¡Que maravilla! Los nuevos emprendedores "privados", como parte que son del pueblo cubano, gozan del derecho humano de criticar al presidente… de Estados Unidos. Y ni cortos ni perezosos hace poco le enviaron una carta al mismísimo Biden pidiéndole, o mejor, exigiéndole que cambie la —según ellos— dañina política norteamericana hacia Cuba.
Y aunque hay gente como el profesor Carlos Lazo y su secta de fanáticos adoradores de la leche en polvo, que jamás dejarán de criticar la paja en el ojo ajeno (embargo) mientras nada dicen de la viga clavada en el propio (castrismo), debemos tener fe en el mejoramiento humano y esperar que los nuevos empresarios cubanos no sean así y, eventualmente, comiencen a exigir que se cambien algunos "detallitos" aquí antes de hacer reclamaciones allá.
En ese sentido, no hay siquiera que entrar al contenido de la susodicha carta, muy probablemente redactada en el Departamento Ideológico del Partido Comunista y puesta a circular por algunos dueños de MIPYMES "independientes". La carta, como gesto en sí mismo, ya tiene dos lecciones fundamentales: quién nos representa como interlocutor y qué se puede o no exigir en Cuba.
La primera lección es aceptar que desde Cuba hay que hablar con Estados Unidos, y que el interlocutor no debe ser un grupito de pequeños emprendedores propietarios de puestos de fritas y habitaciones de alquiler, sino el Gobierno nacional.
Así, no hay política más importante para cualquier Gobierno cubano que conservar las mejores relaciones con su poderoso vecino, y para ello hay que abandonar las vanidades de una relación de igual a igual, pues ni somos iguales ni tenemos la misma necesidad mutua. Si algo habrá que agradecerle al castrismo es haber demostrado que Estados Unidos puede vivir perfectamente sin pensar siquiera en Cuba, pero que a los cubanos se les hace extremadamente doloroso vivir y prosperar de espaldas al "norte revuelto y brutal".
Entonces, si algo deben demandar los emprendedores es que La Habana entierre el hacha de guerra como en su momento hicieron chinos y vietnamitas, y se abra una política orientada a ganarse el favor de Washington, sin que desde este lado del estrecho de la Florida nadie jamás vuelva a mencionar paparruchadas demagógicas tales como soberanía o dignidad —categorías solo aplicables a individuos—, que nada tienen que aportar a la realpolitik de las relaciones internacionales.
Lo segundo que demuestra la carta es la incapacidad de los cubanos para hacerle demandas al Gobierno propio porque, teniendo en cuenta que Correos de Cuba tiene a menos de 500 metros al Palacio de la Revolución, pero la Casa Blanca está a 1.826 kilómetros, ¿a nadie se le ocurrió escribirle a Raúl Castro o a su administrador Díaz-Canel antes de pagar un sello de larga distancia?
Por supuesto que a muchos se les ocurren mil "cositas" que pedirle al Gobierno de La Habana, pero como saben que falta la "cosota" llamada democracia, asumen que no hay forma de exigir nada internamente… o, bueno, sí la hay, en Cuba se puede exigir, pero la respuesta más probable te la dará un agente de la Seguridad del Estado en Villa Marista.
Pero por un segundo pretendamos que en Cuba vale la pena hacer reclamaciones, imaginando que el ejecutivo, el legislativo, el judicial, la prensa y el "sector privado" no son todos la misma "cosa", y que, por tanto, se puede aspirar a tener derechos inalienables y no solo los actuales permisos y licencias que otorga el Gobierno según su propia conveniencia. Entonces, ¿qué debería reclamarse?
Debería comenzarse por un derecho de propiedad que implique poder hacer con lo legítimamente propio todo aquello que se estime conveniente siempre que no sea agresión directa a terceros; ello conllevaría instituciones arbitrales justas e independientes más la reducción de los muchos cuerpos de inspectores y sus demasiado extensas facultades actuales, lo que sería un inicio para comenzar a sanar el adoctrinamiento colectivista de 63 años de castrismo.
De esa primera demanda se desprenden otras dos igualmente vitales: la necesidad de instituir una justicia tutelar para hacer sustentable una sociedad contractual no impositiva y, por supuesto, que el derecho de propiedad pueda ejercerse fuera de la jurisdicción cubana, abriéndose de par en par el comercio internacional y la inversión extranjera sin mediación alguna por parte del Estado.
Además, no podría dejar de exigírsele al Gobierno que, como paso previo para estabilizar al país, dejara de emitir dinero sin respaldo para equilibrar su presupuesto, lo que requerirá abandonar ese capricho elevado a rango constitucional que es que la mil veces fracasada empresa estatal socialista sea el sujeto principal de la economía cubana, lo que liberaría los recursos materiales y humanos hoy subutilizados allí para convertirlos en el combustible que la iniciativa privada requiere para desarrollarse.
En fin, puede redactarse una larga lista de demandas que deberían hacérsele al Gobierno cubano antes de siquiera mirar hacia la Casa Blanca, pero las aquí enunciadas serían algunas de las imprescindibles pues, al ser estructurales, por si solas desatarían fuerzas económicas que irían ajustando de manera rápida y equilibrada cabos sueltos como inflación, tipo de cambio, desempleo o improductividad, lo que en poco tiempo invertiría el actual ciclo de descapitalización que sufre el país, donde todo lo material está envejecido o desactualizado y todo lo humano está en fuga o desilusionado.
¿Se atreverían los empresarios "privados" cubanos a enviarle una carta con esas demandas a Raúl Castro? Sería un buen gesto para demostrar cuán verdaderamente independiente es ese sector económico que dicen representar los firmantes de la misiva a Biden. Los esperamos.
Estos llamados "emprendedores cubanos" son sencillamente los proxys que tiene régimen para poder respirar a través del embargo. Bajo la apariencia de una libre empresa que no existe, ni existirá mientras sigan con la economía de koljos, el gobierno se crea las suyas. Eso es lo que no entienden algunos sesudos malintencionados de este foro, que se pasan todo el tiempo justificando las iniciativas de la dictadura para "que el pueblo no sufra" y "que hay que abrir 20 MacDonalds", cuando en realidad el pueblo no se beneficia en nada.
Cuba potencialmente esta llena de "emprendedores", muchos de ellos desde la epoca colonial! Quien hizo a Cuba? los marcianos? Quien hizo todas las calles y avenidas, los repartos de la habana, las industrias en fin todo lo que Cuba avanzo hasta el 1959 y que aun en ruinas en la mayoria de los casos perdura hoy. En una Cuba libre, no hay que hablar de "emprendedores" pues en libertad todos pueden emprender desde vender cafe hasta proyectar un edificio; cada cual con su potencial y habilidades, no habria que autorizar a nadie a emprender. Estos pseudo-emprendedores, no son mas que aliados del gobierno, seleccionados y permitidos de acuardo a su nivel de arrastrase al gobierno y logicamente sin competencia alguna que los haga mejorar en cuanto a sus servicios, calidad o prestaciones en general. Para que? Estos "emprendedores" son una extension del brazo economico del Partido Comunista, ni son independientes, ni privados mucho menos. Existen en la medida de su lealtad al gobierno!
Sabemos sobre las tendencias del totalitarismo, y de “su silencio por respuesta”. Pero usar el Correo Postal de Cuba para la comunicación entre ciudadanos, parece una buena idea. ¿Abren las correspondencias ? Tendrán trabajo, mucho.
Emprendedores cubanos = cúpula castronarcodictadura = cambio hacia modelo ruso = nueva oligarquía cubana (copia de modelo ruso, soy rico y qué?) = comercio con EU (por la plata baila el gringo) = el que proteste caerá por una ventana o le endulzarán el café con estricnina
No tienen "x" ni siquiera para pedirle de favor a Pamela. Van a exigir ?.