Es difícil comprender que, aún bajo las circunstancias actuales de Cuba, no sea la estabilización macroeconómica el objetivo fundamental del castrismo. Si lo fuese –como tanto el propio Gobierno alega—, no habrían planificado gastos de 480 mil millones de pesos cuando estima que solo ingresará 333 mil millones, lo que genera una enorme deuda que, en el caso cubano, es sinónimo de mayor inflación, es decir, más inestabilidad macroeconómica, no menos.
Y como no es objetivo del Gobierno estabilizar la macroeconomía, aun habiendo acumulado una inflación de más del 1000% desde el lanzamiento de la Tarea Ordenamiento, debido a que desde ese fatídico 2020 el déficit fiscal no baja del 10% anual, este año se han propuesto aumentarlo hasta un bestial 18,5%, demostrando que la inflación para el castrismo, lejos de ser un problema, es la mejor herramienta para, apretándole el gaznate a los cubanos de la Isla, extorsionar a los que han emigrado.
Esto queda aún más claro cuando se recapitulan las medidas publicitadas como supuesto plan de estabilización macroeconómica —subida de precios de bienes y servicios, subida de impuestos, reducción de beneficios fiscales, aumento del endeudamiento público para gasto corriente— entre las que no se encuentra una sola política de estímulo a la producción nacional. Ni una.
Es como si el castrismo, derrotado desde lo ideológico a lo social y económico, comprendiese que su sistema no tiene salvación y está, sencillamente, ganando tiempo —totalitarismo y represión mediante— para saquear todo lo que pueda a un pueblo que hace años que, aunque no se le revira, harto de promesas y asqueado de dignidad tampoco le sigue.
Si se tiene claro que el objetivo de la política económica de este Gobierno genocida es generar cada vez más inflación para, destruyendo la moneda nacional, ligar cada vez más la sobrevivencia del cubano a las remesas, se comprende entonces que subir los precios de los combustibles es secundario, pues la miseria que eso iba a generar la pueden lograr —aunque quizás más lentamente— inyectando mayor cantidad de deuda en la economía en forma de pesos.
Aumentar los precios de los combustibles en Cuba no es una corrección equiparable —por lo tanto, no debe incluirse en un verdadero plan de estabilización macroeconómica— a cuando se intenta lo mismo en Ecuador o se hace en Argentina, donde funciona de manera extendida y mayoritaria un sistema de precios basado en oferta y demanda, y lo que se intenta es integrar el valor de los combustibles a ese sistema para equilibrar una demanda artificialmente potenciada por los subsidios.
En el sistema cubano la estructura completa de precios está falseada por el Estado; no existe una estructura de mercado que, mediante precios relativos, equilibre demanda y oferta, por lo que lo que hay que corregir no es el precio de este o aquel bien, sino el sistema mismo, pasándose de un mecanismo de control administrativo a uno de libre mercado. Sin ese cambio fundamental, subir los precios a lo que sea no corrige nada, solo empobrece más… y el castrismo lo sabe.
Que hayan detenido —aseguran que momentáneamente— la subida de los precios de los combustibles, no significa que hayan abandonado su objetivo central de destruir la moneda cubana vía inflación, muy al contrario.
Los ingresos del presupuesto de 2024 se calcularon en base al valor de los combustibles que introducirían el primero de febrero, con lo que asumieron que quintuplicarían los ingresos directos por venta de combustibles y, además, como consecuencia de ello, aumentarían otros ingresos.
Por ejemplo, como cuentapropistas y MIPYMES tendrían que encarecer sus ofertas cuando el costo de los combustibles aumentase, los impuestos que tendrían que pagar, que se calculan en términos brutos, aumentarían.
Pero si ahora no van a subir los combustibles, o incluso si lo van a hacer más adelante, el reflejo en las cuentas estatales será, en toda caso, una disminución de los ingresos estimados; sin embargo, ¿alguien ha escuchado algo de reducir gastos para equilibrar la balanza?
Si según el diseño del presupuesto que tomaba en consideración la subida de los precios de los combustibles, los ingresos iban a cubrir solo el 69% de los gastos, ahora van a cubrir bastante menos, lo que significa que la deuda, es decir, la impresión de dinero será mayor… más inflación, mucha más.
Los déficits fiscales desde 2019 a 2023 requirieron una inyección total aproximada de 250 mil millones de pesos; es decir, el castrismo ha estado emitiendo sin respaldo real, de media, 50 mil millones de pesos cada año. Pues bien, este 2024 el déficit estaba concebido —ahora será más— en 147 mil millones, casi el triple de un año "normal", lo que, por supuesto, es un Red Bull con cocaína para una inflación que más que alas, tendrá cohetes de propulsión a chorro.
El experimento Cubano de 1959 ha sido exitoso superando todas las expectativas.
El liberalismo económico, el reinado del mercado, la libertad rozando con el libertinaje han producido un boom económico tal que la calidad de vida del ciudadano promedio mundial ha aumentado exponencialmente.
La contaminación medioambiental ha sido, probablemente, el factor fundamental para que los ocultos ingenieros sociales de esta civilización global pusieran un "stop" a la libertad y empezaran a revivir el cadáver del feudalismo para intentar detener un colapso civilizatorio percibido como inminente.
El Estado hipertròfico con su burocratismo, populismo e ineficiencia económica es lo que hoy vemos en todos los que siguen el modelo feudal-socialista de la "salvación ".
Existe una relación inversa entre los niveles de CO2 que respiran los vecinos "pingüinos de la Antártida " y los niveles de democracia de este lado del muro de hielo.
Pero la Cuba de 1959 ha sido el experimento estrella.