El componente tributario de la política fiscal aplicada por el régimen es otro ejemplo de desigualdad en Cuba que favorece a los inversores extranjeros y perjudica al pequeño capital privado cubano, de acuerdo con un análisis comparativo de impuestos que realizó el economista Pedro Monreal.
"La política fiscal de Cuba, orientada a reducir un elevado déficit fiscal que impulsa la inflación, es divulgada con énfasis en la equidad asociada al gasto social, pero su componente tributario es injusto al adoptar una 'doctrina' magnánima con la inversión extranjera", consideró el analista en un hilo en su cuenta en Twitter.
"No queda claro en qué evidencia se sustenta ni en cuál teoría se apoya la noción de que la exención de impuestos a la inversión extranjera es necesaria para el desarrollo. Esa relación lineal ha sido cuestionada incluso por análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial", señaló.
En opinión del economista, "el incremento de impuestos de ingresos por el trabajo y por utilidades del sector privado nacional contrasta con el impuesto que paga —no necesariamente al Gobierno cubano— la que probablemente sea la mayor empresa transnacional turística en Cuba: Meliá Hoteles (8,35%)".
Para Monreal, "la complejidad de las transnacionales exigiría un análisis detallado, pero una lectura rápida del informe de Meliá de 2019, antes de la pandemia de Covid, parece indicar un pago de impuestos de 26,92 euros anuales por habitación (398.000 euro/ 14.781 habitaciones), no necesariamente pagados a Cuba".
"El pago anual de impuestos de 26,92 EUR por habitación informado por una transnacional como Meliá por sus actividades en Cuba sería 12 veces inferior al impuesto anual que debe pagar una pequeña empresa privada cubana con ganancias anuales equivalentes apenas a 926 euros", añadió.
De acuerdo con el especialista, "el informe revela un resultado sorprendente de las operaciones de Meliá en Cuba: una ganancia anual de 322,3 euros anuales por habitación (4.764.000 euros/14.781 habitaciones), equivalentes a 0,88 euros por día" y "contrasta con una ganancia anual por habitación seis veces superior en España (1.983,6 euros)".
"Después que vengan a decirme que Cuba es para los cubanos cuando son los que más difícil la tienen para invertir en su país", opinó un comentarista en el análisis de Monreal.
En palabras de otro lector, "un país desgobernado por una mafia 'castrocomunista', que administra la economía como si fuese su gran finca, donde además es un delito acumular riqueza, no son extrañas esas nimiedades".
A finales de 2022 la ministra de Finanzas y Precios presentó el presupuesto de 2023 y usó el eufemismo "avanzar en la disciplina tributaria" para anunciar que el Gobierno sacará más de los contribuyentes.
Para este año, el régimen decidió eliminar la declaración simplificada de los cuentapropistas; definir —a la baja— valores mínimos de ingresos para el cálculo tributario; la suspensión de la exoneración de impuestos a las MIPYMES; modificar la base imponible sobre ventas y servicios, y actualizar —al alza— los valores referenciales de viviendas y vehículos. Como señaló la analista de DIARIO DE CUBA Rafaela Cruz, son algunas de las medidas que se están implementando "para sacarle más dinero al pueblo, fundamentalmente, a los emprendedores privados".
"Efectivamente, el sector privado existente pagará más, pero a causa de estas medidas, el número total de empresas será inferior al que existiría si los impuestos fuesen más bajos (a menores impuestos, más proyectos se vuelven factibles), y además la actividad económica se enlentece debido a que precios más altos retardan la circulación de stocks, con lo que el efecto neto para el Estado será una recaudación muy inferior al potencial de la economía cubana", consideró Cruz.
"¿Por qué, estando en sus manos suavizar la carga fiscal para que aumente el número de empresas y se acelere la actividad económica, algo que mejoría mucho sus propios ingresos fiscales, no lo hace?", se preguntó la periodista.
"No lo hace porque, obviamente, la prioridad no es ingresar más para financiar gastos sociales como cínicamente argumentan, la política fiscal del castrismo no está concebida para apoyar el desarrollo, sino para entorpecerlo", opinó.
La exención de impuestos a la inversión extranjera no es necesaria para el desarrollo. Sin embargo, el capital extranjero no tiene acceso a un marco legal estándar; entonces el Estado regala un hueso con un poco de carne para endulzar el contrato.