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Pobreza

Ni arroz ni azúcar, un logro del totalitarismo en Cuba

'Si fuera cierto que los cubanos comen arroz por la mañana y por la tarde, la demanda podría ser un estímulo para su producción, pero no es así'.

La Habana
Cultivo de arroz según modelo experimental vietnamita en una granja de Mayabeque.
Cultivo de arroz según modelo experimental vietnamita en una granja de Mayabeque. Granma

El vicepresidente cubano, Salvador Valdés Mesa, durante un recorrido por el municipio Los Palacios, Pinar del Río, el pasado 6 de febrero brindó una "profunda" disertación acerca de la necesidad de la producción de arroz. Entre otras cosas dijo: "El mayor estímulo a sembrar arroz en este país es su alta demanda, porque lo comemos por la mañana y por la tarde. El resto de los alimentos (proteínas, frutas, viandas, vegetales), acompañan al arroz, el arroz no acompaña al resto de los alimentos".

Si fuera cierto que los cubanos comen arroz por la mañana y por la tarde, la demanda podría ser un estímulo para su producción, pero no es así. Hasta marzo de 1962, fecha en que se instauró la libreta de racionamiento, el arroz, como todos los demás productos se compraba libremente. A partir de esa fecha fue racionado. En los últimos años se distribuían siete libras mensuales per cápita, cantidad insuficiente para un país donde ese grano históricamente había sido el principal alimento. De esa cantidad, desde hace varios meses solo se distribuyen dos libras (920 gramos), es decir, 30,6 gramos diarios, además con atrasos en su entrega.

Ahora mismo, en la segunda quincena de febrero, la cuota correspondiente al mes de diciembre aún no se ha terminado de entregar. Tampoco es cierto el acompañamiento con otros alimentos, pues sus elevados precios lo hacen inasequible a la mayoría de los cubanos. La afirmación de que se come por la mañana y por la tarde puede ser una aspiración, un sueño para los cubanos, resultado de una buena memoria o la experiencia de alguien que no depende del arroz normado.

Refiriéndose al arroz, Valdés Mesa agregó: "A esto, que es en lo que más gasta el país para la canasta familiar normada hay que meterle de verdad con el corazón, disponemos de la tierra, tenemos agua, tenemos infraestructura y hay que usarlos".

Acerca de este llamado a producir porque en el arroz es en lo que más divisas gasta el país, habría que preguntarse por qué antes no era así. El arroz comenzó a cultivarse en Cuba a mediados del siglo XIX, su producción nunca satisfizo la demanda, porque resultaba más económico comprarlo que producirlo. La diferencia entre los dos momentos es que antes se disponía de divisas, ahora no.  A pesar de ello, a inicios del siglo XX la producción satisfacía la mayor parte del consumo nacional. Según el economista Miguel Alejandro Figueras, en su artículo "El arroz en la economía y sociedad cubana", publicado en 2016, explica cómo la expansión de la industria azucarera le fue arrebatando tierras al arroz.

En 1950 Cuba producía unas 36.000 toneladas de arroz e importaba 220.000 toneladas. Es decir, se producía el 14% del consumo nacional. En ese año el Banco de Fomento Agrícola e Industrial comenzó a ofrecer créditos a los productores, entraron en producción grandes fincas dotadas de moderna tecnología, y en 1955 el Gobierno constituyó la Administración de Estabilización del Arroz. Con esas medidas, entre 1950 y 1956 la producción ascendió hasta 279.000 toneladas, mientras la importación descendió a 135.000 toneladas, que cubrían dos tercios de la demanda. Con excepción de un empresario norteamericano, ese arroz lo producían empresarios y campesinos cubanos. Entre 1959 y 1960, con la confiscación de esas fincas productoras y de los molinos, la producción comenzó a declinar.

Desde esa fecha, la República Popular China devino principal abastecedor del grano, pero a partir de 1965, por diferencias políticas debido a los conflictos entre China y la Unión Soviética y el apoyo del Gobierno cubano al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), contra la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), apoyada por los chinos, obligó a implementar planes arroceros para sustituir las importaciones. Sin embargo, en la década del 70, empeñados en la producción de azúcar, el arroz pasó a segundo plano, hasta que en 2023 la producción solo alcanzó 27.900 toneladas, el 10% de lo producido en 1956.

"¿Qué nos falta a nosotros?", preguntó el vicepresidente Valdés Mesa. Y se respondió: "La divisa. Para tener divisa hay que exportar más, el país está en la necesidad de exportar, ir cambiando nuestra cultura de importadores a exportadores".

Antes de 1959 Cuba se podía dar el lujo de importar arroz porque obtenía divisas de otras producciones como la industria azucarera, que en 1952 produjo 7.298.023 toneladas, y de ellas exportó 6.200.000. Actualmente esa industria es incapaz de satisfacer la demanda nacional y, en lugar de exportar, Cuba tiene que importar azúcar. Por otra parte, los ingresos por remesas, alquiler de profesionales en condiciones de esclavitud moderna  y el turismo, cada vez descienden más.

En Cuba falta la divisa para comprar arroz y se carece de una economía libre capaz de producirlo. Esos factores estuvieron ausentes en la disertación del vicepresidente cubano. En su lugar, sin tener en cuenta que las leyes de la economía son ajenas a los llamados ideológicos y al ordeno y mando, el dirigente llamó a los arroceros a producir arroz para no tener que importarlo, sin antes cambiar lo que hay que cambiar.

El crecimiento y eficiencia de la economía depende, en cualquier parte, de quién sea el propietario de los medios de producción y de salarios en correspondencia con el costo de la vida. Dos requisitos que el totalitarismo barrió de Cuba y que los actuales funcionarios quieren resolver obviando y simplificando esa realidad con la siguiente expresión: "Si el país no produce no puede exportar y por tanto no puede haber divisas". Y para lograr esto el vicepresidente llama a cambiar "nuestra cultura de importadores a exportadores", como si la cultura fuera un traje de temporada.

El hecho inobjetable es que en 1958 Cuba producía el 80% de lo que consumía e importaba el 20%, y ahora ocurre lo inverso. Por tanto, lo que corresponde hacer, y para lo cual los gobernantes carecen de la voluntad política necesaria, es poner nuevamente la tierra en manos de sus productores y eliminar todas las trabas dirigidas a impedir el resurgimiento de una clase media.

En su lugar, las autoridades cubanas han preferido comenzar a entregar las tierras a empresas extranjeras, como ha sucedido precisamente en Los Palacios, donde cedieron 308 hectáreas por un plazo de tres años a una empresa vietnamita y tienen en plan continuar entregado más hectáreas.

Cuba compraba arroz y exportaba azúcar. Ahora no se produce ninguno de los dos ni hay divisas para comprarlos: un resultado del totalitarismo, un sistema ajeno a la naturaleza humana.

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2 comentarios

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El americano tenia su finca arrocera entre Santa Cruz del sur y Jobabo (en el area del Golfo de Guacanayabo).
La familia Rodriguez eran los dueños del Molino de Arrocero de Camaguey. Emigraron y tuvieron molinos de arroz en Arkansas.
Pedro Martinez fue Asesor de la FAO para el arroz ENSEÑANDO a los asiaticos como cosechar y procecesar el cereal con metodos modernos. Hasta los años 80's Los Cubanos eran los Reyes del Arroz, el 100% de los molinos en latinoamerica eran Diseñados en Miami, instalados y construidos por Cubanos, incluyendo maquinaria fabericadas aqui (todos logros de la roboilusion kagastristas.......

Profile picture for user Pedro Benitez

Decadencia intelectual también: “ nuestra cultura de importadores a exportadores", como si la cultura fuera un traje de temporada