Tras el anuncio oficial del inicio de negociaciones de paz entre el Gobierno de Gustavo Petro y las guerrillas del ELN, una pregunta rodea a este proceso y se trata sobre qué papel jugará el régimen venezolano de Nicolás Maduro, dada la connivencia entre el chavismo y este grupo, vinculado a acciones criminales diversas incluido el tráfico de drogas.
El anuncio de que se retomarán las negociaciones se hizo desde Caracas este 4 de octubre. Venezuela, junto a Cuba y Noruega, son países mediadores y acompañarán el proceso, el inicio de diálogos con el ELN había sido una oferta central de Petro, quien en su campaña prometió que la prioridad será una paz total en Colombia.
El anuncio de estas negociaciones, que se retoman efectivamente a partir de noviembre, coincidió con la difusión de un contundente informe de la iniciativa Insight Crime. De acuerdo con esta unidad de investigación sobre el crimen organizado, el 40% del sistema del ELN opera desde Venezuela, tienen presencia más allá de las zonas fronterizas, están en 40 municipios de ocho estados (provincias) venezolanas.
Este informe ratifica lo que ya había adelantado en marzo pasado por Human Rights Watch, que documentó abusos cometidos en conjunto por militares venezolanos y guerrilleros colombianos del ELN, actuando de manera combinada en la frontera.
"La cadena de muertes de figuras de las extintas FARC, en suelo venezolano, es otra señal inequívoca de la opción que tomó Maduro y el general Padrino López (ministro de Defensa de Venezuela) de aliarse con el ELN e inmiscuirse aun más en el conflicto colombiano", sostiene ante DIARIO DE CUBA un experto en temas de seguridad a condición de que no se revele su identidad.
El Gobierno venezolano ha optado por guardar silencio por los asesinatos de varias figuras de la FARC que decidieron no acogerse al proceso de paz. Ha sido una cadena de ataques contra los campamentos de referentes como Jesús Santrich o Gentil Duarte, en territorio venezolano.
El ataque más emblemático fue el que ocurrió contra Iván Márquez, quien fue el rostro más visible de las FARC, desde Cuba, durante el proceso de paz que se llevó adelante durante el Gobierno de Juan Manuel Santos y que cristalizó con el acuerdo de paz de 2016, firmado en La Habana.
El campamento de Márquez fue atacado dentro de Venezuela. En su caso, según detalló la revista Semana, fue llevado al hospital militar en Caracas en julio pasado. La secuencia de acciones, unida a la seguridad con la que se movía en paralelo el ELN, dejaba en claro a quiénes les garantizaba seguridad Caracas. Venezuela dejó de ser un lugar seguro para las facciones de las FARC.
"Venezuela se convirtió en un santuario para las guerrillas, fuera del alcance de las Fuerzas Armadas colombianas respaldas por EEUU. Encontraron, con el chavismo, un lugar para descansar, planificar y entrenar", sostiene el informe de Insight Crime.
Para el codirector de Insight Crime, Jeremy McDermott, el mandatario Nicolás Maduro usará el proceso de negociación de paz en Colombia para ganar "prestigio internacional" como pacifista de un conflicto: "Él ve esta oportunidad de ser gestor de paz como una manera de entrar otra vez a una relevancia y protagonismo en el panorama internacional".
Tal como lo señalamos en DIARIO DE CUBA, Maduro busca este regreso a la palestra internacional, tras varios años de aislamiento, en su acercamiento con Petro, mientras que este necesita del chavismo precisamente para alcanzar un acuerdo de paz con estos grupos insurgentes, dedicados a la actividad criminal, teniendo terreno fértil en la porosa frontera de 2.200 kilómetros entre Venezuela y Colombia.
Tras permanecer en Cuba por más de tres años, la dirigencia del ELN se trasladó a Caracas y se presentó públicamente en la capital venezolana este 4 de octubre. Se desconoce si permanecerán en Venezuela o si regresarán a Cuba.
"Usted no puede hablar con una persona buscando la paz y a la vez solicitar su extradición", sostuvo el canciller colombiano Álvaro Leyva para justificar la decisión del Gobierno de Petro de desactivar las órdenes de captura que pesan sobre las figuras centrales del ELN, con las cuales ahora se sentará a negociar.
El ELN fue fundado en 1964 como grupo guerrillero con inspiración guevarista, pero ha devenido en una banda criminal vinculada al narcotráfico, secuestros y extorsiones. Históricamente, ha tenido protección de Cuba.
El ELN sigue operando en nueve de las 32 provincias (departamentos) de Colombia y tiene una presencia fuerte particularmente en el nordeste del país sudamericano. A inicios de 2019, el Gobierno del entonces presidente Iván Duque rompió un tímido acercamiento que sostenía con el ELN, tras un atentado contra una escuela de policías, en el que murieron 21 personas y otras 68 resultaron heridas.
Dentro de Venezuela, según Insight Crime, el ELN se fortaleció mediante el reclutamiento de venezolanos, incluyendo menores de edad en estados fronterizos. La iniciativa de investigación sobre el crimen ha confirmado que el grupo guerrillero tiene participación activa en el tráfico de drogas, la minería ilegal, la extorsión y el contrabando en Venezuela.
Todo esto ocurre bajo la mirada cómplice de las fuerzas armadas y policiales de Venezuela, según confirmó a DIARIO DE CUBA un misionero católico venezolano con dos décadas de trabajo pastoral en la zona fronteriza.
Esta connivencia entre el chavismo y el ELN será un asunto crucial en la mesa de negociaciones, tan importante como la propia actuación del grupo insurgente dentro de Colombia, según estiman analistas.
