El pasado 24 de agosto fueron aprobados finalmente nuevos precios para la compra estatal del tabaco a los agricultores cubanos. Así trascendió en un reporte de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) y el Sistema Informativo de la Televisión.
La empresa Tabacuba, monopolio estatal que ejerce de intermediario con los tabacaleros, anunció que ahora el precio del tabaco "tapado" o de exportación, con el que se producen las capas finas, se incrementa casi tres veces y el tabaco "al sol" para consumo nacional se incrementa en un 44%.
La diferencia demuestra un interés bien marcado en incentivar mucho más la exportación de un rubro que tiene una demanda en el mercado internacional que todavía no cubre.
Según José Liván Font Bravo, vicepresidente primero de Tabacuba, la decisión "fue el resultado de la revisión y el análisis con productores sobre los precios establecidos a partir de la Tarea Ordenamiento, lo cuales no estaban en correspondencia con el incremento que tuvieron los insumos y procesos de la actividad".
A ello debe sumarse la inflación ascendente que sufre el país, aunque esa situación no se mencionó en la conferencia de prensa donde se anunció la nueva medida.
El pago de la diferencia de precios será "retroactivo del tabaco acopiado luego de enero de este año", dijo el funcionario, por lo que aquellos productores de la cosecha 2020-2021 que ya cobraron su cultivo por el precio anterior, serán resarcidos con la diferencia. Esto, teniendo en cuenta que los precios se refieren a los máximos posibles y que en la práctica pueden ser inferiores, ello en dependencia de la calidad del producto.
La noticia ha sido recibida con agrado por cientos de productores holguineros, entre los que reinaba un gran descontento desde inicios de año. Muchos de ellos llegaron incluso a renunciar a seguir produciendo tabaco con los precios anteriores.
A inicios de año, las quejas de los tabacaleros habían emplazado a las autoridades. Durante la actual crisis económica, que impacta en especial el sector agrícola, el tabaco no solo vio afectado su crecimiento por falta de recursos (mayoritariamente de producción nacional), sino que fue literalmente saboteado con un precio desfasado de la realidad económica del país y los costos de producción de los agricultores.
La falta de una respuesta a las demandas de modificar los precios estatales conllevó a que no pocos campesinos destruyeran su infraestructura y vendieran los materiales para otros fines. Algo irrecuperable ahora, aunque se sientan estimulados con los nuevos precios.
Para José, un productor holguinero, ha sido demasiado tarde: "Yo decidí no sembrar más porque la inversión era muy grande para el precio, y lo que se gana es muy poco. Y destruí todo y lo vendí. Y como yo, una pila de productores decepcionados", dijo a DIARIO DE CUBA.
"El tabaco es una esclavitud, da mucho trabajo y mucha tensión. Son varios meses sin descanso, día por día. También lleva muchos obreros (jornaleros) y hay que pagarle bien a la gente para que se mantengan", explicó.
"El precio no estimulaba a nadie y menos como está este país desde enero, que todas las semanas las cosas suben de precio y la vida cada vez está más cara. Ahora con eso que anunciaron parece otra cosa", señaló.
"Pero fíjate, yo y los demás que rompimos los ranchos (casas de cura) y vendimos todo para pagar deudas y salir de un mal negocio, antes de tomar esa decisión preguntamos mil veces si iban a subir los precios, si acaso había alguna solución, y nadie sabía nada en la empresa", comentó un poco airado.
"Al menos tenían que haber dicho que ya se estaba valorando, así hubiésemos esperado", cuestionó.
"A nosotros nos gusta sembrar tabaco y tenemos la experiencia en este cultivo, pero hay que tener ganancias, de lo contrario no se puede", opinó Luis Alberto, otro productor.
"Ahora ya es tarde para nosotros, y somos unos cuantos cosecheros que vendimos los ranchos y los cujes. La empresa no tiene recursos para vendernos de nuevo y empezar de cero. Como dice el dicho, cuando llegó el cebo ya el hombre estaba ahorcado", ironizó.
Por suerte, la mayoría, a pesar de no haberse informado del proceso de reevaluación de los precios, no tomaron la drástica decisión de destruir la infraestructura, sino de bajar la siembra para disminuir gastos y la dependencia de contratar jornaleros, cada vez con una exigencia de salario mayor por la inflación.
Tal es el caso de Juan Ramón, que "de una hectárea había bajado el plan a media hectárea; pero ahora le diré al técnico (supervisor de la empresa) que me lo suba otra vez. Ya la cosa cambia".
La facultad de modificar precios y reevaluar la factibilidad económica de la cadena de precios de la empresa Tabacuba, y presumiblemente de otras empresas también, hasta ahora fue facultad del Consejo de Ministros, según trascendió en la conferencia de prensa citada por la ACN.
En lo adelante, se dijo allí, será una prerrogativa de la propia Tabacuba, para evitar que esa "traba" centralista imposibilite actuar con celeridad, y que ni la producción ni los productores se vean afectados por esta causa.
Tabacuba exporta tabaco a 152 naciones. Su estructura está conformada por 45 entidades estatales, tres mixtas (Habanos S.A.; Internacional Cubana de Tabacos S.A. y Brascuba Cigarrillos S.A.), una sociedad mercantil y el Instituto de Investigaciones del Tabaco, entre otras.
El tabaco es el renglón agroindustrial más exportable de Cuba desde que se destruyó el 80% de la industria azucarera a principios del milenio. Aunque se halla muy por debajo de su potencial, solo las ventas en divisas de Tabacuba aportaron alrededor de 280 millones de dólares a las arcas del Gobierno en la campaña 2019-2020.
Así sería de miserable el precio que pagaba el regimen a los tabacaleros que ahora lo aumenta en un 44%. Por cierto, el periodista de la agencia noticiosa debió averiguar cuanto significa, en pesos cubanos, ese aumento.