Las mentiras del régimen cubano sobre los sucesos en torno al Movimiento San Isidro

Desde el asalto a la sede del Movimiento San Isidro (MSI) en La Habana Vieja el jueves 26 de noviembre en la noche, el aparato de propaganda del régimen cubano no ha parado de mentirle al mundo y a los cubanos acerca del grupo de activistas en huelga de hambre y de sus razones para estar plantados en esa vivienda.

Poco después del asalto a la casa de la calle Damas #955, el sitio oficial Razones de Cuba publicó una nota que justificaba la presunta "intervención" de las autoridades como un acto derivado de la "violación del protocolo de salud para los viajeros internacionales" por la presencia entre los plantados del escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez, quien había llegado al lugar procedente de EEUU apenas dos días antes.

Sin embargo, ese pretexto no se sostiene si se toma en cuenta que desde el 17 de noviembre la calle estaba precintada y bajo estrecha vigilancia policial, así como prohibido al acceso a la vivienda. ¿El pretexto? Un brote de Covid-19 en la cuadra. 

La propia agencia Reuters reportó que esa fue la razón que le dieron el domingo 22 cuando, tras los sucesos de violencia contra las personas que intentaron protestas pacíficamente en el Parque Central de La Habana en solidaridad con el MSI, intentaron acceder a la vivienda y se les impidió.

Los propios voceros del MSI pusieron en evidencia la falacia del régimen. Según Michel Matos, aunque los agentes policiales asaltaron la casa vestidos como personal sanitario, llevaron consigo a un grupo de personas para armar un "acto de repudio" en el lugar. 

"Expusieron a esas personas a un contagio. Me parece alarmante que las autoridades procedan de esa manera exponiendo a las personas, si es que verdaderamente había un foco de contagio", señaló Matos, quien recordó que, en vez de hacer exámenes PCR a los detenidos, los liberaron en sus casas, menos a Luis Manuel Otero Alcántara, a quien han prohibido volver a su residencia.

"No les hicieron test ni pruebas. Lo que acaban de hacer es desalojar una casa y las personas supuestamente contagiadas están ahora en la calle contagiando, si es ese el argumento", subrayó. 

Además de callar esa circunstancia convenientemente, los reportes oficiales evitaron mencionar que, para efectuar el asalto, ETECSA "silenció" a los plantados interrumpiendo sus números de teléfono y afectando la conectividad a plataformas como Facebook, Instagram y YouTube, además de WhatsApp. El apagón de redes de la noche del 26 de noviembre afectó a cubanos en toda la Isla, ignorantes del operativo policial en Damas #955.

El objetivo de ese procedimiento fue a todas luces, además de evitar la transmisión en vivo del asalto por los activistas plantados, tratar de privilegiar la versión oficial. Sin embargo, en las propias imágenes del operativo difundidas poco después de los sucesos, se escucha a la profesora Anamelys Ramos gritar, mientras es sacada a la fuerza de la vivienda: "Estamos en huelga de hambre y me quitaron el teléfono. ¿Qué médico te quita el teléfono?"

Después de la mentira, difamación

A partir de esa fecha, la campaña mediática se concentra en desacreditar a los activistas y a los cientos de manifestantes que, en solidaridad con ellos, se concentraron ante el Ministerio de Cultura (MINCULT) el 27 de noviembre, y que terminó la madrugada del día siguiente con una serie de acuerdos que el viceministro Fernando Rojas rompió en pocas horas.

En un programa especial el sábado en la tarde, la televisión oficial hizo acusaciones concretas contra el MSI, como que detrás de su agenda estaría Washington y que sus acciones son parte de un "golpe blando" orquestado por EEUU.

Sacando provecho del discurso de demonización y conflicto perenne con EEUU, el aparato de propaganda del régimen subrayó que Denis Solís, el rapero cuya liberación exige el MSI, ha reconocido vínculos con mercenarios en Florida.

El relato de régimen no ha presentado pruebas de tales relaciones más que en una pieza en video donde Solís, después de ser condenado a prisión, hace vagas declaraciones donde reconoce que le pagaron para colocar coronas en un sitio indeterminado.

En el audiovisual, donde juristas cubanos encontraron varias irregularidades, la Seguridad del Estado asocia el rostro de un individuo presuntamente vinculado a grupos terroristas cubanos en EEUU con una voz muy filtrada e irreconocible. Curiosamente, en la propia "confesión", Solís niega que el MSI estuviera al tanto de sus supuestos vínculos.

El domingo, el sitio oficial de la Presidencia aseguró también que el rapero "había sido citado oficialmente en una ocasión anterior para presentarse en la unidad de la PNR con el fin de esclarecer sus vínculos con un elemento terrorista radicado en Miami, los cuales reconoció tras su detención, aunque no resultó procesado por ello".

El texto asegura que advertirlo sobre tales vínculos fue la razón por la que el agente policial al que Solís expulsó de su vivienda, luego de que el uniformado entrara sin orden de registro ni permiso expreso, se había presentado en casa del rapero. 

La Presidencia no explica cómo dados esos antecedentes Solís fue condenado solamente por "desacato". Las acusaciones o sospechas de terrorismo nunca son tratadas con semejante tibieza por el régimen cubano. Tampoco, por qué el policía visitó su casa en horario nocturno y el agente se fue sin explicar sus intenciones una vez que el joven encarcelado lo interpelara.

No se explica asimismo por qué tales elementos no fueron revelados antes ni incluidos en el audiovisual que fuera publicado cuando los activistas del MSI y otros vinculados al grupo se declararan en huelga de hambre tras reclamar primero información y luego la liberación de Solís y en respuesta recibieran detenciones y hostigamiento.

El giro en el discurso del régimen presume que el MSI ha sido apoyado por funcionarios del Gobierno de Donald Trump y figuras políticas que cuestionan al régimen cubano. Tanto la prensa oficial como el Gobierno evitan mencionar, en cambio, la existencia de varias cartas colectivas firmadas por cientos de cubanos y organizaciones de las artes, la academia, el periodismo de todo el mundo, así como medios de comunicación, reclamando detener la violencia por razones políticas a manos del aparato represivo de La Habana.

También evitan señalar que en diversos países emigrados cubanos organizan protestas desde hace varias jornadas ante las embajadas de La Habana y que organismos como Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se han pronunciado contra la represión y a favor de las libertades que ya los cubanos exigen en voz alta.

El régimen, además, evita reconocer que la represión contra la que centenares de cubanos se pronuncian no ha cesado.