Se dijo que había muerto en un ataque a su campamento, luego de que habría sobrevivido. Cazarrecompensas movidos por una oferta de la DEA estadounidense por diez millones de dólares estarían detrás de esto o fueron sus adversarios del ELN: todo contribuye al aura de misterio que envuelve a Iván Márquez, figura clave de las FARC, quien estaría siendo atendido en un hospital militar de Caracas.
Durante cuatro años, mientras transcurría en Cuba el acuerdo de paz que finalmente las FARC firmaron en 2016 con el Gobierno de Juan Manuel Santos, Iván Márquez fue el rostro visible de la insurgencia más antigua de América Latina y por su papel en aquellos diálogos de La Habana quedó refrendado como el número dos de las FARC.
Después de aquello, en el último lustro, el nombre de Iván Márquez salta a la palestra pública, pero en general para interrogarse sobre su paradero. Se sabe que había tenido respaldo del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y eso le permitió, como a muchos otros insurgentes dedicados al tráfico de drogas y a la extorsión, moverse en esa frontera porosa de 2.200 kilómetros que separa a ambos países sudamericanos.
El 2 de julio, como informó DIARIO DE CUBA, el propio presidente colombiano Iván Duque confirmó varias cosas: que se investigaba si Márquez había fallecido en un ataque contra su campamento; negó que las fuerzas militares colombianas tuvieran responsabilidad en ello y reiteró que esto había ocurrido del lado venezolano, debido a la protección que le ha dado el Gobierno de Maduro (y antes el de Hugo Chávez) a las guerrillas tanto de las FARC como del ELN.
Con el pasar de los días, en tanto, no hubo confirmación oficial de que Márquez hubiese sido abatido efectivamente y cobró fuerza la tesis que este 9 de julio ha confirmado la revista Semana de Bogotá: el otrora número dos de las FARC recibe atención médica en un hospital militar en Caracas.
Como ha ocurrido a lo largo del último año, con diferentes ataques en territorio venezolano a campamentos de irregulares colombianos, el chavismo guarda silencio absoluto. El tema no existe en la vocería oficial de Caracas.
Al menos cuatro figuras de las FARC que decidieron volver a las armas tras el acuerdo de paz han muerto en ataques contra sus campamentos en Venezuela. Eso incluye de forma más reciente a Gentil Duarte y hace un año a Jesús Santrich, dos figuras emblemáticas de las FARC.
En el caso de Márquez se trata, sin duda, de un referente central tanto en el proceso de paz de La Habana, con conexiones de más alto nivel en Cuba, como con comunicación directa con Maduro, según un diputado venezolano del oficialista PSUV al cual DIARIO DE CUBA consultó sobre el tema.
A fines del año pasado, tuvo fuerza la versión de que Márquez había terminado por ir a Cuba, por la falta de seguridad en Venezuela. La categórica e inmediata respuesta del presidente Duque en ese momento, dejando entrever que Bogotá rompería relaciones con La Habana si esto se confirmaba, terminó por diluir la versión, pero dejó instalada la tesis de que ya el número dos de las FARC no gozaba de la protección de otrora en Caracas.
Semanas después de esto, con el inicio de 2022, se viene registrando una suerte de lucha intestina en diversos puntos de la frontera colombo-venezolana. Los protagonistas son las disidencias de las FARC que rechazan el acuerdo de paz, brigadas del ELN, militares venezolanos e incluso grupos delincuenciales que usan indumentaria y se hacen pasar por insurgentes colombianos.
El control del territorio, los pasos fronterizos, el tráfico de drogas y la extorsión contra ganaderos y productores agrícolas, forman parte del coctel de motivaciones que tienen todos estos actores, siendo los más perjudicados la población civil de bajos recursos.
En marzo pasado, la ONG internacional Human Rights Watch (HRW) documentó abusos contra habitantes humildes de la frontera entre Colombia y Venezuela, cometidos durante este 2022 según las denuncias de las víctimas por una actuación conjunta entre militares venezolanos y la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Entretanto, el diario bogotano El Tiempo informó este 9 de julio que los carteles mexicanos de la droga también están muy interesados en precisar el estado de salud de Márquez. Esto especialmente ante la inminente toma de posesión del ex guerrillero Gustavo Petro, quien ha anunciado una "diplomacia de paz", resaltando que una prioridad de su gestión será volver sobre lo negociado con las FARC en Cuba y firmado en 2016, así como abrir un inédito proceso con el ELN.
La Segunda Marquetalia, como denominó Márquez su retorno a las armas y a la selva, envió un mensaje público a Petro: "Respaldamos al Gobierno de la vida y de la esperanza que viene naciendo como nueva alborada, dispuesto a devolvernos la paz y la dignidad". Se asume que la facción que lidera Márquez, entre varias disidencias de las FARC se sentaría a negociar con el nuevo Gobierno de izquierda.
De acuerdo con El Tiempo, si se alcanza un cierre exitoso de un nuevo acuerdo de paz, las disidencias guerrilleras podrían entregar rutas e información del narcotráfico que no les conviene a los carteles mexicanos, pues perderían una gran parte de la producción y distribución de coca en América Latina.
Iván Márquez, cuyo nombre verdadero es Luciano Marín Arango, se unió a las FARC teniendo 22 años en 1977. Más tarde fue "comisario político" en una de las células más activas de las FARC, el Frente 14, en el sur del departamento de Caquetá, mientras que a partir de los 1990 devino en el vocero internacional de este grupo insurgente, según precisa el portal de investigación InSight Crime.
Según el Departamento de Estado de EEUU, Iván Márquez ha estado al frente de la política de drogas de las FARC, con lo cual ha dirigido y controlado la producción, manufactura y distribución de la cocaína. Por esta razón la DEA ha colocado una recompensa por él por diez millones de dólares.
Gobierno dice que no tiene certeza sobre el verdadero estado de salud de 'Iván Márquez'
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