Últimamente el castrismo se nos presenta como enemigo de la violencia y heraldo del pacifismo en todas sus manifestaciones. Precisamente, uno de los argumentos expuestos por la propaganda oficialista para rechazar la marcha cívica que fue convocada para el pasado 15 de noviembre era que desataría actos de violencia en la sociedad cubana.
En ese contexto, el ensayista Enrique Ubieta, ese ferviente intelectual orgánico del castrismo, acaba de publicar un artículo en el periódico Granma en el que reafirma la pretendida vocación pacifista de los gobernantes cubanos, al tiempo que destaca la "actitud guerrerista" de sus enemigos. Después de aseverar que el sistema capitalista no puede sostenerse sin la violencia, el articulista afirma que "Repudiamos la violencia y cualquier acto lesivo a la dignidad".
Sin embargo, para los observadores de la realidad cubana está claro que la violencia ha sido el pan de cada día en la Isla tras el advenimiento de Fidel Castro al poder en enero de 1959. Una violencia que lo mismo se ha manifestado en el plano interno, como también a nivel internacional.
En fecha tan temprana como el 24 de junio del propio año 1959 caía en combate en territorio hondureño el primer teniente del ejército castrista Onelio Hernández Taño, cuando pretendía cruzar la frontera hacia Nicaragua para luchar contra el Gobierno de Anastasio Somoza (según información aparecida en la edición del periódico Granma del 24 de junio de 2019). La faena castrista de exportar violentamente su revolución estaba en sus comienzos.
Fue una práctica que los gobernantes cubanos extenderían a buena parte de las naciones de la región durante las décadas del 60 y el 70. Además de mandar a cubanos para combatir a gobiernos legalmente establecidos (destacan los casos del "Che" Guevara y su tropa en Bolivia, y Antonio Briones Montoto en Venezuela), el castrismo apoyó activamente y en muchas ocasiones la retaguardia de movimientos guerrilleros en El Salvador, Argentina, Uruguay, Guatemala y Perú, entre otros.
Y dentro de la Isla no podríamos ignorar la violencia con que las autoridades han respondido siempre a los intentos de la oposición pacífica cuando reclama sus derechos de presentarse en las calles cubanas. Pero en este sentido valdría la pena rememorar los vandálicos actos de repudio que las turbas progubernamentales hicieron a quienes pretendían abandonar la Isla en aquel año terrible de 1980.
Los cubanos que sobrepasan los 50 años de vida pueden dar fe de las tribulaciones padecidas por personas que solo aspiraban a emigrar. Les rodeaban sus viviendas, les lanzaban huevos y otros objetos contra sus casas. Hubo golpes y maltratos físicos, llegaron en ocasiones a cortarles la luz y el agua, y les proferían las palabras más obscenas que puedan imaginarse. Y ubicamos la edad límite para recordar aquellos hechos porque la propaganda oficialista pretende sumirlos en el olvido. Desean que las nuevas generaciones nunca sepan de los trapitos sucios acumulados en el historial de sus gobernantes.
Aun así hay que aguantar que una panelista de la Mesa Redonda de la televisión cubana exprese que nunca se ha utilizado la violencia contra la emigración de la Isla. Y peor, que el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, sin haber existido nunca una disculpa oficial del Gobierno por aquellos actos de repudio, convoque ahora a la diáspora cubana a invertir en la Isla. O sea, que las víctimas de antaño se transformen en los salvadores del presente.
Por ello es muy importante que ningún cubano, lo mismo si reside en la Isla o en la diáspora, olvide las actuaciones violentas cometidas por el castrismo durante su prolongada permanencia en el poder. Así le restaremos argumentos con que legitimar su régimen.
Caras, nombres, direcciones de los esbirros. No pueden quedar impunes.
Esa foto es peor que asquerosa. Ni que hicieran falta todavía más razones para abochornarse.
Hace falta que la variante Xi ... ( la OMS se saltó la letra para no ofender a cierto emperador ....) los alcance por la retaguardia ....
El mayor problema de Cuba es que la cleptocracia no tiene ninguna intención de dejar el poder pacificamente, lo único que hace es amenazar continuamente que asesinará moral o físicamente a quién se le oponga. No hay duda que se aferra no solo a las fuerzas represivas sino que intenta por todos los medios comprometer a los ciudadanos pacíficos y decentes: O SOMETIMIENTO O MUERTE. De esta manera la salida de la crisis será imposible por medios pacíficos, y las cosas irán a peor, cada vez habrá más sabotajes en las empresas del estado, más corrupción de los que ven que las cosas van a peor, más gente que intentará huir del país, o mejor dicho del hambre,... A medio o corto plazo la economía no aguantará y el desenlace será funesto.
“El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, la predica a la envidia" Winston Churchill.