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Ganadería

Anteproyecto de Ley de Ganadería en Cuba: la carne sigue siendo de Fidel

Se supone que las nuevas medidas enmendarán el vaquicidio de la Revolución.

La Habana
Fidel Castro en los años 60.
Fidel Castro en los años 60. Fidel Castro 90 Cumpleaños/ Facebook

Virgilio Piñera, que sufrió hondamente haber nacido en Cuba y por ello indagó la esencia de la cubanidad, escogió para su novela homoerótica el título La carne de René, consciente de la relación ancestral entre lo cubano y lo proteico.

Mi abuelo, nacido en el batey del central Tánamo, octavo de 19 hermanos en un bohío de dos habitaciones y piso de tierra, iba de niño al matadero a comprar los restos de carne dejados en la piel de las reses sacrificadas por un matarife que, para buscarse unos pesos extras, limpiaba mal los pliegues del cuero de los animales con que alimentaban a los trabajadores azucareros. Con pobreza extrema, menos de 30 años después de una guerra genocida e incendiaria, en Cuba se comía carne, hoy no.

Hace unos días, Granma publicitó un Anteproyecto de Ley de Ganadería que, se supone, enmendará el vaquicidio de la revolución, sin embargo, de una lectura del mismo solo emana un pensamiento: ¿Cómo pueden hablar tanto estiércol?

Que si la soberanía alimenticia; que si la inocuidad de los alimentos; que si la informatización de registros zootécnicos; que si el bienestar animal; que si fuentes renovables de energía; que si agroecología sustentable, pero ¿qué boñiga piensa esta gente?

¡Jama, lo que hace falta es jama! Lo sentenció hace años, en el primer video cubano viralizado en redes, un loco que estaba muy cuerdo. Y para que haya jama tiene que haber libertad, todo lo contrario a un nuevo intento de controlar, desde una oficina climatizada en La Habana, cómo debe llevar su negocio un guajiro guantanamero.

El Anteproyecto da poder al Gobierno para decidir quién puede o no ser ganadero según unas "condiciones requeridas de manejo adecuado de los animales, alimentación, agua y bioseguridad" que decidirá el Estado —¿quién si no?—, y los que prosperen mucho, quedan advertidos que tendrán que "vender el ganado que exceda las capacidades reguladas por la autoridad sanitaria". Hay que reír para no llorar.

Por meterse, el Gobierno se mete hasta en cómo deben los campesinos alimentar a los animales, que solo podrán hacerlo utilizando "alternativas tecnológicas soberanas y sostenibles diseñadas, validadas y aprobadas por el Sistema de Ciencia e Innovación para la alimentación animal. Y nada de especializarse en ganadería, existe la obligación de destinar tierra para cultivar "semillas certificadas y forraje"… Pensará alguna lumbrera del Ministerio de Agricultura (MINAGRI), deseoso de ganarse un Lada, que después que Fidel dedicó sus valiosísimos últimos años a convertir Punto Cero en una estación experimental de pasto y forraje, no es para que vengan esos guajiros a alimentar el ganado como les dé la gana. ¡Qué  va!, hay que darle moringa.

El MINAGRI, que lo único bueno que podría hacer por los cubanos es convertir su enorme edificio en apartamentos para damnificados y desaparecer, se arroga la potestad de planear, controlar, "promover la participación de los ganaderos en los programas" estatales, mediar la inversión extranjera, la importación y la exportación y, por supuesto, serán sus burócratas quienes, con el dinero del pueblo, elegirán a quién financiar… Seguro seguro que no habrá coimas ni corrupción involucrada en todo esto.

Y al final, ¿la carne de quién es? "Las personas naturales y jurídicas autorizadas a la comercialización de las producciones de la ganadería, cumplen como requisito fundamental con las demandas y prioridades que establece el Estado", solo "una vez satisfecha la demanda estatal, las producciones de la ganadería se pueden destinar a otros sectores del mercado, según lo establecido en la legislación vigente". ¿Quedó claro?

En resumidas cuentas, el Anteproyecto lo único que trae novedoso son frases medioambientalistas y de inclusión de género (sí, de eso también habrá en la Ley de Ganadería) pero ningún cambio de fondo. Los ganaderos tendrán que aprenderse medio centenar de normativas técnicas nuevas porque el Estado seguirá rigiendo sobre las leyes económicas. No hay ni asomo de libertad real para que el campesino sea verdadero propietario de la tierra, de los animales y de su propio esfuerzo, que es lo único que detendría el desastre en los campos de Cuba.

Algo queda meridianamente claro: solo hay una finca privada en Cuba, la isla misma, que ya sabemos a quién pertenece. Así que, de momento y con perdón de Virgilio Piñera, la carne es de Fidel.

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6 comentarios

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Profile picture for user PicadillodeSoya

Siempre es un placer leer los artículos de Rafaela Cruz que de una forma amena nos da una lección de Economía si tiene algún libro publicado me gustaría leerlo.

Profile picture for user Plutarco Cuero

Partido de Comevacas Cubano ....

Cada vez que veo una foto del bastardo barbudo, sobre todo una foto vieja, me da una mezcla de asco y de bochorno, y a veces el bochorno predomina. Debemos estar todos avergonzados eternamente, inclusive los cubanos que no tuvieron absolutamente nada que ver con el triunfo del castrismo.

Profile picture for user Amadeus

Nosferatu nacionalizó la ganadería para que los cubanos nunca más comieran carne. Genial!!

Profile picture for user PicadillodeSoya

Increíble el tronco de embarque que le dieron a los cubanos aquella generación que a golpe de bombas,atentados y asesinatos decidieron cambiar un sistema que no era perfecto,nada lo es,pero funcionaba ya lo dicen los que saben “if it ain't broke, don't fix it” .

Tan apropiado como un chiste en un velorio.