobierno. Ambas han provocado la angustia de una población enfrascada en conseguir efectivo para sus compras diarias.
Los salarios de trabajadores y jubilados fueron atados a tarjetas magnéticas. Hoy la bancarización es el mayor enemigo del ciudadano de a pie, que se debate entre el pago en efectivo y los pagos online que nadie quiere.
Ante el problema de los cobros de salarios y pensiones, los gobiernos provinciales buscan estrategias que alivien el asedio permanente que viven las sucursales bancarias. Las soluciones alternativas presentadas solo resuelven a medias y crean nuevas restricciones.
En la sucursal del Banco Popular de Ahorro del distrito José Martí, en Santiago de Cuba, después de meses de cajeros vacíos se está habilitando un nuevo plan que prioriza el cobro a los jubilados y pensionados en la última semana del mes. Un trabajador del banco revisa la identidad del usuario. A los clientes que no sean pensionados o jubilados no les será permitido extraer dinero cuando corresponda a estos.
Raimundo, de 66 años, vive solo. Obtener los 1.875 pesos de su pensión cada mes le llevaba más de una semana. Él espera que el nuevo sistema reduzca ese tiempo, pero la primera experiencia no ha sido buena. "Me apuntaron en una lista y me toca cobrar el miércoles 27. Hasta el mes pasado todos los cobros tenían que ser por la caja. Tenía que amanecer para coger un turno y esperar por la corriente. Ahora dividieron una parte por la caja y otra por los cajeros. Me tocó el cajero. Amanezco igual en el banco, para que no se me pase mi turno", explica.
A pesar de toda la planificación de la sucursal bancaria y los esfuerzos de Raimundo, no pudo cobrar el día planificado. El dinero en los cajeros apenas duró una hora, y al pasar a la cola de la caja llegó el apagón. La sucursal, a la que recientemente le fue instalada una planta, siguió pagando una hora más por la caja, hasta que se agotó el combustible.
"Pusieron la corriente a las 6:00 de la tarde. El banco estuvo sin electricidad desde las 9:30 de la mañana", dice Raimundo apesadumbrado. "Nada, volveré mañana, que se pondrá peor porque se unen dos días de pago", concluye.
Según el cronograma anunciado por el Banco Nacional de Cuba, los jubilados y pensionados comenzarían a cobrar a partir del 21 de noviembre, y "las sucursales bancarias y Casas de Cambio (CADECA) del país ofrecerían atención prioritaria a ese grupo poblacional durante las tres primeras horas del día, con el objetivo de agilizar el proceso y garantizar un mejor servicio".
En Santiago los pagos empezaron el 25. Pensionados y jubilados tendrán la última semana del mes para cobrar y, al culminar, se iniciará el pago de los salarios a los trabajadores. Pero este nuevo plan, como ya se ha visto, está condicionado por los apagones de más de ocho horas.
"Arreglaron y sincronizaron la (termoeléctrica) Guiteras, y el día siguiente tuvimos 11 horas de apagón", dice Maura, de 63 años, jubilada de Salud Pública y a la espera de cobrar su pensión. "No entiendo nada, la mejoría no aparece. Me toca cobrar el jueves (28), solo espero que los días perdidos por apagones los aumenten, porque no va a dar tiempo a que todos los jubilados cobremos según el cronograma. Y hay que cobrar para comer", explica.
Al preguntarle por qué no paga los alimentos por transferencia, responde que "nadie las quiere. El Gobierno dice que las MIPYMES, pero ni en las bodegas del Estado las aceptan porque la mayoría no tiene código QR, y para lo poco que llega no se van a meter en ese lío", concluye.
La mayoría de los jubilados prefiere el efectivo, desconfían de las transacciones digitales. Y aunque el Gobierno sigue encomiando los pagos electrónicos por Transfermóvil y Enzona, que según el BCC "permiten consultar saldos y realizar transacciones de manera rápida y sencilla", la realidad es bien distinta.
"Todo eso del pago digital es muy lindo, pero lo primero es tener un teléfono", dice Roberto, jubilado de 68 años. "Si no me lo pude comprar con mi salario de trabajador, mucho menos lo puedo hacer con mi pensión de 4.100 pesos, si ni siquiera puedo cobrar la pensión completa, porque dan 2.000 o 2.500 pesos que no alcanzan para nada", explica.
La desconfianza no viene solo del desconocimiento tecnológico, sino también de una realidad que ha convertido a las MIPYMES en el principal proveedor alimentario de la población.
"Las MIPYMES no quieren transferencias", dice Lidia, pensionada por enfermedad. "Si no vas con efectivo, te venden poco o no te venden, y no puedes fajarte con los que tienen el picadillo, la mortadella y el aceite. Ellos necesitan el efectivo para comprar sus mercancías y ellos son los nos están alimentando. Si quieres comer en Cuba hoy, tienes que comprar en las MIPYMES. Sin efectivo, no comes", explica.
El jueves 28 de noviembre, día de cobro de Maura, el apagón comenzó a las 8:30 de la mañana y el Banco Popular de ahorro del distrito José Martí arrancó su planta. Debido a la poca potencia del generador, no se encendieron las luces, ni los cajeros. Solo las computadoras alumbraban los diminutos espacios de las cajas habilitadas.
A las 12:00, mientras la multitud esperaba el llamado del listado con días de atraso, se acabó el combustible y terminaron los pagos. Afuera, los jubilados protestaban desesperados pues continuarían con la incertidumbre de su cobro. Maura estuvo entre los que se quedaron sin efectivo. "Si no cobro no como, y no podré sobrevivir al desastre en que se ha convertido Cuba".
Esa foto refleja la obediencia de los sometidos que resignados han llegado a la vejez en la miseria absoluta.
El pueblo de Cuba está invitado a cenar con el Diablo un ajiaco pero servido en la misma olla,
Pero los cubiertos del pueblo son más pequeños y más cortos.
Mientras menos dinero en efectivo puedan sacar los cubanos del banco, ya sea por la caja o por el cajero automático, más efectivo es el proyecto de la bancarización.
Reducir el dinero físico en circulación es su objetivo así que el sufrimiento del pueblo es directamente proporcional al éxito de una medida gubernamental.
No deja de asombrar la capacidad de aguante de un pueblo, la elasticidad de la cuerda que lo mantiene atado a un gobierno o la calidad de la rosca que aprieta y aprieta sin romperse.
Los jóvenes escapan del país pero los ancianos.. ¿ qué pueden hacer?
¿Puede la esperanza de un futuro mejor cada vez más incierto mantener al cordero eternamente en el doloroso camino de la continuidad creativa de la pobreza?
¿ Mantendrá el mismo gobierno de 6 décadas el mismo derrotero de siempre utilizando las mismas estrategias que tan poco resultados han dado?
Con la efectividad que ha mostrado este régimen a la hora de evitar la rebelión del pueblo creo que sólo Dios puede ayudarnos.