Incapaz de resolver el crítico desabastecimiento imperante en Cuba, agudizado con la pandemia de Covid-19, el Gobierno cubano se dedica a perfeccionar sus mecanismos para poner coto al negocio de reventa de productos y turnos de compra con que el que se han hecho los denominados "coleros".
Según publicó el periódico oficial Sierra Maestra, autoridades de Santiago de Cuba abogaron en una reunión realizada en el Teatro Heredia por "lograr la integralidad y el concurso del pueblo en el enfrentamiento a coleros, revendedores y acaparadores" después de que Raúl Castro enviara a las Fuerzas Armadas a apoyar la "misión".
El tema del acaparamiento, los revendedores y los llamados "coleros" se ha vuelto la obsesión de las autoridades cubanas en los últimos tiempos. La semana pasada anunciaron la creación de 3.054 brigadas compuestas por más de 22.000 personas en todo el país para perseguir estas prácticas.
El propio Miguel Díaz-Canel calificó como "enfrentamiento popular" la persecución contra estos negociantes en un discurso en el cual desempolvó una máxima del castrismo: las calles en Cuba son "para los revolucionarios y para el pueblo trabajador".
Los coleros son descritos por el medio santiaguero como "un fenómeno asociado a la marginalidad que afecta a la población" y expone como sus causas y condiciones "las carencias, las fallas en el control de los recursos y en el rigor de la exigencia a los que laboran en medios o con informaciones comerciales sensibles".
El Gobierno dispone recursos para celebrar reuniones en las que se analizan los resultados de su estrategia de organización de colas, para las cuales moviliza a la Policía Nacional Revolucionaria a diferentes niveles, directivos de instalaciones comerciales, miembros de comisiones y otros relacionados con la tarea, mientras no va a la raíz de un problema que se nutre del desastre de la economía estatal.
Sierra Maestra identifica entre los "coleros" a quienes duermen frente a las unidades comerciales para lograr los primeros turnos, que luego venden, y los acaparadores de productos de primera necesidad, que comercializan a precios elevados.
También presenta a los que "sustraen productos de los centros de producción y almacenes y quienes, mediante un pago, violan los mecanismos de venta establecidos para favorecer a revendedores y acaparadores".
En la cruzada contra quienes lucran con las colas, caen también aquellas personas de familias numerosas que están obligadas a hacer varias veces las filas para adquirir productos que han sido racionados por el propio Gobierno.
El vicegobernador santiaguero Manuel Falcón Hernández dijo que "deben estudiar los límites en las ventas, para que no sea necesario hacer las colas varias veces".
Anunció la posible inclusión de las "farmacias entre los centros comerciales a atender, la comunicación de las comisiones creadas (para el enfrentamiento a los coleros) con los colectivos de los centros comerciales y la importancia de informar y persuadir, y enfrentar a quienes traten de fomentar la indisciplina y las ilegalidades".
Olber Martínez Díaz, gerente del complejo Palma, de la corporación de los militares CIMEX, quien atiende los territorios de Contramaestre, Tercer Frente y Mella, presentó medidas para enfrentar el fenómeno, no solo en el exterior de las unidades comerciales.
Dijo que han realizado "movimientos para que no estén en las puertas ni en caja trabajadores con señalamientos o con problemas de relación con el público".
La prensa oficial, que ha publicado numerosos textos contra los "coleros", informó a mediados de julio que se habían ejecutado, desde el comienzo de la pandemia del coronavirus en la Isla, 1.367 "acciones de enfrentamiento" a este tipo de actividades, que conllevaron la detención de 1.285 "coleros".
De las personas arrestadas, 453 recibieron medidas profilácticas, 634 fueron multadas y 280 acusadas por delitos de actividad económica ilícita, desobediencia, acaparamiento y propagación de epidemias, según la información oficial.
Como suele hacer, el Gobierno ataca las consecuencias de otra situación particular sin eliminar las causas.
El comando chivacola son unos hooligans amaestrados que ladran y emiten más decibeles que un bafle Bosé y dan palo a diestra y siniestra ,otra bellezura de la emperatriz Pamela
Si la dictadura no quiere colas, que se vaya, que deje el poder, porque las colas son el resultado de la miseria y la destrucción en 61
años de castrofascismo.
RICARDO , tiene toda la razón. Los coleros y revendedores no moverán un dedo por mejorar aquello porque en río revuelto, ganancia de pescadores. Pero la ''mecha'' varonil está perdida.
Muy importante evitar el estallido social potencial en cada cola. Basta uno que grite ¡abajo con ....! y esa será la chispa que incendie la pradera.
Si eso sucede no habrá brigada de respuesta rápida, ni avispa negra colorada ni verde que pare a una multitud motivada y enardecida.
Están poniendo todos sus recursos en evitar el tema, y de una manera discreta e inteligente.
Lástima que no haya la misma creatividad del lado opositor. La semana pasada, veía la protesta de morón: si el de UNPACU que filmaba, hubiese soltado el puñetero teléfono y se hubiese puesto a calentar la situación con gritos, consignas o lo que fuese -total, siendo de la unpacu ya estaría bien quemado y fichado- las noticias hubiesen sido bien distintas.
Ares I, es más probable ver el estallido social de la mayor parte de las familias, que son las que no tienen acceso a los productos que se venden en esos establecimientos por ser prohibitivos para ellas, que de los coleros, los que hacen colas y los revendedores.
Pólvora suficiente hay regada por todo el pais, lo que hace falta es quién prende la mecha.
Sería de mayor beneficio para el país poner a producir alimentos a esos batallones de "Chivacolas" ociosos, que en vez de estar dedicándose a vigilar colas.
REPRESIÓN + REPRESIÓN , la respuesta contundente del grupo de mafiosos que desgobiernan en Cuba al desabastecimiento generalizado por INCOMPETENCIA E INDOLENCIA gubernamental.