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Impuestos

Cuba 2023: más impuestos, pero menos ingreso fiscal y menos libertad

Cuba tiene uno de los niveles impositivos más altos del planeta haciendo presión sobre uno de los tejidos empresariales más endebles.

La Habana
Reunión de la directiva de la ONAT, La Habana.
Reunión de la directiva de la ONAT, La Habana. Centro Interamericano de Administraciones Tributarias

Cuando a finales del 2022 la ministra de Finanzas y Precios presentó el presupuesto para el próximo año, usó el eufemismo "avanzar en la disciplina tributaria" para anunciar que el Gobierno exprimirá más a los contribuyentes.

Eliminación de la declaración simplificada de los cuentapropistas; definir —a la baja— valores mínimos de ingresos para el cálculo tributario; suspensión de la exoneración de impuestos a las MIPYMES; modificar la base imponible sobre ventas y servicios, y actualizar —al alza— los valores referenciales de viviendas y vehículos, son algunas de las medidas que están implementando para sacarle más dinero al pueblo, fundamentalmente, a los emprendedores privados. Sin embargo, en términos fiscales una cosa es la intención y otra el resultado.

Efectivamente, el sector privado existente pagará más, pero a causa de estas medidas, el número total de empresas será inferior al que existiría si los impuestos fuesen más bajos (a menores impuestos, más proyectos se vuelven factibles), y además la actividad económica se enlentece debido a que precios más altos retardan la circulación de stocks, con lo que el efecto neto para el Estado será una recaudación muy inferior al potencial de la economía cubana.

Puede parecer contrasentido que subiendo impuestos el Estado ingrese menos, pero cuando se entiende que los impuestos son el precio por trabajar en una jurisdicción dada, y que a mayor precio menor demanda, entenderemos que es normal que a más impuestos haya menos empresas queriendo pagarlos, y que, a partir de cierto nivel —en el que ya está Cuba— un aumento impositivo no compensa la caída de la actividad económica, con lo que la recaudación fiscal disminuye.

Dice mucho sobre la verdadera intención del castrismo que el Gobierno esté dedicándose a exprimir a las 6.000 y pocas MIPYMES existentes y a los cuentapropistas que aún sobreviven, en vez de centrarse en promover el surgimiento de los dos o tres millones de MIPYMES que se necesitan, lo que es algo bastante difícil en un mercado deprimido y con falta de financiación, que arrastra las taras mentales de 64 años de "socialismo".

Que en vez de fomentar la producción con el aumento y diversificación del número de empresas, lo que decidan sea eliminar el único estímulo fiscal que tenían las MIPYMES, además de endurecer el tratamiento fiscal a los cuentapropistas, y para colmo, obstaculicen la compra y venta de activos —autos y casas— precisamente ahora que sus precios se han desplomado, desmonta toda retórica aperturista y prueba que el castrismo no quiere propiedad privada, y solo admitirá aquella que le sea estrictamente necesaria, o, la que controle mediante testaferros.

En 2022, la agencia estatal encargada de cobrar impuestos, ONAT, terminó con cuentas por cobrar (evasión fiscal) superiores a 1.000 millones de pesos, pero, ¿cuantos miles de millones más habría cobrado si en vez de 6.000 MIPYMES tratando de sobrevivir, hubiese un millón de MIPYMES consolidadas?

Aumentar la presión impositiva ya excesiva, hace que el Gobierno ingrese mucho menos, pues gran parte de la actividad económica se hará ilegalmente y, además, muchos proyectos empresariales que podrían ser viables en un ambiente razonable no podrán concretarse bajo esta voracidad fiscal.

No es mera opinión lo de que Cuba tiene uno de los niveles impositivos más altos del planeta haciendo presión sobre uno de los tejidos empresariales más endebles —por baja cantidad y calidad empresarial— es dato objetivo fácilmente contrastable.

Importante: todo esto el castrismo lo sabe, así que la pregunta es: ¿por qué, estando en sus manos suavizar la carga fiscal para que aumente el número de empresas y se acelere la actividad económica, algo que mejoría mucho sus propios ingresos fiscales, no lo hace?

No lo hace porque, obviamente, la prioridad no es ingresar más para financiar gastos sociales como cínicamente argumentan, la política fiscal del castrismo no está concebida para apoyar el desarrollo, sino para entorpecerlo.

¿Se entiende por qué Cuba no puede tener elecciones? Ningún país elegiría un Gobierno que sádicamente lo mantiene en la miseria para salvaguardar su poder político. Sabe el castrismo que si afloja la bota que presiona la garganta del pueblo, asfixiándolo, y este respira con más libertad y gana fuerzas, lo primero que hará será quitarse de encima al castrismo mismo, principal culpable de la ruina del país, tanto por su incapacidad económica como por su necesidad de mantener vivo el diferendo con EEUU. Muerto el perro se acabó la rabia… disculpen los perros por la comparación.

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3 comentarios

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Profile picture for user Pedro Benitez

“el castrismo no quiere propiedad privada” porque el sistema totalitario no responde a la mezcla del autoritarismo con el capital. En lo relacionado a la economía, el futuro inmediato grita inyectar liquidez al sistema; ya se pierde la línea de flotación. En lo político, el pueblo está al vomitar la pérdida de credibilidad funcional con la corrupción. El sistema casi que resbala y se cae.

Me encanta que esta periodista coja un tema y los despalille en varios artículos

Profile picture for user Don Carlitos

Qué pena con el tema que usted trata hoy mi estimada Rafaela, así mismo es, creo que pocos pueblos en el mundo son tan explotados con la temática de los impuestos como el cubano, pero qué podemos hacer si ellos lo soportan sin chistar. ya veremos en las elecciones de este marzo como la mayoría va a ir una vez más, tal sumisos corderitos, a otorgarle su voto secreto al amo expoliador. Que se jodan...