El Gobierno de Santiago de Cuba retomó la venta normada de cigarros Criollos, Populares, Titanes y Aromas, con un nuevo esquema que presentó como un intento de frenar un contrabando que —calculan involucrados— mueve en el mercado negro de la provincia entre 100 y150 millones de pesos en un año. Sin embargo, en la práctica lo que parece haber conseguido es que en el negocio ilegal entren más manos.
Según dijeron a principios de abril las autoridades, en la edición impresa del periódico Sierra Maestra, el propósito de la medida es "organizar el expendio de productos de gran demanda popular para evitar su acaparamiento y reventa a precios abusivos".
La Intendencia fijó la distribución per cápita en entre dos y cuatro cajetillas por cliente (mayor de 16 años de edad e inscrito en la "Libreta de Abastecimiento"), y puso a delegados del Poder Popular, presidentes de los consejos populares, representantes de las llamadas "organizaciones de masas", miembros de la Asociación de Combatientes y la Policía a vigilar el proceso de venta. El primer resultado ha sido un aumento de los implicados en el negocio más lucrativo y difícil de desmontar en Santiago de Cuba.
DIARIO DE CUBA corroboró que en restaurantes, cafeterías, bares, centros nocturnos, kioscos, unidades móviles y las carpas de venta de alimentos y otros productos, instaladas en los lugares más poblados de la ciudad, casi se detuvo la venta de cigarros, y lo poco que se comercializa es bajo la mirada inquisidora de los "factores" designados para la vigilancia por la Intendencia.
Para los habitantes del territorio, la decisión de la Intendencia no ha tenido impacto positivo porque no ha conseguido frenar el flujo hacia el mercado informal, donde los cigarrillos rubios se cotizan a 100 pesos la cajetilla, los negros a 50, los de filtros a 60, los mentolados a ocho cada unidad y las cajas con 20 gruesas (cartones) a entre 6.000 y 10.000 pesos, según el nivel de disponibilidad, cuando el precio oficial de la cajetilla es de 10 pesos para los cigarros negros (Populares, Titanes, Criollos) y 12 para los rubios (Aromas).
El pueblo paga las consecuencias
Marilyn, del poblado de Siboney, aseguró que su delegada "recogió 50 pesos por casa. Al final le robó una caja a cada núcleo, donde había más de una tarjeta no los tuvo en cuenta. En vez de erradicar la venta a sobreprecio, se puso en manos de otros sinvergüenzas".
Abel narró que el presidente del Consejo Popular Los Maceos decidió ofertar "una cajetilla por consumidor. Donde no había fumadores suspendió la entrega y elevó la edad límite de la distribución hasta los 21 años", con el supuesto objetivo de "crear una reserva en las bodegas bajo su mando".
"Resulta hiriente ver como los dirigentes de base distorsionan las medidas que pueden ayudar en tiempos de desespero. A unos se les ocurren burradas, y otros son verdaderos delincuentes que obran a su conveniencia y timan desde las prerrogativas de su cargo", dijo Clara en el reparto Pastorita.
En Aguilera y Garzón el pueblo comentaba que era hora de frenar las broncas entre los administradores y los dependientes de las cafeterías por la ambición de acaparar los cigarros para ofertarlos a precios exorbitantes.
"Aunque las autoridades conocen que por la izquierda se hacen atrocidades, nadie encara el asunto, que tiene una expresión idéntica en las tiendas en Moneda Libremente Convertible, donde los cigarros no salen ni al mostrador, van directo del almacén al delito", opinó Villa, empleado de la recapadora de neumáticos.
Al referirse al trapicheo en las carpas, Elvira dijo que "no están diseñadas para servir al pueblo, sino para traficar con todo lo que llega. Allí venden un cajón de cigarros y desvían 20 en la cara del cubano".
Para Maricela los cigarros son actualmente el producto líder del negocio ilícito en Santiago de Cuba. "Pero del lobo un pelo. Ahora hago trueques por arroz y azúcar. Yo no fumo y la gente prefiere intercambiar las mercancías porque con la escasez el dinero no resuelve los problemas", comentó.
El mercado negro se lo traga todo
Según el Anuario el Estadístico de 2018, el Ministerio de Comercio Interior recaudó durante el quinquenio anterior a ese año entre 145 y 76 millones de pesos por concepto de la venta de tabaco, fósforos y cigarros en Santiago de Cuba.
El documento indicó que en ese momento se comercializaban anualmente en el territorio entre siete y 12 millones de cajetillas de cigarros.
El Estado recauda todo lo que tiene previsto por la venta de cigarros. La red de venta ilícita no tiene problemas para asegurarlo.
Los actos de fraude se localizan en la manipulación de la oferta, el desvió de la mercancía, la retención de lotes enteros para crear crisis de desabastecimiento y la participación de quienes tendrían el deber de que la distribución se realizara con transparencia.
A juicio participantes, en el "negocio" se recauda hasta cinco veces el monto de dinero que el sector debe pagarle al Gobierno.
"Desde que los cigarros salen de la industria tienen dueño, aunque las facturas digan otra cosa. Cuando decimos de 150 millones de pesos hablamos de una cifra conservadora y que no incluye a las fábricas ilegales", dijo el administrador de un establecimiento.
El nivel de insatisfacción de los clientes es tan grande como la falta de interés y la incapacidad de las autoridades para desmantelar el negocio ilícito con los cigarros.
En la actualidad podrían ser miles los vendedores ilegales y el expendio ha pasado casi completamente a manos de los particulares. En los establecimientos estatales solo se hace la venta formal de una cantidad ínfima, para encubrir el contrabando del mercado negro.
"Es difícil detectar el fraude porque el Estado no sufre daño. La contabilidad es perfecta", comentó una económica del distrito Abel Santamaría.
"Pero quieran o no (las autoridades), son aportes de la delincuencia", añadió. "Si le robas a los Castro estás preso, pero si esquilmas al pueblo te llenas de dinero y progresas. Ese fundamento socialista nos mantiene en la pobreza", dijo la funcionaria.
En las últimas décadas Santiago de Cuba enfrentó varios escándalos por el robo del dinero de los cigarros. En 2010 fue la más afectada por la circulación de un millón de cajetillas con faltantes a lo largo y ancho de la Isla.
A veces cuesta definir las lineas que separan la ineptitud, la estupidez y la sinverguenceria del gobierno.
Saben que la regulacion economica impuesta no ha funcionado, no funciona ni puede funcionar. Es algo contra natura pues se opone a los intereses, necesidades y deseos del ser humano. Ineptos, sinverguenzas y estupidos. Es el orden de estos calificativos el que a veces no esta claro.....
Es repetitivo, recuerden cuando el contingente de inspectores
que mandaron a las gasolineras.........se agudizó el caos