Un mes después de cerradas las rendiciones de cuentas, con 129 asambleas menos de las previstas en Guantánamo, Miguel Díaz-Canel ha alardeado de "honestidad y valentía" al asumir el proceso en "momentos muy complejos" y en medio de "muchas insatisfacciones", mientras el aparato legislativo lo calificó de "satisfactorio" y lo volvió a presentar como ejemplo de "respaldo" al "modelo participativo y democrático" particular del régimen cubano, recogió el diario oficial Granma.
"Fue un proceso de rendición de cuentas que asumimos desde una posición honesta y valiente, porque los tiempos eran muy difíciles. Muchas insatisfacciones, momentos muy complejos. En menos de un mes hemos vivido tres desconexiones del SEN, dos sismos y dos huracanes. Haberlo hecho en esas condiciones, haber ido con honestidad a conversar con el pueblo, a explicar y también a pedir participación, a convocar para encontrar soluciones comunes a los problemas es una expresión de respeto a nuestra democracia, y también de aliento a la participación", dijo Miguel Díaz-Canel en el podcast número 14 Desde la Presidencia.
Para Díaz-Canel, el pueblo reaccionó con "comprensión" y "hay mucho reconocimiento a los delegados, y que en la población comienza a existir un sentimiento ya maduro de qué podemos exigir al delegado y qué es lo que no le podemos exigir al delegado".
En palabras del gobernante, "la gente ha reconocido que los delegados no son magos, y aunque tienen que enfrentar todos los problemas, hay cosas que están fuera de su alcance y que tienen que ver más con el desempeño de las instituciones, tienen que ver más con la manera en que coordinamos el trabajo".
Según resultados preliminares publicados por la Asamblea Nacional del Poder Popular, estaban previstas 65.128 y se realizaron 64.999, el 99,80%.
El secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta Álvarez, dijo que el abasto de agua y reparación de redes hidráulicas, la necesidad de disminuir los precios de los productos alimenticios; el abastecimiento en la red de comercio minorista; reparación de viales; transporte público; recogida de desechos sólidos, programa de construcción y reparación de viviendas, y la situación electroenergética fueron "los temas más recurrentes presentados por la población". No habló de soluciones.
Las 129 reuniones que dejaron de realizarse entre el 20 de septiembre y el 15 de noviembre —fechas anunciadas por el Gobierno para celebrar el proceso suspendido dos veces, en octubre de 2023 y enero de 2024— debieron efectuarse en los municipios guantanameros Baracoa, Imías, Maisí y San Antonio del Sur. El funcionario explicó que no se realizaron "debido a las consecuencias provocadas por el huracán Oscar y las intensas lluvias sobre esas localidades".
Los cubanos residentes en esos municipios no tuvieron la oportunidad de cuestionar la responsabilidad de la Defensa Civil por los ocho muertos —según cifras oficiales— que dejó el evento meteorológico, al no alertar a la población mediante megáfonos, teniendo en cuenta que el país estaba hundido en un apagón total.
Tampoco pudieron preguntar a su delegado por qué, en contraste con el discurso de que ningún cubano queda desamparado ante fenómenos naturales, el Gobierno les cobra la mitad del precio de los colchones y los materiales de construcción a personas que lo perdieron todo a causa del huracán.
Pese a que las reuniones no se realizaron, Acosta Álvarez dijo que "el vínculo logrado en esas circunscripciones entre los delegados y sus electores, durante la recuperación" de las afectaciones del evento meteorológico, permitió dar por cumplido este proceso en esas demarcaciones guantanameras.
El secretario del Consejo de Estado olvidó, convenientemente, que durante el recorrido de Miguel Díaz-Canel por Guantánamo tras el paso del huracán, un residente en una de las zonas golpeadas le reprochó que el Estado los dejó solos en medio de admisiones de Díaz-Canel admitió que el fenómeno los había "sobrepasado".
Luego de las protestas generadas por apagón total del país del 18 de octubre y las que se produjeron como resultado de la segunda desconexión del sistema electro-energético nacional —justificada con el huracán Rafael, que azotó el occidente de Cuba— las organizaciones de observación electoral dentro de Cuba dejaron de recibir reportes de asambleas de rendición de cuentas.
Sin embargo, posteriormente, hubo reportes de reuniones realizadas en los días posteriores a los dos apagones masivos y los huracanes — excepto en las zonas de Guantánamo—, mediante el mecanismo de "asambleas clandestinas".
"La tónica ha sido el secretismo. Como decimos: 'asambleas clandestinas'. Mucha gente no se ha enterado de que se han hecho las asambleas", dijo a DIARIO DE CUBA Zelandia Pérez Abreu, coordinadora nacional de la Comisión Cubana de Defensa Electoral (COCUDE).
Ya en octubre, Pérez Abreu había alertado a esta redacción que las convocatorias se estaban haciendo "mediante chats (en la aplicación What’sApp) o poniendo la fecha, la hora y el lugar de la asamblea (en un cartel) el mismo día por la mañana".
Para el abogado Edel González Jiménez, miembro del equipo legal de DIARIO DE CUBA, la falta de información sobre la realización de las asambleas evidencia que la rendición de cuenta es un proceso "formal, engañoso y muy controlado en todos sus aspectos" y que el Gobierno lo realizó porque no le quedaba otra opción, después de dos suspensiones.
Otro elemento señalado por los observadores electorales dentro de Cuba fue la baja participación en las reuniones, que, en opinión de González Jiménez no se explica solo por la deficiente convocatoria, sino porque "la ciudadanía ha comprobado que participa en la construcción de una fachada y confía cada vez menos en la manida representación popular que se le ha impuesto también por el falso proceso electoral".
"En países democráticos puede existir una baja participación en procesos que convoque el partido en el poder; ello evidencia de desaprobación de la ciudadanía, que puede sacarlo del poder a través del normal y periódico sistema electoral. En Cuba es gravísima y muy lesiva esta circunstancia, porque no solo se demuestra la deslegitimación popular, sino la permanencia de un problema y la falta de un mecanismo electoral para cambiarlo".
Singao I, el insatisfecho. Monarca de los potreros de Cuba.
"Sabemos que nos miente. Él sabe que nos miente. Él sabe que sabemos que nos miente. Sabemos que él sabe que sabemos que nos miente. Y sin embargo, sigue mintiendo».
Alexandr Solzhenitsyn.