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Precios

El Gobierno cubano topa los precios del arroz y los frijoles, con la vaga esperanza de contener la inflación

'Más allá del relato oficial sobre topes y contrataciones de precios, el dique que parece estar conteniendo una inflación aun mayor es la normalización de una pobreza masiva'.

La Habana
Frijoles negros.
Frijoles negros. Diario de Cuba

La espiral inflacionaria atenaza a diario las vidas de los cubanos y, en tal sentido, el Ministerio de Finanzas y Precio publicó este viernes en la Gaceta Oficial el acuerdo, firmado por el primer ministro, Manuel Marrero, que dispone "la regulación temporal de los precios máximos de acopio y minoristas del arroz y el frijol común (negro, rojo y blanco) de producción nacional", informó el medio digital oficialista Cubadebate. Así, topando los precios, pero sin elevar la producción, pretende el régimen detener la galopante inflación.

La normativa coloca en 155 pesos el precio máximo por una libra de arroz, cuando este oscila desde 200 pesos el arroz partido hasta 320 el importado sellado en el mercado informal. Asimismo, los frijoles tendrá un precio máximo por libra entre los 196 y los 285 pesos, en dependencia de si, a la hora de producirlo, el campesino se beneficio por la entregada de insumos por parte del Gobierno.

"Se hizo el análisis del arroz y el frijol importados y los correspondientes a la producción nacional, así como un estudio integral de la ficha de costo real de los gastos, ingresos y márgenes comerciales, y se tuvo en cuenta la norma de utilidad del 30% sobre costos y gastos, en reconocimiento de la Política de Precios Agropecuarios aprobada", indicó Finanzas y Precios.

"El desarrollo de la economía en los últimos años ha estado afectado, entre otros fenómenos, por una espiral inflacionaria ascendente y un aumento de precios en el mercado internacional, como resultado de la crisis multidimensional que sufre el mundo", destacó dicho ministerio, achacando a razones externas el auge inflacionario en la Isla.

En una reciente visita del vicepresidente Salvador Valdés Mesa a la Empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios, en Pinar del Río, para chequear la producción del programa arrocero, el funcionario reconoció que los cubanos "comemos arroz por la mañana y por la tarde, el resto de los alimentos acompañan al arroz, el arroz no acompaña al resto (...), y es en lo que más el país gasta en la canasta familiar normada". El vicepresidente también admitió la incapacidad e improductividad de las granjas arroceras estatales, necesitadas de inversiones para impulsar la producción nacional.

Aunque no habló directamente del hambre que asola a la población cubana debido a la caída de las importaciones del cereal y a su carestía, Valdés reconoció que ni 6.000 pesos alcanzan para comer en Cuba.

En julio de 2024, el Gobierno cubano topó los precios a productos de consumo básico como el pollo, la leche en polvo, las pastas alimenticias, el aceite, las salchichas y el detergente en polvo, lo que provocó que, inicialmente, estos productos desaparecieran de buena parte de los comercios, como muestra del desacuerdo de los vendedores con los precios establecidos, aunque luego se restableció su normal abastecimiento en las tiendas del país asociadas de vendedores privados y MIPYMES.

"Más allá del relato oficial sobre 'topes' y 'contrataciones' de precios, el dique que parece estar conteniendo una inflación aun mayor es la 'normalización' de una pobreza masiva relacionada con la compresión brutal del peso de la remuneración del trabajo como % del PIB", dijo recientemente el economista cubano Pedro Monreal.

En tal sentido, en un artículo publicado por DIARIO DE CUBA en los primeros días de 2025, la economista Rafaela Cruz subrayó: "De momento, el Gobierno ha logrado contener la escalada de los precios reduciendo el poder adquisitivo de los cubanos y dificultándoles el acceso al efectivo, es decir, transformando la inflación en miseria —sin dinero no hay demanda—, pero adoptar un tipo de cambio flotante puede reavivar la llama inflacionaria si el Estado, como todo parece indicar, tiene que emitir dinero para comprar dólares. Marrero reconoce la existencia de una dolarización parcial; bien, pero ¿cuándo reconocerán la existencia del desastre total?".

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En Economía existe una asignatura llamada Organización Industrial (una mala traducción del inglés, la asignatura debería llamarse Microeconomía de los mercados de competencia imperfecta) que de manera diáfana demuestra que los topes de precios o price cap son inoperantes en mercados competitivos o que tienden en virtud de sus bajos costos de transacción a la competencia perfecta. O sea, para resolver los altos precios del arroz y los frijoles, la solución debe ser incentivar la producción, bajar las barreras de entrada a los posibles nuevos productores, exenciones fiscales a los campesinos para que se sientan atraídos hacia el cultivo de estos items imprescindibles en la mesa del cubano. Los price cap o tope de precios terminan creando el efecto contrario, es decir, crean escasez y por consiguiente suben los precios.