Pese a que uno de los tantos y graves problemas que afectan a Cuba es la crisis demográfica, reflejada en el envejecimiento y el decrecimiento poblacional, no será hasta 2024 que esta cuestión encuentre espacio en el gubernamental Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM).
Hasta el 8 de marzo del próximo año, fecha en que se cumplen tres años de la creación del Programa, habrá que esperar para que se actualice "con aspectos claves como el envejecimiento poblacional y las políticas demográficas".
La información fue revelada por la integrante del Secretariado Nacional de la oficialista Federación de Mujeres Cubanas (FMC) Anieska Fernández del Monte, durante el encuentro de la mujer científica como parte del PAM. El evento tuvo lugar en el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), informó el medio estatal Granma.
El vicejefe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), Juan Carlos Alfonso Fraga, informó en mayo que el grado de envejecimiento en Cuba era del 22,3% del total de población y desde 1977 no había vuelto a alcanzarse el nivel de reemplazo poblacional.
Según el funcionario, la población preliminar de Cuba al cierre de marzo 2023 era de 11.082.964, una cifra menor a la de 11.089.500 residentes cubanos que él mismo había dado a conocer en febrero.
El Gobierno reconoció en febrero que el único grupo poblacional que creció en Cuba en 2022 fue el mayor de 60 años. Solo ese año, el país perdió casi el 3% de su población a través de la emigración.
Según datos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, la mayoría de los cubanos que emigran están entre los 19 y 49 años y cuentan con altos niveles de calificación.
Diego Enrique González, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONEI, dijo que, teniendo en cuenta las variables estadísticas desde hace años se elaboran algunos escenarios alternativos. En ninguno de ellos Cuba podría llegar a 12 millones de habitantes, aseguró.
El propio funcionario dijo que la población femenina adulta en el país supera a la masculina, debido a que las mujeres tienen mayor esperanza de vida.
Sin embargo, no será hasta ocho meses después del anuncio de esas alarmantes cifras que el Gobierno actualice el PAM con políticas relacionadas con el envejecimiento de la población.
Según Granma, Fernández del Monte también abordó las ocho medidas que contiene el PAM para potenciar la incorporación de las mujeres al empleo. El medio estatal no recogió cuáles son esas medidas.
La funcionaria de la FMC destacó proyectos colaborativos que existen entre la organización y el MINCIN en zonas rurales, para beneficio de la población. Como ejemplo, mencionó ESPUmáS, que, de acuerdo con Granma, es un servicio de lavado y centrifugado, y otros que se desarrollan mediante un enfoque de ciencia.
La necesidad de dicho programa hace suponer que, a estas alturas del siglo XXI y seis décadas después del triunfo de la Revolución, la mayoría de los hogares de las zonas rurales cubanas no tienen lavadoras.
Sobre el encuentro en el MINCIN, Granma destacó que el 61% de los trabajadores del sector son mujeres, aunque no mencionó sus salarios.
Según Fernández del Monte, esas trabajadoras "son dignas representantes del lema del 11no. Congreso de la FMC: 'Cubanas vencedoras de imposibles'".
La realidad es que, al pertenecer al sector estatal, esas trabajadoras devengan sueldos que las colocan al borde la miseria. Como señaló recientemente en un análisis el economista Pedro Monreal, el salario medio de la clase obrera cubana es 6.281 CUP y apenas supera en 3% el costo del consumo básico.
El Gobierno suele presentar los altos porcientos de presencia femenina en determinado sectores y esferas como evidencia de empoderamiento de las mujeres. Sin embargo, en Comercio Interior la mayoría se desempeña en las Oficinas de Registro del Consumidor y en los atelieres, según Granma.
La titular del MINCIN, Betsy Díaz Velázquez, tuvo que reconocer que "continúa como un desafío lograr una mayor presencia femenina en las estructuras de dirección de las empresas mayoristas de alimentos".
También tuvo que admitir la insuficiencia de casitas infantiles en los centros de trabajo, una alternativa para enfrentar la falta de círculos infantiles en el Cuba.
Según reconoció en enero la entonces ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, 42.000 madres cubanas esperaban plazas en los círculos infantiles, de los que, admitió la funcionaria, no había suficientes en el país.
