"El colapso de Cuba": así tituló el diario independiente inglés The Guardian, uno de los más importantes del mundo, la crisis de la vivienda que sufre la Isla, vista a través de un ensayo fotográfico de los fotorreporteros catalanes Manu Mitru y Jordi Otix, quienes documentaron durante su paso por La Habana la dura existencia de varias familias albergadas tras perder sus casas, ubicadas en los numerosos edificios en ruinas de la capital.
A través de dos decenas de instantáneas tomadas en La Habana Vieja, los autores buscaron "documentar la pésima situación de la vivienda, un reflejo del colapso generalizado del país".
El proyecto, aseguran, se ubica "lejos de la noción romántica de La Habana Vieja (...) Muchos edificios se han derrumbado o han sido declarados inhabitables, lo que obliga a la gente a vivir en refugios o a ocupar casas en condiciones inseguras, mientras se construyen nuevos hoteles a su alrededor".
"Las voces de este reportaje revelan una realidad que se aleja de la imagen de un paraíso caribeño, de la vida en edificios ruinosos entre ratas, chinches, cucarachas y humedad, con continuos cortes de luz y agua y con un poder adquisitivo muy limitado", escriben.
En un albergue improvisado por las autoridades en una antigua oficina de La Coubre, frente a la bahía habanera, pernoctan 40 personas que perdieron sus viviendas. Entre ellas, el reportaje menciona a Sally, quien "muestra signos de desnutrición", y Niovis, una pareja de hermanas desempleadas que perdieron su casa tras el derrumbe de su edificio en Muralla 317.
"Les dijeron que estarían allí durante cuatro meses, pero eso fue hace cinco años. Las autoridades les dijeron que repararían su casa, pero no lo hicieron y finalmente colapsó", relata The Guardian.
"Los cubanos enfrentan un presente precario y un futuro incierto. Mientras el Gobierno se enfoca en la recuperación del sector turístico, las condiciones de vida de las personas están impulsando el mayor éxodo migratorio en la historia del país" indica el periódico.
En el caso de Leyanis, quien vivió su embarazo en esas condiciones, "una cucaracha se le metió en el oído mientras dormía y requirió atención médica".
"El Gobierno proporcionó literas para las seis personas de la familia, pero los colchones están infestados de pulgas. La familia pasa días enteros sin agua potable y los niños tienen serias dificultades para concentrarse en sus estudios. Cuando llegaron al albergue para evitar el inminente derrumbe de su antiguo hogar, Leyanis era un niño. Ahora es madre".
Los baños son una de las mayores fuentes de tensión en el albergue, puesto que no tienen agua corriente y su cuidado "genera discusiones entre vecinos", refiere el reporte.
Por ello, Judit construyó un baño propio en el lugar para ella y sus dos hijos. Marlene, de 50 años, tiene una hija que "está traumatizada, como tantos otros niños que viven aquí. La madre de Marlene tenía cáncer de pulmón y en las condiciones de vida del refugio su salud se deterioró drásticamente. 'Vivió mal, con sufrimiento, con agonía, y le rogué que pudiera vivir los meses que le quedaban de vida con dignidad, pero no sucedió'", cita el reporte.
Otra caso es Artelis, de 31 años, quien se encontraba "en su apartamento con su hijo cuando el edificio se derrumbó. Su bloque comenzó a degradarse en 1984 y colapsó en 2018. Tuvieron que vivir en la calle durante ocho días. El Gobierno dijo que la compensaría por sus muebles, pero esto nunca sucedió".
"Muchas familias se niegan a ser reubicadas en refugios por temor a perder sus derechos de propiedad ante el Gobierno o un inversionista extranjero. Los que se quedan viven con el riesgo constante de derrumbarse. En la entrada de este edificio, la gente vende materiales que han rescatado de otras casas destruidas", refiere The Guardian.
"Esta situación es especialmente común en La Habana Vieja, la principal zona turística de la ciudad. Aquí conviven hoteles de lujo con edificios al borde del colapso, en un claro proceso de gentrificación auspiciado por el propio Gobierno", precisa el reporte.
Y, clarifica: "En su afán por impulsar el turismo tras la pandemia, las autoridades están convirtiendo edificios patrimoniales en hoteles, que aportan divisas a las altas esferas del poder. Mientras tanto, solo construyeron el 58% de las viviendas previstas para 2022".
The Guardian recuerda que "las noticias locales sobre derrumbes son frecuentes, pero rara vez cruzan fronteras. El derrumbe de un balcón en La Habana Vieja mató en 2020 a tres niñas de entre 11 y 12 años y el caso se internacionalizó. El Gobierno reparó rápidamente el edificio, uno de los pocos casos en los que lo ha hecho".
Sin embargo, un año después de esos hechos, DIARIO DE CUBA habló con Gloria de las Mercedes García Noyola, madre de Rocío, la niña de 11 años de edad fallecida en ese otro "accidente" que muchos cubanos achacaron a la negligencia de las autoridades que demolían la edificación de donde se desprendió el balcón.
Sobre las especulaciones en torno a la posibilidad de que las familias afectadas recibieran alguna indemnización, la madre precisó que "preocupación sí hubo, pero indemnización, ninguna".
Ser alojado en los albergues para las víctimas de derrumbes es una de las peores situaciones en que puedan verse los cubanos. Estos lugares, denominados "provisionales" por las autoridades, acaban convertidos en residencia fija durante décadas.
Con deplorables condiciones higiénicas y de hacinamiento, los albergados esperan allí durante décadas por una solución que en la mayoría de los casos nunca llega. Las protestas públicas, incluyendo el corte de vías de tráfico vehicular, han sido la forma de protestar por esa situación que encuentran muchos de los afectados. Pero ni eso garantiza que se les atienda.
La situación dantesca de la vivienda en Cuba no se evidencia solo en La Habana, aunque allí sea más frecuente y masivo el problema. Ciudades y pueblos de toda la Isla reportan derrumbes, edificaciones en mal estado y la misma desidia de las autoridades.
The Guardian viene siendo como El País de UK, un nido infecto de comunistoides de salón europedo. El reportaje probablemente no dure mucho ahí, desaparecerá por ensalmo.
Ya saldran los del regimen a acusar a The Guardian de agentes del imperio. Y el periodico emitira una disculpa. No falla. Entre bueyes no hay cornadas. Y estos izquierdistas se tapan unos a otros.
La realidad supera la ficcion que quiere vender el regimen. La situacion en cuba es desesperante. Pero hasta que los yankees no den el green light alli no pasara nada de nada. Sorry.
No hay que olvidarse que The Guardian, como el NYT, es un diario de izquierdas cerca de los laboristas británicos con muchos tontos útiles en sus filas a favor de “ la revolución “. Durante muchos años ha pasado de alto a la dictadura castrista deliberadamente, por razones que todos conocemos. Pero precisamente porque es un periódico que vive en un mundo libre, a veces se les va la chaveta y vienen dos catalanes con un reportaje que publican. De todos modos, thank you.
Bueno, todo el mundo acaba descubriendo el agua tibia, aunque algunos se demoran bastante, y algunos nunca se dan por enterados.
Si por el deterioro de las viviendas van a medir el colapso del país, entonces Cuba colapsó hace años, sólo que los de The Guardian no se habían enterado. Más vale tarde, porque el reportaje es bueno.