Los dos primeros años del Gobierno de Joe Biden transcurrieron sin que definiera una política o trazará una estrategia clara para América Latina y el Caribe. Tras la desastrosa Cumbre de las Américas en Los Ángeles y las elecciones de medio término en EEUU, la Casa Blanca ha hecho un reenfoque al designar a un enviado especial, pero cuya influencia en la región es incierta.
La designación del senador Chris Dodd como nuevo consejero presidencial para la política de las Américas, más bien pasó por debajo de la mesa. Los principales medios de prensa latinoamericanos o bien obviaron el tema o le dieron poca atención. La designación la anunció la Casa Blanca el pasado 18 de noviembre.
El senador, quien tiene una relación estrecha con Biden, ya fue asesor especial para la IX Cumbre de las Américas de junio en Los Ángeles. Estará adscrito a la Casa Blanca, cooperará con la vicepresidenta Kamala Harris y con otras dependencias del Gobierno estadounidense.
Para Mirna Yonis, quien fue coordinadora de la maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en los dos primeros años la Administración Biden se dedicó a "poner pañitos calientes" ante diferentes crisis que estallaron en la región.
Al ser consultada por DIARIO DE CUBA, Yonis sostiene que bajo el Gobierno de Biden, hasta ahora, "no pareciera haber unos elementos generales dirigidos de forma particular para América Latina y el Caribe".
Junto a la ausencia de una política general dirigida a su vecindario más cercano, justamente ese vecindario asistió a un giro importante hacia la izquierda con una cadena de elecciones en los últimos dos años.
Cuando Biden llegó al poder, en enero de 2021, ya Alberto Fernández gobernaba Argentina y Andrés Manuel López Obrador estaba en el poder en México.
Entre 2021-2022, entretanto, se registraron triunfos electorales de Luis Arce (Bolivia), Xiomara López de Zelaya (Honduras), Pedro Castillo (Perú), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia).
La nueva ola rosa latinoamericana, como se le ha bautizado, estará en su cenit el 1 de enero de 2023 cuando el septuagenario Luiz Inácio Lula da Silva, quien ya fue presidente entre 2003 y 2010, asuma nuevamente el poder para un periodo de cuatro años.
A juicio de Yonis, la designación del senador Dodd lejos de ser una política propositiva, ella la entiende como una medida reactiva que buscará recomponer tras la situación de tensión y diferencias públicas que afloraron en junio en la Cumbre de las Américas que justamente tenía a EEUU como país anfitrión con la apuesta de relanzar este foro hemisférico.
"Dudo de que Dodd pueda trazar una política general de EEUU para América Latina", asevera.
Dodd, según la apreciación de esta analista, apuntaría a "recuperar lo que pudieran ser relaciones medianamente cordiales, en un marco diplomático y de fortalecer el intercambio comercial con la región".
Además de la propia tensión externa, el Gobierno de Biden tendrá su propia dinámica de dificultades en lo interno, especialmente en el seno de la Cámara de Representantes.
Las elecciones intermedias de EEUU, celebradas el 8 de noviembre, dejaron al Partido Demócrata con la mayoría en el Senado por un margen mínimo y la Cámara de Representantes bajo control republicano.
Es muy probable que estos resultados tengan implicaciones importantes para la política exterior del país en los próximos dos años, que serán la parte final del gobierno de Biden.
De acuerdo con Maureen Meyer, vicepresidenta de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), Biden tendrá el desafío de negociar con legisladores republicanos para poder llevar adelante una agenda para la región centrada en derechos humanos y democracia, como lo prometió en la Cumbre de las Américas.
"También tendrán más influencia sobre las prioridades de la ayuda exterior de EEUU y en las asignaciones para el gasto en la aplicación de la ley de inmigración y la seguridad fronteriza", estima Meyer.
En el comunicado de la Casa Blanca se detalla que Dodd, desde su nueva posición hemisférica, se ocupará de atender prioridades como la cooperación económica, la migración, la salud, los derechos humanos y la seguridad alimentaria.
Además, sostuvo el comunicado, colaborará en los preparativos para la próxima Cumbre de Ciudades de las Américas que se celebrará en Denver, EEUU, en abril de 2023.
Este último punto lo considera positivo Yonis, ya que permitiría un relacionamiento con más diversidad ideológica (serían los alcaldes de las ciudades, no los presidentes) y conversar de una agenda más amplia: variables comerciales, iniciativas culturales y proyectos de desarrollo. "No será una agenda política, signada por las diferencias ideológicas", adelanta la investigadora de la UCV.
Bien arreglados están los demócratas si lo único que hacen es reciclarse entre ellos mismos.