El mercado informal de divisas en Cuba, a través del cual desde 2021 no ha parado de hacerse visible la caída libre del valor del peso cubano, el aumento de la inflación y el automático aumento de los precios, pareciera haberse congelado. Pese a que la economía de la Isla no da señales de recuperación y el deterioro de la vida cotidiana prosigue, el dólar y el euro frenaron su escalada de manera sorprendente.
A mediados de julio, ambas divisas habían estado oscilando en el umbral de los 300 pesos x 1, subiendo y bajando levemente, a juzgar por las herramientas independientes de seguimiento de ese mercado. El 30 de julio ambas hicieron movimientos de subida (el euro llegó hasta los 345; el dólar hasta los 335).
No obstante, luego volvieron a bajar y el 4 de agosto el dólar estadounidense cayó cinco unidades, de 325 a 320 pesos x 1, y al día siguiente lo hizo el euro, de 335 a 330 x 1. Hasta la fecha, ninguna de las dos monedas se ha movido de esos valores. O sea, poco más de un mes de aguas tranquilas.
¿Estamos ante el fin del frenesí alcista de la primera mitad de 2024, que desató el pánico entre los cubanos ante la perspectiva de que las divisas alcanzaran y rebasaran la barrera de los 400 pesos x 1? ¿Surtieron efecto las medidas económicas que el Gobierno dice estar aplicando para "corregir distorsiones", y que el cabo han consistido sobre todo en el incremento de precios y tarifas que afectan directamente a los cubanos?
El 19 de agosto pasado, el economista Steve Hanke, de la Universidad Johns Hopkins, publicó su más reciente medición del índice inflacionario en la economía cubana. Según el resultado, la inflación ha caído a un 28% interanual, cifra semejante a la de octubre de 2023 y lejos del 205% de agosto de 2022.
La economista Rafaela Cruz coincide con el diagnóstico arriba expuesto: "El valor de la moneda y la inflación se retroalimentan, reflejándose los cambios de uno en el otro. Principalmente la devaluación de la moneda nacional repercute casi de inmediato en los precios, porque los empresarios se protegen manteniendo estables sus costes financieros", comenta para DIARIO DE CUBA.
"Pero cuando la moneda se estabiliza o incluso se aprecia, no hay un incentivo real en una economía sin competencia como la cubana para que los pocos empresarios existentes, que gozan de una demanda enorme, dada la escasez de oferta, reduzcan sus precios", advierte.
Pasado este primer punto, Cruz diverge en la lectura del panorama: lo que parece un respiro para los cubanos y un éxito para el Gobierno, podría serlo solamente sobre el papel.
"Mi apreciación es que sí está habiendo una contención de la inflación en Cuba en este momento, pero es una contención insana. Una contención sana de la inflación sucede desde el lado de la oferta, cuando un aumento de bienes y servicios a una misma cantidad de dinero circulante habla de una economía con capacidad de respuesta para el poder de compra existente; pero cuando la inflación se reduce mediante mecanismos monetarios, como la reducción del circulante, algo que en Cuba es obvio (solo hay que mirar las colas en los cajeros), o reduciendo el poder de compra de los salarios, lo que también está sucediendo en Cuba desde hace varios años, significa que la inflación se está reduciendo porque la gente, al ser más pobre, demanda menos", señala.
De lo anterior deriva la lectura de fondo de la actual situación: "Hay un intercambio de inflación por hambre", enfatiza la economista.
Rafaela Cruz apunta que la tasa de cambio del mercado informal se mantiene estable "porque la demanda de productos ha caído, pero no porque la demanda esté satisfecha, pues la gente sigue necesitando más pollo, más aceite, más de todo. Lo que pasa es que no pueden demandar, porque no tienen con qué, y los empresarios a su vez tampoco quieren importar como antes, porque los topes de precio les restringen sus beneficios. Así que por esas dos razones no están comprando tantos dólares en el mercado negro, y eso genera la estabilidad cambiaria actual".
"Dado que la economía cubana está en niveles de producción mínimos, la estabilidad cambiaria se asocia principalmente a la importación, no a que el país esté exportando, y por tanto ingresando divisas, por lo que la estabilidad cambiaria puede significar una reducción importante de las importaciones que, al ser de lo que depende la vida en Cuba, significará un deterioro progresivo de la calidad de vida a medida que se vayan agotando los inventarios", advierte.
Y este, enfatiza Cruz, sería el punto de inflexión: "Entonces veremos el repunte de la inflación, pues las personas tendrán que pagar mas por una menor oferta, aunque se mantenga estable el tipo de cambio, pues se habrá llegado a un equilibrio nuevo entre importaciones reducidas —para las que hacen falta menos dólares— y ventas minoristas más caras, saltándose de una u otra manera los controles de precios, que jamás funcionan a medio plazo".
Con respecto a los mayores controles sobre las MIPYMES y la economía no estatal desplegados por las autoridades, alerta: "Las nuevas medidas son no una alarma, sino un coro de alarmas, indicando que el castrismo se mantiene en sus treces y ni doimoi a la vietnamita ni 'un país dos sistemas' a la china: aquí se mantiene la más pura ortodoxia socialista, que rechaza lo privado y quiere dirigir todo desde el Estado. La duda está en si esa es una buena apuesta para el Gobierno mismo o, incluso, si no hay ya dos grupos con intereses contrapuestos dentro del mismo castrismo, queriendo uno de ellos llevar al socialismo a su natural implosión", finaliza.
“Un intercambio de inflación por hambre”
En una dictadura totalitaria sin contrapesos políticos y unidad de poderes del Estado la corrección de "distorsiones" económicas es tarea sencilla cuando de mantenerse eternamente en el poder se trata.
Medidas económicas impensables en sociedades democráticas como el control estricto de la masa monetaria en circulación que encadena al ciudadano al cajero automático o el tope de precios y alza desmedida de impuestos que desestimulan a los productores, son establecidas sin miedo alguno a la furia popular en un país donde el terror a la protesta callejera está incrustada en el ADN de cada uno de sus ciudadanos.
La aplicación ortodoxa de la ciencia económica, puesta en función de objetivos políticos, es un "coser y cantar" para economistas revolucionarios cuando del lado subjetivo de la ecuación hay un pueblo atado de pies y manos.... y con bozal.
Las teorías económicas capitalistas y sus categorías de relaciones de Comercio y circulación, no se aplican al sistema implantado en Cuba, por el Castrofascismo. Hay un punto en que las Mypimes, (de hecho mercados revendedores de productos importados) no pueden subir sus precios para garantizar la utilidad mínima, y dejan de importar productos, debido a no poder recircular la inversión y desaparecen del mercado. De otro lado el comprador no puede pagar los precios de los revendedores privados ni oficiales, porque hay menos remesas, así como los que las envían tampoco pueden aumentarlas y el comprador busca alternativas o sencillamente deja de adquirir el producto y es cuando la falta de este factor, que es el comprador sin el cual no existe el comercio, determina el momento cuando se estabilizan los precios, y la circulación monetaria, por una causa muy simple : detención de las compras. O sea Lo que explica la Ministra la inflación se detiene X Hambre
El hambre en el campo de concentración antillano no depende de la inflación.
La naturaleza del comunismo se basa en el trueque improductivo que sirve al control totalitario y genera inanición.