La inflación interanual del mercado formal cubano alcanzó en agosto el 30,12%, ligeramente inferior a la de los dos últimos meses, según datos publicados este lunes por la estatal Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) que están lejos de reflejar la realidad de los precios que impone el mercado negro con productos y servicios que es incapaz de proveer el Gobierno.
La variación del índice de precios al consumo (IPC) respecto a julio fue del 0,42% (frente al 0,70% del mismo mes del ejercicio previo) y la acumulada en lo que va de año se sitúa en el 19,28% (frente al 20,40% del mismo mes del ejercicio previo), según los números oficiales.
El mayor incremento interanual se produjo en Bebidas alcohólicas y tabaco (50,15%), secundado por Alimentos y bebidas no alcohólicas (34,90%), Restaurantes y hoteles (34,60%) y Transporte (31,67%).
Todas las categorías sufrieron subidas interanuales por encima del 10% excepto Recreación y Cultura (9,57%), y los monopolios estatales Comunicaciones, con el 0,75%, y Salud, con 0,72%.
A poco del inicio del curso escolar, sobresalió en agosto el aumento interanual del 24,61% en los gastos en Educación, un sector bandera de la propaganda del régimen que ha dejado de ser hace mucho tiempo gratuito.
DIARIO DE CUBA recogió testimonios acerca del alto costo del comienzo del curso para las familias cubanas, sobre todo para aquellas que sobreviven con sus exiguos salarios sin ayuda económica del exterior.
Además de la inflación que padecen los cubanos, la isla padece una grave crisis económica desde hace cuatro años, evidente en la escasez de alimentos, medicinas, combustible, frecuentes apagones y la dolarización creciente.
En el mercado informal de divisas en Cuba, a través del cual desde 2021 no ha parado de hacerse visible la caída libre del valor del peso cubano, el aumento de la inflación y el automático aumento de los precios, pareciera haberse congelado. Pese a que la economía de la Isla no da señales de recuperación y el deterioro de la vida cotidiana prosigue, el dólar y el euro frenaron su escalada de manera sorprendente.
El 19 de agosto pasado, el economista Steve Hanke, de la Universidad Johns Hopkins, publicó su medición del índice inflacionario en la economía cubana. Según el resultado, la inflación cayó a un 28% interanual, cifra semejante a la de octubre de 2023 y lejos del 205% de agosto de 2022.
La economista Rafaela Cruz consideró que lo que parece un respiro para los cubanos y un éxito para el Gobierno, podría serlo solamente sobre el papel.
"Está habiendo una contención de la inflación en Cuba en este momento, pero es una contención insana. Una contención sana de la inflación sucede desde el lado de la oferta, cuando un aumento de bienes y servicios a una misma cantidad de dinero circulante habla de una economía con capacidad de respuesta para el poder de compra existente; pero cuando la inflación se reduce mediante mecanismos monetarios, como la reducción del circulante, algo que en Cuba es obvio (solo hay que mirar las colas en los cajeros), o reduciendo el poder de compra de los salarios, lo que también está sucediendo en Cuba desde hace varios años, significa que la inflación se está reduciendo porque la gente, al ser más pobre, demanda menos", señaló.
De lo anterior deriva la lectura de fondo de la actual situación: "Hay un intercambio de inflación por hambre", enfatizó la economista.
"Si contener la inflación en Cuba fuese verdadero objetivo del Gobierno, ya se conocería el plan de reducción del gasto estatal que tal propósito necesita. Sin embargo, aunque se invoca ese plan en cada aquelarre castrista, ni se conocen detalles del mismo, ni se ha tomado medida alguna verdaderamente antiflacionaria", consideró la analista en otro artículo publicado en DIARIO DE CUBA.
"Al castrismo le encanta la inflación, la adora porque actúa como un impuesto y, como tal, transfiere recursos desde los ciudadanos hacia el Estado. Además, siendo el Gobierno el mayor propietario del país, le beneficia que la inflación licue el salario real para así mantener las empresas estatales contablemente rentables, mientras los recursos extraídos al pueblo son invertidos en aquello que de verdad le interesa a quienes gobiernan: el turismo", opinó.