El pianista y compositor cubano Gonzalo Rubalcaba acaba de regresar de una gira de cinco semanas por Europa y ya está deseando volver a su piano. "Esto se convierte en una adicción, si no lo hago empiezo a sentir un sentimiento de culpa, hay algo con lo que no estoy cumpliendo. Después de la gira traigo mucho estímulo que me empuja y me compromete aún mas. Ahora me tomo tres días, pero ya estoy con la inquietud de sentarme", dice Rubalcaba en entrevista con DIARIO DE CUBA.
El fuerte vínculo del jazzista con la música le viene de familia. Su padre, pianista y compositor, tocó el teclado en la orquesta de Enrique Jorrín, creador del cha-cha-cha. A pesar de que su entorno le daba señales claras, Gonzalo Rubalcaba dice que nunca se sintió obligado a dedicarse a la música.
"Generalmente cuando vienes de casa de médicos, abogados y músicos, la familia tiene una necesidad de empujarte a lo que ya es tradición en el hogar. Ese no fue mi caso. Yo fui dando señales de que tenía inclinación por la música y por supuesto, el entorno me facilitó la posibilidad", dice el pianista, quien cuenta que su primera influencia musical fue su padre, pero también muchos artistas que llegaban a su casa como fue el caso de su vecino Juan Formell, fundador de Los Van Van.
El jazz llega en la adolescencia a la vida de Gonzalo Rubalcaba. "No es hasta que yo descubro que mis compañeros de escuela improvisaban y disfrutaban esto, que a mí se me revela esa nueva opción de hacer música a través de la improvisación jazzística".
El pianista, ganador de varios premios Grammy, se considera un "desprejuiciado musical", porque desde muy joven vivió, muy cómodo, en diferentes géneros y estilos. "Por un lado en la casa bebía de la música popular, por otro el jazz, además, la formación en Cuba es clásica. También me llegaban otras informaciones musicales religiosas de toques de santos, música afrocubana".
Más allá del ritmo que sus dedos dibujen en el piano, Rubalcaba reconoce que lo importante es "estar a la altura de lo que se pretende hacer, ya sea vinculado al jazz o a la música popular".
A principio de los años 80, la estrella del jazz Dizzy Gillespie viaja a Cuba y descubre a un Rubalcaba muy joven que ya desbordaba talento. "Tuve la oportunidad de que me me invitara a tocar con él y se convirtió en un promotor de lo que yo estaba haciendo", dice el pianista. Cuenta que Dizzy Gillespie quedó tan impresionado que pidió hacer una gira internacional con él. La respuesta del Gobierno fue negativa y la excusa usada, los estudios del pianista. De esta historia, que le pudo haber cambiado la vida, Rubalcaba no se enteró hasta muchos años después
"Eso es parte de la manera habitual en la que muchos de nosotros hemos vivido la realidad cubana. Cómo, a veces, el Estado cubano decide qué pasa con tu vida. Ellos determinan cuándo puedes, cuándo no, en qué momento y cómo sucede tu realidad, tus funciones, tus planes, tus sueños, tu vida", añade.
Sobre las protestas del 11J, Rubalcaba opina que "una realidad como la que se está viviendo en Cuba después del 11J es imparable".
"Una vez que la sociedad toma ese riesgo y se decide a usar ese medio como defensa, como grito, ya no hay vuelta atrás. Estamos quizás en el comienzo de un periodo que puede ser largo. No podemos imaginar que todo va a cambiar en horas, días o meses. Son muchos años con el mismo modelo, censura, limitaciones y falta de libertades. Es un proceso que va a estar incrementándose cada vez más porque hay una generación que ya ha entendido que ese es el camino. Ya han ido liberándose, han perdido los miedos".
Gonzalo Rubalcaba dice recordar la libertad que desprendían las bandas estadounidenses en el escenario cuando se organizó el evento Havana Jam en Cuba. "Era la primera vez que llegaba una delegación norteamericana en Cuba después de 20 años sin que existiera un contacto con nada que se hubiera producido en EEUU", cuenta el pianista.
Para el músico, esas bandas "podían trabajar en grupo, pero sin limitar las individualidades. Si yo lo entendí con muy pocos años, creo que este mismo impacto lo puede tener otro cubano si uno va y desarrolla su gestión musical allí como lo hace en otras partes del mundo"
El pianista defiende la importancia, para cualquier sociedad, de tener acceso no solo a lo que sucede en su territorio, sino también a lo que viene de fuera.
"Yo llevo casi 30 años viviendo fuera de Cuba y en esa gestión de hacer carrera internacional, Cuba ha estado ausente y se pierde, en tu propio país, el hilo de lo que ha sido tu carrera. No creo que eso sea beneficioso y saludable en la sociedad".
Después de tantos años de carrera el pianista dice tener la misma filosofía de vida. "El amor lo puede resolver todo", concluye.
Lo terrible para el castrismo es que ya no tiene quien le escriba.