En la intersección de la calle San Pedro y el Parque Céspedes, en Santiago de Cuba, Laura pagó 400 pesos por una cajetilla de cigarros Hollywood Rojos y su esposo desembolsó 200 por una de H.Upmann con filtros.
En los últimos meses, las unidades gastronómicas no han ofertado ninguna marca de este producto. Iraidis es otra fumadora santiaguera que no ha tenido más opción que pagar "entre 100 y 120 pesos" por cajetillas de Criollos y Populares.
"Nadie puede entender que los vendedores ilegales pregonen a todo pulmón los cigarros a precios abusivos, mientras que en las cafeterías y las tiendas, el Estado no es capaz de garantizar su oferta", explica Omar, tras gritar insultos a los directivos del supermercado de La Plaza.
Este es el único mercado medianamente abastecido de la ciudad. Todos los días lo surten con algún cárnico, detergente, jabones, granos, confituras, refrescos, cervezas y cigarros.
Diariamente se reparten entre 30 y 50 turnos para comprar. Pero es casi imposible alcanzar alguno y hay que comprárselos a los "coleros". El precio oscila entre 375 y 400 pesos, que no todos los santiagueros pueden pagar.
La única forma que tienen los consumidores de asegurarse un turno para comprar en el mercado sin pagárselos a los coleros es hacer la cola desde la noche anterior. Pero en ese horario, la Policía les pone 2.000 pesos de multa, porque no se puede estar en la calle debido a la pandemia, así es que tienen que irse para sus casas. Cuando regresan, a las 5 de la mañana, cuando se levanta la restricción, ya hay una nueva cola y los diez primeros turnos están en manos de los mismos "coleros" de siempre.
Omar no había tenido más remedio que pagar para tener el número 15 en la cola y poder comprar cigarros. Pero cuando llegó al mostrador, no quedaban.
Cada día, los dependientes del mercado y otros funcionarios se llevan una o dos cajas gruesas de cigarros, que contienen diez cajetillas cada una. No se molestan en evitar que el público los vea porque consideran que esos cigarros son su cuota por arriesgarse en medio de la pandemia.
La situación es la misma en otros establecimientos de la ciudad. Desde las cuatro de la madrugada, Olguita cogió turno para adquirir un cartón de cigarros Populares Verdes en La California, en la calle Enramadas. A esa hora hizo el número seis en la cola, pero “al llegar al mostrador, la dependienta dijo que se habían acabado”.
"Los cigarros son el producto líder del mercado negro. Como el resto de los negocios turbios éste también tiene su piña. Más de la mitad de los cigarros ni sale de los almacenes; va directamente a los puntos ilegales", cuenta a DIARIO DE CUBA una madre que cría a sus hijos vendiendo productos "por la izquierda" y como es obvio no quiere revelar su nombre.
Manuel, obrero de Astilleros Oriente, comenta que lleva meses fumando "tupamaros", que confecciona en su casa con picaduras de tabaco, hojas de cuadernos y colillas de cigarros, porque "las autoridades propician el desabastecimiento y nadie le pone el cascabel al gato".
"Resulta hiriente ver cómo los vendedores ilegales extorsionan a los trabajadores que viven de su salario en tiempos de desespero. Son delincuentes que se aprovechan de la escasez y se confabulan con los ladrones de cuello blanco", dice Sandra en el reparto Rajayoga.
"En mi barrio existen redes clandestinas: unos cobran, otros surten y los que venden te exprimen", señala Román en Santa Úrsula.
En mayo, en un intento por frenar el contrabando, las autoridades de Santiago de Cuba normaron los cigarros Criollos, Aromas y Populares. Sin embargo, hasta el momento, el resultado ha sido que entren más manos en el negocio más lucrativo y difícil de desmontar en la provincia.
En las últimas décadas la provincia enfrentó varios escándalos por el robo del dinero de los cigarros y en el 2010 fue la más afectada por la circulación de un millón de cajetillas con faltantes.
A principios de junio, DIARIO DE CUBA reportó que Leonides Sánchez Danger, director del estatal Grupo Empresarial de Gastronomía Especializada en el municipio de Santiago de Cuba, fue instruido de cargos y se encuentra en prisión provisional por presuntos delitos de malversación, acaparamiento y tráfico de influencias, en los que habría incurrido para tutelar el contrabando y la venta ilícita de cigarros en la ciudad, según fuentes del Consejo de Dirección de la empresa y de la Dirección Provincial de Comercio y Gastronomía.
Su detención forma parte de un operativo con el que el Gobierno y la Fiscalía intentan desmantelar las redes que operan el lucrativo negocio ilegal de los cigarrillos, que —según algunos de los implicados— mueve anualmente entre 100 y 150 millones de pesos en el mercado negro de la segunda provincia en importancia de la Isla.
El Estado cubano no es capaz de garantizar la venta de boniatos, leche, carne, vegetales o cualquier alimento necesario a la salud. ¿Cigarros? ¿Es que hay que lamentar que no los haya, que la gente "tenga" que pagarlos en bolsa negra? Entre tanta escasez, que va desde comida, viviendas, papel higiénico, medicinas a almohadillas sanitarias, ¿hay que lamentar la escasez de cigarros?
Es una pena que en Cuba todavia se fume tanto. Tabaco, quiero decir...