La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) cifró esta semana en un 24,88% la inflación interanual oficial con la que cerró Cuba el 2024. Este número, si bien es inferior al 30,12% registrado a mediados de año, y al 31,4% de 2023, evidencia "la ineficacia del llamado 'programa de macroestabilización', indicó el economista Pedro Monreal en su perfil de X.
El medio oficialista Cubadebate, que "llama 'compleja situación económica' a lo que es propiamente una crisis estructural más allá de hacer", según Monreal, reconoció que "los expertos advierten que estos números continúan siendo perjudiciales para la economía, especialmente para las familias, trabajadores y pensionistas de menos ingresos".
Este "malabarismo semántico", como lo califica el citado economista, se asienta sobre "la falta de autocrítica oficial por la política del 'ordenamiento' y sus ulteriores parches". Los números publicados por la ONEI, precisó Monreal, "cuestionan el relato oficial de 'avance' en la estabilidad macroeconómica". Asimismo, "la inflación se aceleró en los últimos cuatro meses de 2024, indicando que sigue fuera de control", agregó.
Así, "la percepción de la población es que la inflación real supera las cifras oficiales, en gran parte debido a la dificultad de medir adecuadamente el comportamiento de los precios en un mercado negro que, a menudo, es más dinámico y surtido que el mercado regulado", reconoció Cubadebate.
"La inflación es 'halada' principalmente por el aumento del precio de los alimentos, reflejando la grave crisis agropecuaria del país. El efecto de los 'alimentos y bebidas no alcohólicas' en el dato de inflación total estuvo por debajo de 50% solamente en tres meses de 2024", destacó Monreal.
"Más allá del relato oficial sobre 'topes' y 'contrataciones' de precios, el dique que parece estar conteniendo una inflación aun mayor es la 'normalización' de una pobreza masiva relacionada con la compresión del peso de la remuneración del trabajo como porciento del PIB", resaltó.
En todo este entramado, además, "la ruina agropecuaria es el componente más alarmante de la crisis estructural de Cuba, el fracaso más sonado de la política económica gubernamental, un factor crucial del empobrecimiento masivo y fermento de malestar político".
Sin embargo, en lugar de alentar a las fuerzas productivas, la estrategia del régimen para contener la inflación es una cacería de brujas contra los negocios privados y la imposición de cuantiosas multas por violar los topes de precios. No obstante, "las multas no resuelven el desequilibrio que se expresa como inflación y que incluye ineficacia del Ministerio de Agricultura para aumentar oferta y del Ministerio de Finanzas para llevar déficit a un nivel de equilibrio macro", enfatizó Monreal.
Varios economistas explican la situación actual a partir de afirmar que Cuba pasó en 2024 de la inflación a la estanflación (inflación más estancamiento económico); el dinero efectivo escaseó aún más, como parte de una política planificada para contener el incremento de la circulación, pero también para limitar aún más el consumo de los hogares. Todo ello, redundando en precariedad generalizada.
En tal sentido, en un artículo publicado por DIARIO DE CUBA en los primeros días de 2025, la economista Rafaela Cruz subrayó: "De momento, el Gobierno ha logrado contener la escalada de los precios reduciendo el poder adquisitivo de los cubanos y dificultándoles el acceso al efectivo, es decir, transformando la inflación en miseria —sin dinero no hay demanda—, pero adoptar un tipo de cambio flotante puede reavivar la llama inflacionaria si el Estado, como todo parece indicar, tiene que emitir dinero para comprar dólares. Marrero reconoce la existencia de una dolarización parcial; bien, pero ¿cuándo reconocerán la existencia del desastre total?".
"Al castrismo le encanta la inflación, la adora porque actúa como un impuesto y, como tal, transfiere recursos desde los ciudadanos hacia el Estado. Además, siendo el Gobierno el mayor propietario del país, le beneficia que la inflación licue el salario real para así mantener las empresas estatales contablemente rentables, mientras los recursos extraídos al pueblo son invertidos en aquello que de verdad le interesa a quienes gobiernan: el turismo", opinó Cruz en un artículo anterior al respecto.