Antes de adentrarnos en los sorprendentes datos que aquí queremos tratar, es menester contextualizar el panorama. Cuba sigue siendo un estado totalitario represivo, donde el Gobierno no tiene límites ni contrapartes. Eso está claro, ¿verdad? La esencia misma de esta dictadura es el control multinivel de la sociedad; por lo tanto, la simple lógica indica que en la Isla sucede solo aquello que el Gobierno permite que suceda.
Conscientes de eso, reflexionemos sobre dos datos que reveló el ministro de Economía, Alejandro Gil, en su última comparecencia ante la Asamblea Nacional. Según el ministro, el sector "privado" de la economía cubana importará 1.000 millones de dólares este año. En principio no parece mucho, son menos de 25 centavos diarios para cada cubano, en un país donde el consumo global es extremadamente dependiente de las importaciones.
Sin embargo, cuando se contrasta ese dato con los 2.700 millones de dólares del plan oficial de exportaciones de bienes para 2023, caemos en que las importaciones "privadas" equivalen a un 40% de las exportaciones totales de bienes del país, una proporción inmensa, un impacto social que para nada puede considerarse marginal, sino de un peso enorme en los agregados macroeconómicos del país.
Entonces, volviendo a la contextualización inicial, ¿es más probable que estos datos estén describiendo un sector verdaderamente privado que ha logrado controlar una parte enorme de la economía, o que describan un sector que una dictadura está haciendo pasar por privado? ¿Debemos creernos que este Gobierno maniático del control ha permitido que un sector privado independiente esté importando el equivalente a casi el 40% del dinero que ingresa el país por la venta de bienes? ¿Debemos creernos que así, sin ninguna reacción estatal, ha surgido un sector privado que importa 50 veces más de lo que exporta, cuando uno de los mantras del Gobierno es la sustitución de importaciones?
Sumémosle al análisis contextual que el castrismo ha tenido siempre entre sus herramientas más consistentes y ladinas de control social a la economía, y que nunca ha sido esta un fin en sí misma, sino que el bienestar del pueblo se ha supeditado al mantenimiento del poder. Teniendo eso en cuenta, ¿es posible que un suceso de la magnitud de la aparición súbita de ese enorme sector "privado" acontezca en la economía cubana ya no sin la anuencia, sino sin la participación directa de un Gobierno que mantiene un estrictísimo monopolio del comercio exterior?
Los datos dados por el ministro, bien entendidos, son suficientes para desmentir de una vez por todas que en Cuba exista un sector privado importante, eso sí, permiten afirmar, con evidencias, que este un camuflaje del Gobierno para hacer tres cosas:
—Burlar lo que va quedando del embargo estadounidense.
—Mostrarse reformistas para proveerle coartadas a sectores políticos dentro de las democracias occidentales que están deseando hacerle caricias al castrismo, fingiendo trabajar por una Cuba libre.
—Vender en el mercado nacional, como procedentes de "privados", mercancías a precios políticamente inasumibles por un Gobierno socialista.
¿En cuánto se transforman esos 1.000 millones de importación cuando un litro y medio de aceite vale la pensión mínima que ingresan cientos de miles de cubanos?
Los márgenes de ganancias de este sector "privado" son tan abusivos que 1.000 millones en importación fácilmente recaudan tres o cuatro mil millones de dólares dentro del país, mucho más de lo que Cuba podría pagar exportando 2.700 millones en bienes, lo que demuestra que, sin las remesas sosteniendo todo este consumo, la miseria escalaría a niveles catastróficos. Además, demuestra que el régimen castrista es insostenible sin esas remesas.
En fin, si antes de comenzar todo este cambio-fraude los cubanos dedicaban más de la mitad de sus ingresos a comprar alimentos, esa proporción tiene que haber aumentado significativamente dejando al pueblo con muy poca capacidad de compra fuera de la supervivencia diaria. El castrismo ha convertido al país en una trampa donde la meta es sobrevivir hasta que se pueda escapar… para entonces enviarle dólares al castrismo.
La máquina que escupe cubanos funciona con el combustible de los dólares que estos envían. La maestra de Tecnología de los Metales en el tecnológico explicó que el calor cambia la consistencia de los metales y su ductilidad también. La máquina se puede sobre-calentar pronto. Porque la fuga en la fuerza laboral es tal en la isla ; y la consistencia en enviar remesas demora por el tiempo de ajuste-trabajo-techo.
Felicitaciones por el análisis.
Pero Rafa, cará, dígame ¿Cuánto importaría por su parte la dictadura? Es un dato esencial aquí faltante. Su comparación va contra la presunción de exportación de un régimen enfermo de numerología absurda. Ni una cosa ni la otra son fiables. La ONEI sacrosanta ya sabemos en que basa sus informes, al punto de traer de cabeza a un experto como Pedro Monreal, infatigable. Así que lo que diga en un fiestón verborreico cualquier mini-ministro, será de antología. En Cuba ni ellos mismos saben qué van a tener que re@nunciar mañana para poder medrar. Indague y cuéntenos si puede, porfa. Gracias 🫂
Tratan de meter en un mismo saco lo que hacen Cancio y compañia.
Quien puede creer que las MIPYMES no pertenecen al gobierno cuando no son hostigadas por inspectores y son libres de importar lo que quieran.
Felicidades por ese escrito, siempre esperando tus analisis de la economia cubana.
Un largo texto para llegar a la conclusión de que el exilio mantiene a la dictadura. Ah!! No lo sabía, gracias!!
¡Excelente, colega Cruz! Esperaré las siguientes entregas con impaciencia.
¡Excelente, colega Cruz! Esperaré las siguientes entregas con impaciencia.