Vulnerables: la profunda miseria detrás de los eufemismos del régimen cubano

La narrativa del Gobierno cubano, que evita llamar por su nombre aquello que daña su imagen, le adjudicó a la pobreza el término de "vulnerabilidad" para disfrazar la cruda realidad de casi todo un país. Y el adjetivo "vulnerables" ha resonado en los últimos años en los medios oficiales acompañado de la promesa de protección a estas personas, primero cuando el régimen aplicó el fracasado ordenamiento monetario y en diciembre cuando anunció el plan de choque económico. Cifras oficiales divulgadas recientemente por las autoridades y definiciones eufemísticas se quedan muy cortas para cuantificar un fenómeno social amplio, atado al mercado laboral y a las políticas salariales.

El programa de propaganda Cuadrando la Caja, de la televisión estatal, abordó el tema de la vulnerabilidad el domingo 18 de febrero. En la emisión los especialistas convocados reconocieron que la narrativa gubernamental ha evitado hablar de la pobreza en Cuba y en el discurso público lo ha sustituido por "vulnerabilidad".

"En cierta medida ha funcionado como un poco de eufemismo, ¿no? En Cuba siempre se ha evitado hablar de pobreza, hay que decirlo, es uno de los debates históricos, tanto de la agenda pública cubana como de la academia en específico", admitió Luis Emilio Aybar Toledo. Sin renunciar al discurso del régimen, Aybar dijo que derechos a la salud y la educación en la Isla "generan un piso diferente" de pobreza en comparación con otros países.

Para el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, la "vulnerabilidad" es "un estado de alta exposición a ciertos riesgos e incertidumbres, en combinación con una habilidad reducida para protegerse a uno mismo contra aquellos riesgos e incertidumbres y hacer frente a sus consecuencias negativas". En su definición, añade que la vulneravilidad "existe a todos los niveles y dimensiones de la sociedad y forma parte integral de la condición humana, afectando tanto al individuo como a la sociedad como un todo".

En condición de pobreza no es posible satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de una persona,​ por falta de recursos como alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria, agua potable o electricidad. 

Según datos de Naciones Unidas, casi la mitad de la población mundial vive actualmente en situación de pobreza, definida como un ingreso de menos de dos dólares estadounidenses al día. Entre quienes viven en esta situación, 800 millones de personas lo hacen en condiciones de "pobreza extrema" y sobreviven con menos de 1,25 dólares estadounidenses al día.

En Cuba el salario medio se sitúa en los 4.560 pesos (unos 15 dólares al mes, según el cambio en el mercado informal, menos de 0,50 al día). Lo que el Gobierno presenta a los organismos internacionales y a la opinión pública choca con la realidad de los cubanos.

En un comentario del portal oficial Cubadebate, que replicó la emisión de Cuadrando la Caja, un cubano identificado como "Jubilado decepcionado" recordó que una persona vulnerable en la Isla es la que percibe ingresos por debajo de 2.100 CUP, lo que consideró "inaudito".

"Conozco una persona integrada, con minusvalía, con su carnet expedido como persona con impedimento físico, que vive solo y no tiene más que su jubilación de 2.235 pesos, ninguna otra entrada. Solicitó la visita de los trabajadores sociales para evaluar su caso y no fue aceptado como vulnerable por recibir 135 por encima del límite que tiene establecido el país. ¿Es justo esto y no es vulnerable?", cuestionó.

Para el usuario Inocencio, quien dijo ser sociólogo, el término de vulnerabilidad "constituye un eufemismo". "Lo vinculan directamente a la política, al modelo de desarrollo socioeconómico, y ahí comienzan los entuertos, el tabú propio de la imaginería política, que dice que en el socialismo no hay pobreza, no hay marginalidad, que dice, además, que la Revolución eliminó la pobreza y la marginalidad. Bajo esos preceptos es muy difícil aceptar que sí estamos hablando de personas, de familias, grupos y comunidades empobrecidas que viven en condiciones de precariedad".

En un análisis de una reciente reunión donde varios ministros cubanos hicieron alarde del trabajo que se realiza para "transformar" más de 1.200 comunidades que viven en la miseria, el economista Pedro Monreal apuntó que el Gobierno promueve "un enfoque limitado de pobreza como fenómeno de desencaje individual o grupal sin abordar factores estructurales e institucionales que causan pobreza". 

"El problema del amplio empobrecimiento en Cuba se refiere mayormente a trabajadores y jubilados con ingresos que no cubren sus necesidades. Es un problema estructural del mercado laboral que va mucho más allá de lo que se contabiliza oficialmente como 'vulnerables'", apuntó.

En opinión del analista, la pobreza en Cuba tiene que asumirse como la consecuencia de un proceso social amplio. 

Pobres, muy pobres y abandonados

"Los problemas sociales van en ascenso y ya no damos abasto", reconoció recientemente una trabajadora social al tratar la cara más extrema de la pobreza en Cuba: los "deambulantes", otro eufemismo para evitar hablar de mendicidad en la Isla. 

Las autoridades cubanas identificaron un total de 3.690 deambulantes desde 2014 hasta septiembre de 2023 y, aunque reconocieron la gravedad de la situación, las cifras no reflejan la dimensión real del problema en un país donde la crítica situación de vivienda somete a miles de familias al hacinamiento.

Samuel Benito, residente en Diez de Octubre, La Habana, sobrevive con una pensión de 2.400 pesos y en su vivienda de tres habitaciones convive con su esposa, que recibe otra pensión de igual monto, sus dos hijos, las esposas de ambos y cinco nietos. 

"Aquí residimos 11 personas y queda poco espacio para la intimidad y la tranquilidad, pero lo que más nos golpea últimamente es el tema de la comida. Se va todo en medicinas y comida que no alcanza ni para un mes", dijo Benito a DIARIO DE CUBA.

Aún en la precariedad, este cubano de 75 años ofrece un poco de "arroz con averigua" a un mendigo que ronda los alrededores de su edificio. "No hay quien pueda sobrevivir sin jubilación, ni ayuda, es el caso de ese hombre que conocí en su plenitud y ahora está desamparado. No me puedo dormir sabiendo que tiene hambre. Sé cómo es, me he ido a la cama sin comer por darle a mis nietos".

"Esto es muy triste, la gente no tiene qué comer. Aquel señor está vendiendo lo único que le queda. Tenía una medallita de plata por diez pesos, le di 100", dijo Darián, un vecino de Centro Habana conmovido por la situación del anciano.

Recientemente, la activista Carolina Barrero informó en sus redes sociales de una mujer que decidió quitarse la vida en La Güinera por no tener qué darle de comer a sus hijos. "No es un caso aislado, los cubanos viven asfixiados por la dictadura", denunció.