Hoteles, turismo y minería: las inversiones del régimen de Cuba no se inmutan ante la crisis

Pese al agravamiento de la crisis que vive Cuba, las prioridades en las inversiones del Gobierno siguen apuntando en la misma dirección que lo hicieran durante los últimos años, cuando la categoría "Servicios empresariales, inmobiliarios y de alquiler" (léase turismo y construcción de hoteles) se quedaron con la mayor tajada del presupuesto nacional.

De acuerdo con el informe de Inversiones que publicó la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), entre enero y diciembre de 2022 el volumen de recursos destinados a esa rama de servicios fue de 23.359,6 millones de pesos, un incremento en comparación con los 20.735,1 millones de todo 2021.

El sector de los servicios, que no produce bienes físicos y depende de la afluencia de visitantes y turistas, una tasa que no logra repuntar en Cuba a niveles pre pandemia, sigue siendo la prioridad de La Habana, que a través del conglomerado empresarial de los militares GAESA no detuvo la construcción de hoteles ni cuando la pandemia del Covid-19 paralizó casi del todo la economía.

Ello se hace evidente en el informe de la ONEI, que consigna que en la inversión total de 2022 esta cubrió el 32,9% del total.

La cifra dedicada a esta rama es casi el doble de la invertida en la industria manufacturera, que sí genera productos en beneficio directo de la población. En 2022, este sector, del que la ONEI excluye a la industria azucarera en su resumen, recibió inversiones del orden de los 12.304,6 millones, un incremento frente a los 8.480,6 de 2021.

El tercer lugar en el esquema inversionista cubano lo ocupó "Transporte, almacenamiento y comunicaciones", con 7.316 millones. Esa cifra supuso una disminución con respecto a los 7.741,6 de 2021.

Un sector en el que la inversión se mantiene constante es el de "Explotación de minas y canteras", con 5.066,3 millones el año anterior, menos que los 5.808 de 2021. Esta rama debería ver un incremento de inversiones si La Habana insiste en ceder la explotación de numerosos yacimientos a empresas extranjeras, como el negocio en marcha con Antilles Gold, de Australia, en minas de Isla de la Juventud, Villa Clara y Ciego de Ávila.

Muy a la zaga de lo anterior quedan los servicios sociales de los cubanos: la Educación en 2022 fue apenas el 1,2% del presupuesto total (819,9 millones, frente a los 678,4 de 2021); la Salud Pública y Asistencia Social el 2,1% (1.519 millones, algo superior a los 1.013,5 de 2021); Cultura y Deporte el 1,5%.

Ello, por no hablar de la Pesca, cuya inversión estatal creció apenas del 0,6 al 0,7% de la inversión total, o la Agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con una caída entre 2021 y 2022 del 2,9 al 2,6% de las erogaciones presupuestarias.

En el caso de la Construcción, bajó del 1,7% del presupuesto en 2021 al 1,4% al año siguiente; de 984 millones a 1.016,6 millones. Ello, pese al acumulado déficit de viviendas que sufren los cubanos y al incremento injustificable de la planta hotelera en la Isla, que apenas consigue ocupar un por ciento menor de esas habitaciones.

Pese a los constantes discursos de Miguel Díaz-Canel llamando a sus funcionarios a hacer mayor uso de la ciencia y la innovación, el gasto en esos sectores permaneció idéntico entre 2021 y 2022: solo el 0,7% del presupuesto (de 400,5 a 537 millones de pesos).

Si bien la suma total invertida del presupuesto estatal de la Isla aumentó de 58.965 millones en 2021 a 71.069 millones en 2022, el esquema de su cumplimiento deja bien claro cuáles son las prioridades del Gobierno y hacia dónde van las mayores sumas. Basta ver cómo viven los cubanos para comprobarlo.