Si en algo tuvo éxito Gustavo Petro en la campaña electoral de este 2022 fue en eludir el tema de Venezuela. Como candidato ni siquiera anunció qué política llevará adelante con los dos millones de migrantes venezolanos, que incluso colapsan el sistema sanitario de Colombia. Sin embargo, una vez que asuma el poder la crisis multidimensional que generó el chavismo terminará por interpelarle.
Internamente será ineludible que Petro, quien debe juramentarse como presidente de Colombia el 7 de agosto para un periodo de cuatro años, decida si dará continuidad a la política de protección amplia y acogida sin restricciones que tuvo Iván Duque para los migrantes venezolanos.
Unos dos millones de venezolanos residen en Colombia, alrededor de la mitad ya ha regularizado su estatus, pero además miles de venezolanos cruzan la frontera cada mes, literalmente caminando con sus pertenencias a cuestas, con el fin de proseguir una travesía que les lleve o bien hacia Chile o Perú o bien hacia EEUU atravesando el peligroso Tapón del Darién.
Los activistas venezolanos de derechos humanos han reconocido el rol positivo que tuvo Duque en materia humanitaria con la acogida a quienes huyen de la crisis generalizada de Venezuela.
La interrogante gira en torno a qué hará Petro con este tema neurálgico una vez sea presidente. Además, con un discurso que ha enfatizado la defensa irrestricta de los derechos humanos, el nuevo presidente de izquierda deberá ser cónsono con su discurso cuando aborde el tema migratorio, estiman activistas venezolanos.
Ya este 22 de junio, a tres días de ser electo, Petro sostuvo una conversación telefónica con Nicolás Maduro y anunció su decisión de reabrir de forma total las fronteras entre ambos países, una vez que asuma el poder. Aunque será una medida favorable en términos comerciales y humanitarios, es una decisión que preocupa en ciertos sectores de Colombia que temen se pueda producir una llegada aún mayor y más desordenada de venezolanos huyendo de la crisis en su país.
"Petro enfrentará enormes responsabilidades, incluida la protección de los derechos de los refugiados y migrantes venezolanos en Colombia, denunciando el autoritarismo en Venezuela y trabajando por una solución democrática a la crisis venezolana", resume a DIARIO DE CUBA Geoff Ramsey, director del programa de Venezuela de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés).
Al contrario del Petro de 2018, cuando también estuvo en campaña, en este 2022 el ex guerrillero del M19 se cuidó de mostrar simpatías públicas por los regímenes autoritarios de la región: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Incluso, en febrero de este 2022, Petro se desmarcó por completo del régimen de Nicolás Maduro, a quien señaló de hacer un gobierno "completamente diferente" al del fallecido Hugo Chávez, por quien reiteró admiración. Según el presidente electo, cuando acudió a Caracas para el funeral de Chávez, en 2013, el régimen de Maduro "le tiró la puerta en la cara".
Petro ha dicho que apenas asuma la Presidencia reestablecerá relaciones plenas, diplomáticas, consulares y comerciales con Venezuela, sin que esto deba interpretarse como un apoyo a Maduro.
Varios analistas estiman que Petro desde el poder se cuidará de hacer críticas públicas al chavismo y que podría repetir la nueva línea diplomática llevada adelante por el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Según el mandatario sureño al régimen de Maduro no se le debe aislar sino reinsertarlo en las instancias regionales de integración y mantener un diálogo directo con Caracas.
Gabriel Pastor, periodista uruguayo y analista en asuntos internacionales, considera factible pensar en un acercamiento con el Gobierno de Maduro: "Si uno mira lo que está pasando en la región y el caso de EEUU con Venezuela, Petro podría jugar un papel interesante. Podría convertirse en un interlocutor, pero para esto debe llevar también una agenda pragmática con EEUU", comentó al proyecto periodístico Connectas.
Como ha ocurrido con el presidente de Chile, Gabriel Boric, a Petro le podrían esperar preguntas recurrentes de periodistas, solicitando su opinión en torno a la deriva autoritaria de Nicaragua y Venezuela o a la prolongación en el poder del castrismo en Cuba.
Boric justamente tiene a Petro como uno de sus referentes políticos, mientras que ha marcado distancia tanto de Maduro como del régimen que en Nicaragua encabezan Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. El mandatario chileno ha evitado pronunciarse sobre Cuba.
Además de la migración masiva de venezolanos y del papel que podría jugar Petro ante el devenir político de Venezuela, está otro tema ineludible para el nuevo Gobierno.
Los últimos meses han dejado en evidencia la existencia de una lucha intestina a ambos lados de la frontera colombo-venezolana entre disidencias de las FARC que decidieron mantenerse en armas para controlar territorios y tráfico de drogas, el ELN que se niega a negociar un proceso de paz, a lo que se añade el papel de las Fuerzas Armadas de Venezuela, que según denuncian entes como Human Rights Watch, está alineado con el ELN.
Aunque estos sucesos están teniendo lugar en la periferia de Colombia, sin impactar de forma directa ninguna gran ciudad, Venezuela estaría involucrándose también en los asesinatos de figuras de las FARC dentro de territorio venezolano, lo cual constituye una arista muy peligrosa.
Para Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del Woodrow Wilson Center, con sede en Washington, "cualquier apariencia de una amistad entre Petro y Maduro sería mal vista en muchos sectores en Colombia".
Para resguardar la zona fronteriza y poner límites a las actuaciones de irregulares, si fuese esta una prioridad para Petro, el nuevo presidente además deberá trabajar de forma estrecha con el alto mando militar de Colombia, con el cual ya ha tenido roces y diferencias a propósito de las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos por parte de los uniformados. Se espera que apenas asuma, Petro designe a una nueva jerarquía castrense.
Si Petro anuncia una nueva jerarquía castrense estará retomando el camino del dictador Hugo Chávez,si logra controlar a los militares la suerte estará echada para los colombianos.
Así es PicadillodeSoya, cuando Chávez empezó a retirar los militares allá en Venezuela dije lo mismo. Petro lo va a hacer, invitaran a los cuentistas esbirros militares de los Castro y estos le enseñaran los trucos de dominio a los más hambrientos e ideólogo en esa fuerza castrense. Ya está buscando respaldo en las dos cámaras, la alta y baja del senado. Y ponle atención a las venideras elecciones para esa misma cámara, si consigue mayoría se jodió el país.