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Alimentación

Arroz caro y hambre en Cuba

El arroz picado, que antes comían los cerdos, hoy es un lujo en la mesa de muchas familias, dicen residentes en Santiago de Cuba.

Santiago de Cuba
Un 'cuentapropista' vende arroz y viandas en Santiago de Cuba.
Un 'cuentapropista' vende arroz y viandas en Santiago de Cuba. Diario de Cuba

"Estoy loca por comerme un congrí", dice Dania, trabajadora por cuenta propia. "Pero eso hoy es un lujo. Aquí, comer arroz y frijol pelado, que antes era comida de pobres, ahora es casi gourmet, porque con los precios que tienen solo los ricos pueden comprarlos".

La alimentación es la mayor preocupación de las familias cubanas. Comer en Cuba se ha convertido en una odisea debido al fallo total de la canasta básica racionada, principal medio de sustento de la población durante los 65 años de improductividad "revolucionaria".

En la reciente visita del vicepresidente Salvador Valdés Mesa a la Empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios, en Pinar del Río, para chequear la producción del programa arrocero, reconoció que los cubanos "comemos arroz por la mañana y por la tarde, el resto de los alimentos acompañan al arroz, el arroz no acompaña al resto (...), y es en lo que más el país gasta en la canasta familiar normada". El vicepresidente también reconoció la incapacidad e improductividad de las granjas arroceras estatales, necesitadas de inversiones para impulsar la producción nacional.

Aunque no habló directamente del hambre que asola a la población cubana debido a la caída de las importaciones del cereal y a su carestía, Valdés reconoció que ni 6.000 pesos alcanzan para comer en Cuba.

El desabastecimiento y la inflación se ceban en una población famélica que no sabe qué inventar para llevar alimentos a sus hogares.

En Santiago de Cuba, Lilian, profesora, se siente impotente para dar de comer a su hija de cuatro años. Además, denuncia la crítica situación alimentaria de las instituciones educacionales.

"De hambre ni hablar, esto llueve sobre lo mojado. Tengo una niña que va al círculo y hoy lo único que le dieron fue una cucharada de arroz y un pedacito de fongo (plátano burro). No le dieron merienda ni en la mañana ni en la tarde. Es algo insoportable", explica. "Lo peor es que no te dejan entrar ni un pan para que la niña meriende", concluye.

Comer o, mejor dicho, qué comer, es el mantra diario. Los ancianos merodean las bodegas vacías y los más jóvenes salen a "luchar" su plato de comida diario.

"Estamos en febrero y en lo que va de año solo nos han vendido (a través del sistema de racionamiento) una libra de arroz de diciembre y 11 onzas de chícharos", dice Lilian. "A la niña le quitaron su leche, no sabes cómo lloro cuando me la pide, y el menjunje de chocolate que dieron para sustituirla hace tres meses no ha venido más. Le haría crema de arroz, si tuviera, pero ni eso puedo. Ahora la dieta es a base de viandas, porque comer arroz es como comer carne, un lujo", explica.

Según datos oficiales, los cubanos consumían alrededor de 11 libras de arroz al mes, lo que equivale a más de 60 kilogramos al año. La capacidad importadora del cereal en mínimos y su encarecimiento han cambiado la dieta nacional.

"Como arroz solo el fin de semana", dice Jesús, profesor jubilado. "El sábado voy a la feria y compro tres libras de arroz partido, que es el más barato, a 185 o 190 pesos. Cuando no hay, compro arroz de grano redondo, a 200 pesos. El menú es arroz, picadillo de pollo y boniato", detalla.

"Como este arroz cubano está tan partido y sucio, hay que hacerlo con poca agua que ya esté hirviendo, y así y todo es un fango lo que sale, pero me lo como con gusto. En la semana comemos viandas, mucho fongo hervido, solo o con picadillo. Ahora el fongo es el rey de la cocina en Cuba", concluye.

Un vendedor del mercado agropecuario de Los Pinos, que pidió no fuese revelada su identidad, explica que el arroz partido llega a Santiago desde Gramma. "Ese arroz no es malo —dice— el problema es que los campesinos trabajan con máquinas viejas, remendadas, que lo que hacen es partir los granos, y se queda con mucha suciedad, es un picadillo de arroz".

"Esos campesinos tienen que invertir en máquinas nuevas y para eso necesitan la ayuda del Gobierno. Este arroz es su única manera de sacarle dinero a la cosecha", señala. "Antes de esta crisis, los criadores de machos (cerdos) compraban y cocinaban ese arroz para sus animales, a falta de pienso. Ahora es el arroz de los pobres", concluye.

La clásica dieta cubana de arroz y potaje de frijoles, que durante décadas fue el menú diario de escuelas y centros de trabajo, hoy es un plato que muchos añoran saborear. Los precios de la libra de arroz oscilan desde 200 pesos el arroz partido hasta 320 el importado sellado.

"No voy hablar de los frijoles porque sus precios son imposibles", dice Sadia, trabajadora de la Salud, "pero que el arroz esté tan caro es inconcebible".

"El Gobierno fue el que nos acostumbró a comer arroz, así fuera pelado, con una salsa, o con azúcar, como si fuera arroz con leche. El arroz es nuestro alimento favorito. Cuando no comemos arroz todos los días, como ahora, es como que no nos llenamos, nos falta algo. Comer vianda no es igual", agrega.

"Es estresante, doloroso lo que se está viviendo con la alimentación. Ya no se sabe qué inventar porque no hay de dónde inventar. Y los mandamás cada día más barrigones, burlándose de un pueblo entero y amenazando cada vez que abrimos la boca", concluye Sadia.

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1 comentario

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Le puedo asegurar que los cerdos comen arroz basmati, nosotros sus desperdicios.