Pese a la crisis generalizada que padece Cuba, el Gobierno se ha jactado de experimentar "indicios de un ordenamiento de los temas macroeconómicos", que ha atribuido a sus medidas para "corregir distorsiones y reimpulsar la economía". Sin embargo, para el economista Pedro Monreal, el relato oficial vuelve a divorciarse de la realidad y los números que el régimen ha presentado como positivos son el resultado de la reducción brutal de la remuneración del trabajo y el empobrecimiento generalizado de los hogares cubanos.
En la más reciente reunión del Consejo de Ministros para evaluar el plan de choque del régimen, denominado Proyecciones de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía durante el 2024, Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación, se refirió a "varios indicadores cuyos resultados ratifican las complejidades que enfrenta en estos momentos el país, como son las importaciones de bienes, los ingresos en divisas por exportaciones, los portadores energéticos y la transportación de cargas y de pasajeros", publicó el sitio de la Presidencia.
No obstante, para el ministro, "se continúan apreciando indicios de un ordenamiento de los temas macroeconómicos" como "la tendencia que se manifiesta al decrecimiento de la inflación, tanto del índice mensual como del interanual, así como la reducción del déficit fiscal, el comportamiento de la cuenta corriente y los indicadores de la circulación monetaria que avanzan paulatinamente hacia el resultado esperado".
En palabras de Alonso Vázquez, "las medidas que se están aplicando por la vía de las inspecciones, de los precios topados y otras, van logrando una reducción de estos que, si bien todavía resultan insuficientes, constituyen un síntoma positivo en el ordenamiento macroeconómico que se lleva adelante".
Sin entrar en números, hizo referencia a las producciones agropecuarias; la preparación de la próxima contienda azucarera; la circulación mercantil minorista, así como las cifras de empleo y salario con una correlación positiva en el indicador salario medio-productividad.
En su cuenta en X, el economista Pedro Monreal escribió: "al anunciar supuestos 'indicios de un ordenamiento de los temas macroeconómicos', el Ministerio de Economía de Cuba distorsiona la realidad: el decrecimiento económico previsto en 2024 más una inflación interanual probablemente entre 25-30% lo que indica es estanflación".
"La combinación de una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024 y de una inflación de dos dígitos es cualquier cosa menos un indicio de 'ordenamiento' macroeconómico. La inflación de 2024 sería menor que la del año anterior, pero continuaría siendo muy alta, expresando desequilibrio", alertó Monreal.
Para el analista, cuando informa una reducción notable del déficit presupuestario sin ofrecer datos concretos de gastos e ingresos, el Ministerio de Finanzas de Cuba escamotea el análisis de lo que parece ser la aplicación de una dura política de austeridad fiscal.
"Pasar de un déficit fiscal inicialmente previsto de 147 mil millones de pesos en 2024 a uno que al cierre de octubre era de 29,7 mil millones, solamente pudiera haberse alcanzado —en un escenario de decrecimiento económico— con una aguda reducción de gastos", dijo.
"En condiciones de dos años seguidos de reducción del PIB, es improbable que se haya producido un aumento significativo de los ingresos del presupuesto y, por tanto, es razonable asumir una disminución del déficit principalmente reduciendo gastos", añadió.
"El problema es que se trataría de la profundización de una tendencia, ya que los gastos han caído en picada como porciento del PIB, desde un nivel de 66% en 2017 hasta 39,2% en 2023. Es una política de austeridad fiscal 'de manual'", consideró.
El economista explicó que cuando se combina una política de austeridad fiscal que reduce la provisión de bienes y servicios públicas con una política de reducción brutal de la remuneración del trabajo (como porciento del PIB) "el resultado inevitable es el empobrecimiento generalizado de los hogares cubanos".
Así, calificó de "incorrecto relato oficial cubano sobre la condición macroeconómica del país".
"Lejos de equilibrarse hay decrecimiento, alta inflación y una política de contracción de la demanda agregada a costa de mermar el ingreso real del trabajo y de reducir bienes y servicios públicos. El Gobierno cubano aplica un programa de austeridad para controlar el ritmo inflacionario. No son los topes de precios sino el aplanamiento del poder de compra lo que estaría moderando una inflación, que rondando el 30%, sigue siendo desmedida", insistió.
La diferencia de las políticas de choque (ese es su nombre real) cubana y argentina radica en que en la Argentina está siendo aplicada por un economista que es presidente por cuatro años y que sigue la lógica científica de la economía política y la experiencia histórica.
En cambio en Cuba está siendo aplicada por un grupo de políticos que no saben nada de economía, que sólo pretenden perpetuarse en el poder, se mueven en contra de la ciencia económica y que no les importa si lo que hacen ya fracasó antes.
Si Milei fracasa el pueblo argentino lo sacará de Casa Rosada con toda seguridad.
Si este mondongo de "corrección de distorsiones " cubano fracasa (como ha fracasado todos sus inventos recientes) no pasa nada porque la continuidad creativa de la miseria está estampada en la Constitución Nacional.