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Economía

'Aquí el salario, los precios y la honestidad no ligan'

El desbalance nutricional por la falta de alimentos y el desmedido aumento de los precios afectan de forma notable a 32.000 ancianos que viven solos en Santiago de Cuba.

Santiago de Cuba
Mercado en Santiago de Cuba.
Mercado en Santiago de Cuba. Diario de Cuba

Comer, asearse o vestirse: esa es la ruleta socialista en la que viven miles de familias santiagueras, azotadas por escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad, la subida de precios y exiguo poder adquisitivo de los salarios.

"¿Ahora qué hago? ¿Compro la cuota normada, o los jabones, o la pasta dental y el detergente líquido, que llegan de pascua a San Juan y si los pierdo estoy frita?", cuestionó Aleida en una bodega de Calle Nueva.

"Vende el módulo que dan por núcleo", le sugirió el bodeguero. "Aquí el salario, los precios y la honestidad no ligan".

Rosa, abrumada como su amiga, comentó que en su casa "el pollo parece picadillo, cuando no arroz con suerte. Ni haciendo una sola comida al día nos alcanza la canasta básica. De sopa estoy hasta la coronilla y de resolver tanto 'por la izquierda' ya soy zurda".

Yarelis le dio un escándalo a la Policía porque en el supermercado del Micro 7, del Distrito José Martí, los productos subsidiados pasan por el mercado negro "ante sus narices, trapicheados por delincuentes y dirigentes administrativos".

"Esta es la jaula del infortunio", dijo María Antonia. "Unos viven del invento, otros de las remesas y la pacotilla. Supuestamente somos la Isla de las maravillas, pero los bolsillos lloran, las mujeres compran un blúmer al año y las penurias te dejan dando gritos".

Cerca de la intersección de Trocha y Cristina, Bebita opinó que el "Día Cero", como llama el Gobierno al momento en que se iniciará la unificación monetaria, "no solo tienen que desaparecer las gratuidades, los subsidios y el peso convertible, sino todos los tributos a las organizaciones que viven de la politiquería. Si quieren más sacrificios, que den ejemplo en el surco".

Estos y otros comentarios reflejan el ambiente en Santiago de Cuba, donde los precios y la falta de liquidez impiden a muchos garantizar la manutención de sus familias, y se ven más indigentes desde que la pandemia golpeó la ya debilitada economía.

El costo de las proteínas en los más de 3.200 mercados agropecuarios y puntos de venta de la provincia genera enconadas discusiones, en las que casi siempre los clientes llevan la peor parte y las personas vulnerables ni siquiera pueden participar.

El paquete de perros calientes cuesta en la ciudad 70 pesos, la libra de pollo 50, la de cerdo 60, la de ovejo 65 y el jamón 90.

Una libra de leche en polvo cuesta 100 pesos, una ristra cebolla 250 y una ajo 200. Por un racimo de plátano macho hay que pagar 150 pesos, por una mano de plátano burro 25; la libra de malanga está a 20 pesos, y la de frijol a entre 15 y 30, según quien oferte.

Las frutas y los vegetales que vende unos 500 carretilleros y casi 1.600 vendedores ambulantes también están a precios prohibitivos para la mayoría.

En un recorrido por el municipio cabecera DIARIO DE CUBA constató que seis plátanos fruta cuestan 20 pesos, una jarra de guayaba 40, la libra de pepino 20, el ají 30 y el tomate desde 50 hasta lo que pida el dueño.

Refiriéndose al tema, Olga Thaureaux, directora del periódico oficialista Sierra Maestra, escribió en la edición impresa del 31 de octubre: "Usted no sabe qué hacer: comprar, salir a buscar a un inspector (al cual casi nunca vemos o no podemos identificar) o enfrentar este acto tan irrespetuoso y por demás ilegal".

Luego de responsabilizar al Consejo de la Administración, la funcionaria añadió: "Entonces, se da cuenta de que solo no puede luchar contra los molinos de viento. Y la ira y la impotencia cobran fuerza en la población".

El abismo es tan profundo, que en menos de un mes el vicepresidente Salvador Valdés Mesa ha viajado en tres oportunidades para intentar ordenar el desequilibrio y frenar auge de la miseria en el territorio que tiene el salario más bajo de la Isla.

Según Valdés Mesa la ineficiencia, unida al mal diseño de los planes productivos y el acomodamiento, asfixian los esfuerzos estatales y desnudan la errónea práctica de encubrir, con el incremento de los precios, la irrentabilidad del sector empresarial.

Durante décadas, Santiago de Cuba se escudó en la infertilidad de sus tierras para recibir casi el 70% de los alimentos que demanda de otras regiones, como Granma, Matanzas, Ciego de Ávila y hasta Pinar del Río.

No obstante, el plan viandero de Laguna Blanca, el principal de su tipo en la provincia, es uno de los más ineficientes del país. Desde su creación, a finales de la década de los 80, ha navegado en errores como el de nunca poner a regar a la principal estación de bombeo sobre el río Cauto, lo cual hubiese incidido en el incremento de los rendimientos.

Décadas de irresponsabilidad complejizan la situación con la alimentación en el municipio cabecera, que es el más poblado de la nación y, según el anuario demográfico de 2019, tiene más habitantes que las provincias Mayabeque, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Artemisa.

El desbalance nutricional que provocan la falta de alimentos y el desmedido auge de los precios afectan de forma particular a los 32.000 ancianos que viven solos en la ciudad de Santiago de Cuba, aunque también inciden negativamente en la subsistencia de los 110.000 niños de la provincia.

 

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3 comentarios

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Profile picture for user cubano libre

¿Esta foto fué tomada en Haití?

Profile picture for user EL BOBO DE LA YUCA

Santiago de Cuba: ?"rebelde ayer, hospitalaria hoy, heroica siempre"? Que se vayan a quejar al seboruco de Santa Ifigenia!