Una gran parte de los cubanos dentro y fuera de la Isla opina que el máximo responsable del desastre en el que se hunde hoy el país es Miguel Díaz Canel, como demuestra una petición de que renuncie, que circula en las redes sociales.
Esa responsabilidad se extiende al primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y pasa por el resto de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), que es el máximo órgano legislativo de Cuba y, por tanto, responsable de las leyes que limitan los derechos de la ciudadanía.
La responsabilidad también llega a los delegados de circunscripción, que han aceptado ser meras poleas de transmisión del poder. En las recién concluidas Asambleas de Rendición de Cuentas, ante la falta de solución del Gobierno a los problemas de la población, esos delegados fueron cómplices del secretismo con que se convocaron las reuniones y se limitaron a dar justificaciones de su mala gestión.
Obtener la revocación de un dirigente en Cuba, una cuesta empinada, larga y tortuosa
No podemos sentarnos a esperar por la renuncia de Díaz-Canel ni del resto de los responsables del colapso de Cuba. La petición en las redes sociales tampoco será de gran utilidad, aunque evidencie el descontento de la población.
Sin embargo, los cubanos residentes en la Isla sí podemos utilizar vías legitimadas por las leyes nacionales para expresar ese descontento. Como explicó DIARIO DE CUBA en mayo de 2023, aunque los cubanos solo votamos y no podemos elegir, sí podemos promover revocaciones. De hecho, ya lo hemos intentado, aunque no de la manera más eficiente.
Por ejemplo, en febrero de 2021, cientos de cubanos solicitaron la revocación del ministro de Cultura, Alpidio Alonso, quien junto a otros funcionarios había agredido a activistas del 27N en enero.
En marzo de ese año, la ANPP desestimó la solicitud, con el argumento de que no reunía "los requisitos legales previstos en la Ley de Organización y Funcionamiento" de dicho órgano legislativo.
Cualquier petición de esa índole que no cumpla los mencionados requisitos legales que obliguen a la ANPP a admitirla (que no es lo mismo que aprobarla) le permitirá al órgano legislativo echar mano al mismo argumento para desestimarla.
Uno de los primeros requisitos que debe cumplir cualquier petición de revocación que la ciudadanía dirija a la ANPP fue abordado recientemente, en entrevista con DIARIO DE CUBA, por el politólogo y vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, Manuel Cuesta Morúa: la certificación acreditativa de la condición de elector.
La Ley 131 de Organización y Funcionamiento de la ANPP establece que todas las firmas que acompañen una petición o iniciativa ciudadana deben estar validadas por esa certificación.
La firma de una sola persona que no cuente con ese documento, que debe solicitarse al Consejo Electoral Nacional (CEN), basta para que la petición sea desestimada por la ANPP.
Una vez obtenida la certificación, es importante que la solicitud esté bien argumentada. Debe estar claro que la gestión de los representantes "elegidos" por el pueblo cubano ha sido ineficiente. Esto queda evidenciado en la crisis energética, la caótica situación de la vivienda, la baja producción agrícola en un escenario de escasez crónica de comida, y el hundimiento de los sectores de la Salud y la Educación.
Antes de que la ANPP pueda esgrimir el embargo estadounidense como justificación del colapso de Cuba, hay que señalar la contradicción en las inversiones estatales, que privilegian el turismo por encima de la energía, la agricultura, la Salud y la Educación, como demuestran continuamente las publicaciones de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Publicaciones de la ONEI han revelado el aumento de exportaciones de EEUU a Cuba. El principal lobby en ese país a favor de los negocios con La Habana, el Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, ha revelado el incremento de las donaciones humanitarias a Cuba desde la nación norteña.
¿De qué dirigentes podemos solicitar la revocación?
En las peticiones, también debemos tener claro qué revocaciones proponemos.
Según la Ley 135 o de Revocación de los Elegidos a los Órganos del Poder Popular, en Cuba pueden ser revocados los delegados a las asambleas municipales; los presidentes y vicepresidentes de consejos populares; los presidentes y vicepresidentes de las asambleas municipales; los gobernadores y vicegobernadores; los diputados a la Asamblea Nacional; el presidente, el vicepresidente y el secretario de la Asamblea Nacional; los miembros del Consejo de Estado, y el presidente y el vicepresidente de la República.
La revocación de un diputado puede ser promovida por otro diputado o el Consejo de Estado. Pero también por "un cuarto, como mínimo, de los delegados a la Asamblea Municipal por donde fue elegido", de acuerdo a los Artículos 10, apartado 4, 42 y siguientes de la Ley de Revocación. No se debe olvidar que la mitad aproximada de los 470 diputados cubanos son a su vez delegados de circunscripción.
Si un diputado pierde la condición de delegado en la circunscripción por la que fue electo, deja de ser, seguidamente, miembro del Parlamento cubano.
Sin embargo, no podemos promover directamente la revocación de Díaz-Canel o Marrero Cruz, por ejemplo, pues ellos no son delegados de circunscripción. Para tener esa condición, deberían vivir en los municipios a los que supuestamente representan. Ellos fueron "propuestos" por organizaciones como el Partido Comunista de Cuba, los sindicatos, los Comités de Defensa de la Revolución o cualquier otra organización subordinada al régimen.
Pero los electores sí tienen derecho a solicitarle a su delegado de circunscripción, por ejemplo, en Santa Clara, que convoque a Díaz-Canel a rendir cuentas. También pueden pedirle que, si el gobernante no ofrece respuestas satisfactorias, promueva en la Asamblea Municipal la activación de los mecanismos de revocación.
Si el delegado se niega a representar a sus electores, estos sí pueden revocarlo a él de manera directa, en virtud del Artículo 13 de la citada Ley 135.
La utilidad de demostrar lo que ya está demostrado
En la práctica, cualquier delegado de circunscripción preferirá su propia revocación antes que atreverse a convocar a Díaz-Canel y, mucho menos, a promover su destitución. Sobre las solicitudes presentadas a la ANPP, lo más probable es que, pese a que cumplan todos los requisitos legales, sean rechazadas.
¿De qué sirve entonces recorrer el largo y tortuoso camino de presentar solicitudes de revocación en Cuba?
Una avalancha de solicitudes de revocación que reúnan un elevado número de firmas y cumplan con los requisitos legales y, pese a ello, sean rechazadas por los diputados que deben representar al pueblo, demostraría la inutilidad del sistema jurídico en Cuba y la inexistencia de un Estado de Derecho.
Los mecanismos legales para buscar cambios pacíficos son letra muerta y el propio régimen los viola.
¿Algo de esto es nuevo? No para la sociedad civil ni para el exilio, ni para un parte de los cubanos dentro de la Isla. Pero sí, por increíble que parezca, para algunos funcionarios de Naciones Unidas, miembros del Parlamento Europeo y otros organismos internacionales, que creen en la propaganda del régimen de que en el país hay un ordenamiento jurídico que funciona, y mecanismos que permitirían al pueblo revocar a sus dirigentes.
La propia autora pregunta "¿De qué sirve entonces recorrer el largo y tortuoso camino de presentar solicitudes de revocación en Cuba?". Usa "largo" y "tortuoso" y ninguno de los dos adjetivos es sinónimo del más importante: "peligroso".
Porque cualquier cubano sabe perfectamente que si toma "ese camino" sus dias en libertad están contados y que podrá ser encarcelado por cualquier cosa, como comprarle unos aguacates a uno "que pasó vendiendolos" frente a la puerta de su casa.
Pedir la renuncia de la cúpula Castrofascista es algo muy parecido a que los católicos de la época pidieran la renuncia de Torquemada como Santo inquisidor Mayor en los tiempos de la Inquisición, cuando ese animal con ropa torturaba y mataba a personas en el nombre del creador. La diferencia es sólo temporal.
Muy bueno el artículo. El último acápite del artículo lo dice todo. Por eso es que el loco Trump le tiene la vista puesta a esas organizaciones. Lo dijo, los miembros de las Naciones Unidas y el Parlamento Europeo son unos rasca panza y vagos que lo único que hacen es cobrar un cheque sin hacer nada. El loco señaló que la contribución de los Estados Unidos era perdida para el país. En Cuba lo que hay que hacer es a empezar a cortar cabezas porque esa constitución es una pantalla para validar el terror de los terroristas en el poder.
Parece que los activistas navegaron el manotazo de Alpidio Alonso con poca creatividad. En este hemisferio y en España hay bases de datos que contienen los contactos de los directivos de los periódicos locales y las emisoras de radio; y con dos o tres activistas es enteramente posible hacer mucho ruido con una campaña por país para obligar su renuncia.