De 'patria o muerte' a la libertad: la historia de un médico cubano que desafió al régimen

El 2 de agosto de 1990 comenzaba la Guerra del Golfo. En la contienda bélica contra Irak por su invasión a Kuwait participaron 34 países encabezados por EEUU. Del otro lado del mundo, un médico cubano comenzaba una odisea por negarse a ir a la zona de conflicto. Fidel Castro quiso enviar a sus "soldados de batas blancas" en apoyo a su amigo Sadam Hussein.

Eduardo Consuegra, trabajaba entonces como pediatra en el cardiocentro del Hospital William Soler. Su jefe le avisó que "tenía el honor de ser escogido como el pediatra del equipo", y que se trataba de una tarea de "patria o muerte".

"Me negué a ir. Dije que tenía claro quién era Sadam. Era una época muy cerrada, prácticamente no se podía salir del país, ni se te ocurría expresar tus opiniones. Esa negativa provocó una serie de sucesos que me fueron empujando hasta que estuve perseguido. Yo le dije al director del hospital que eso era una tarea de muerte, no de patria", recuerda el médico cubano.

Consuegra comenzó a ser un apestado, como todo aquel al que se le ocurría contradecir un deseo del Fidel Castro. La bata blanca, el título de médico, los años de experiencia no valieron para nada. Al menos en Cuba. 

"Mis recuerdos de esos días son muy intensos. Era una situación de ostracismo en la que la gente incluso evitaba hasta saludarme. Algunos compañeros se acercaban a mí para decirme: 'Consuegra, tú sabes que te tengo mucho aprecio, pero tengo que pensar en mi familia'. Tuve que preparar a la persona que me iba a sustituir en mi puesto. Ya no pude seguir en el hospital. Me busqué un poco la vida hasta que logré refugio político. Pedí asilo a EEUU y España. Ambos países me lo concedieron. Finalmente decidí venir a España".

Hoy el médico cubano es el jefe de Servicios de Pediatría en el Hospital Universitario de Salamanca. Sin embargo, y a pesar de vivir hace 30 años en España, Eduardo Consuegra aún sufre cuando recuerda el momento de salir de Cuba.

"Me llevaron con escolta diplomática al aeropuerto. Sentía mucha tristeza. Dejé a mi madre, a mi hermana, a mi sobrino pequeño, a los amigos. Dejé atrás mi país y toda mi vida. Sabía que para donde iba ya era mejor. Me hizo una entrevista el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y me preguntó si me estaba costando mucho adaptarme a España. Mi respuesta fue: 'Me adapté en el avión'. Se empezaron todos a reír".

La decepción de Consuegra con el sistema en Cuba no comenzó con la Guerra del Golfo, sino mucho antes. El doctor estudió en la Escuela Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin; otra idea de Fidel Castro. Allí entendió de farsa y de desigualdades. 

"Desde jovencito me di cuenta que el comunismo era todo mentira. Esa promesa de bienestar, de igualdad es completamente incierta. En la Lenin, por ejemplo, había diferencias claramente con los hijos de los grandes dirigentes, que tenían una serie de prebendas que no teníamos el resto. Nos adoctrinaban en la moral comunista, el comunismo científico... Te dabas cuenta que era una cosa completamente irrealizable. El ser humano no se puede manejar de esa manera".

La Medicina en Cuba ha sido desde 1959 la punta de lanza para mostrar lo que el castrismo ha denominado "logros de la Revolución". Con la supuesta calidad de la salud pública y gratuita, el régimen adoctrina constantemente a los cubanos. 

"La medicina en Cuba era magnífica antes de 1959. Tenía una mezcla de la escuela española y la americana, con muchos elementos de la escuela francesa también, como toda la parte de anatomía. Incluso, en muchas especialidades se usan libros americanos de siempre. Fidel que era un tío tan malo como tan listo, se dio cuenta que tenía un filón ahí para venderlo. Y entonces empezó a producir médicos a punta de pala y luego los exportó. Yo nunca fui, pero hay muchos compañeros trabajando prácticamente como esclavos en terceros países. Todo el dinero se lo lleva el Gobierno para utilizarlo en lo que ellos quieran y pagan una miseria a esos médicos".

Esos médicos "tienen una esclavitud primero psicológica. Cuando sales a trabajar fuera, el Gobierno tiene de rehén a tu madre, o a tus hijos o tu esposa. ¿Por qué sales de Cuba? ¿Realmente porque quieres ayudar a otro país? Todos los médicos tenemos vocación de ayudar. La gente sale de Cuba porque quiere buscar algo de dinero para sobrevivir, para llevar algo a sus hijitos. Eso lo sabe perfectamente el Gobierno y tienen tus rehenes y tú eres su esclavito. Entonces, trabajas para ellos por un poquísima cantidad de dinero. Se llevan todos los beneficios y encima venden que están ayudando al mundo con los médicos. Es una manipulación muy diabólica.

¿Qué opinión le merece la situación actual de la salud pública en Cuba?

La medicina cubana era buena, pero se ha ido deteriorando muchísimo. Yo desde muy pronto fui profesor y veía como la desmotivación tenía que ver con el empeoramiento económico. Si tienes que pensar qué comes al otro día, no te vas a leer 30 artículos. Yo creo que sigue habiendo unos profesionales grandísimos en Cuba; pero también hay muchos mitos. 

¿Cuáles son esos mitos?

Yo, por ejemplo, que he tenido la oportunidad de trabajar en España como médico especialista, sé que la medicina española es magnífica. Y el sistema de sanidad de este país, que es capitalista, es buenísimo. Aquí todo el mundo tiene atención. Si viene un inmigrante, se atiende. Siempre el régimen vendió eso como exclusivo de Cuba. La vida ha ido demostrando la realidad de los hospitales de Cuba. Es una pena tan grande que todavía exista gente que siga asumiendo que aquello es correcto. Yo a veces veo en la tele a políticos españoles defendiendo lo que pasa en Cuba y me da una tristeza tremenda. 

¿Cuáles son las principales diferencias entre ejercer la Medicina dentro de Cuba y hacerlo en España?

Lo primero, los recursos a los que tienes acceso. Hacerse una resonancia magnética en Cuba en mi época era impensable. También hay muchas pruebas que no se pueden hacer porque simplemente no están disponibles. Después el acceso a la información. Aunque en Cuba ahora ya hay bastante información médica, primero hay que pensar en qué voy a comer mañana, y creo que aquí tenemos un poco más de tiempo para estudiar y actualizarnos".

Consuegra vive ahora en la comunidad Autónoma de Castilla y León. Mantiene su acento cubano, a pesar de tener giros propios de la manera de hablar española. Las tres décadas que lo separan de la Isla, no lo alejan de estar al tanto de lo que allí sucede.

"Uno se puede adaptar a Cuba cuando mentalmente decide acomodarse como un mecanismo de defensa. Pero cuando te das cuenta de todo lo que te privan, de las libertades, lo material, lo espiritual, es horrible. No es que aquí todo sea color de rosa, porque la emigración es un camino duro, pero aquí puedes ser una persona diferente. Yo sigo siendo el mismo cubano de siempre. Cuba sigue estando aquí", dice el médico mientras se toca el corazón.