La UNEAC expulsa de sus filas a Alina Bárbara López Hernández

La oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de Matanzas expulsó de sus filas a la historiadora y politóloga cubana Alina Bárbara López Hernández, a quien sus funcionarios acusaron de "realizar actividades contra la revolución".

Según contó en su muro de Facebook la propia intelectual, que ha sido víctima de arrestos violentos, procesos penales, prohibición de salida del país y un buen número de formas de hostigamiento por parte de la Seguridad del Estado, el jueves 12 de septiembre asistió a una reunión convocada por el Comité Provincial de la organización en la provincia, para la que había sido citada, y en la que estuvieron presentes el presidente, José Manuel Espino, y cuatro funcionarios que dirigen las asociaciones de artistas que la conforman.

"Allí se me comunicó que he sido separada definitivamente de la UNEAC, sin posibilidad de apelación, según establece el Artículo 40 del reglamento, ya que publiqué en mis redes sociales información interna sobre el proceso disciplinario contra mí y 'ofendí' a un miembro de la organización", precisó.

El pasado 31 de agosto, López Hernández denunció haber recibido una citación de la organización, a la que pertenece hace casi una década. La reunión a la que fue convocada entonces, y a la que no pudo asistir por encontrase enferma, era para "valorar en uno de sus puntos aspectos relacionados con su incumplimiento de los estatutos y reglamento interno de nuestra organización".

"Además de la citación, me entregaron dos copias de un Acta de Notificación, una debí firmarla y entregarla. Nada más parecido al modus operandi de Seguridad del Estado, a mí me bastaba con la citación", apuntó entonces.

López Hernández señaló que ahora se le señaló por "ofender" a Julio César Pérez Verdecia, funcionario profesional del Partido Comunista que es vicepresidente de la Asociación de Escritores, en la que ella militaba, "el cual comentó en la página Atenea Matancera, un perfil de Seguridad del Estado para 'el cibercombate', que yo 'había perdido la vergüenza y que violaba la paz en la ciudad'. Lejos de ofenderlo, me defendí con una altura ética que ya quisiera él; sin embargo, la directiva no considera que fui yo la ofendida", explicó.

"En cuanto a mí, independientemente del artículo en cuestión, jamás intentaría apelar una decisión que parece dictada más por agentes de Seguridad del Estado que por escritores y artistas. Además, no se tomaron el trabajo de buscar asesoría jurídica profesional para, al menos, dar un cariz argumentado a las causas que esgrimen para aplicar tal medida", agregó. 

Según López Hernández, se vio obligada a tomar nota por escrito de la resolución que hace firme su expulsión puesto que "se negaron, de manera cobarde, a entregarme una copia del documento, diciendo que era una 'comunicación verbal'. Incluso, no querían dictarme cuando les pedí que lo hicieran. Tuve que insistir mucho para que repitieran la lectura del documento. La pretensión del presidente de la UNEAC era que yo escuchara y, al terminar la lectura, concluyera la reunión pues 'no querían debatir'. Me conocen muy poco, evidentemente. No acepté e impuse un intercambio que no deseaban, donde tuvieron que escuchar mi punto de vista".

Resumió la intelectual que las causas de su expulsión son, textualmente, "realizar actividades contra la revolución"; "por publicaciones contra la alta dirigencia de la revolución en La Joven Cuba, en CubaxCuba y en mis redes sociales"; "por mostrar solidaridad con el movimiento del 11 de julio"; "por incurrir en delitos graves previstos y sancionados por el Código Penal, como desobediencia y atentado", y "por violación grave de los estatutos y del reglamento de la UNEAC".

López Hernández solicitó a los funcionarios que le explicaran en qué consistieron las presuntas "actividades 'contra la revolución/entiéndase Gobierno'".

"El presidente de la UNEAC titubeaba y solo decía que habían copiado textualmente lo que estaba en el reglamento, ante lo que le recordé que el reglamento de la UNEAC no puede desconocer a la Constitución de la República", añadió la intelectual.

"Le expliqué que la alta dirigencia de este país, y de cualquiera, no puede pretender que no se valore el modo y resultados de su gestión gubernamental y política. Yo nunca he compartido memes ni burlas simples, he ofrecido siempre argumentos y análisis muy objetivos. Además de ser una ciudadana con derechos a los que no renunciaré jamás, soy una científica social y entré a la Asociación de Literatura precisamente en mi carácter de ensayista en el género histórico-social".

"Llevo gran parte de mi vida estudiando la historia y política cultural del Partido Comunista desde los años 40 del pasado siglo, he escrito sobre el aumento de la burocracia partidista, sobre los congresos del partido y los errores y violaciones de la organización, sobre las consecuencias de su dirección económica y la imposibilidad de reformar la economía sin transformaciones de naturaleza política".

"Le pedí que citara en qué artículos yo le faltaba el respeto a la 'alta dirigencia' y volvíamos al mismo ritornello: nosotros no le podemos faltar el respeto al Partido pues eso dicen 'nuestros estatutos y reglamento'", indicó.

"Sobre el inciso C, les dije que era una aberración, que ni Seguridad del Estado o los instructores y jueces habían afirmado jamás que la farsa jurídica que llevó a mi condena por desobediencia sea un 'delito grave'; de hecho, recibí como sanción una multa y no tengo ni antecedentes penales. Y respecto a la mención del 'delito de atentado', han violado al mencionarlo en su infame documento que esa imputación está en fase de instrucción y que el Código Penal recoge la presunción de inocencia hasta que un tribunal haya dictaminado sobre la culpabilidad", precisó, en referencia a las acusaciones en su contra hechas por la policía política, de las que la UNEAC se hace eco. 

"Nada, que la UNEAC es peor que todo el aparato represivo nacional y no es capaz de estudiar la legislación vigente antes de escribir la infamia que recoge ese documento. Qué sentido tiene una organización intelectual que tenga que obedecer a estatutos inalterables de una organización política a la que no todos sus miembros pertenecen", apuntó

Según López Hernández, cuando durante una asamblea de la Asociación de Escritores de la UNEAC intentó abordar tales asuntos, "casi no me lo permitieron, bajo el argumento de que la UNEAC no es el sitio para abordar temas de naturaleza política; sin embargo, ahora me aplican una sanción motivada políticamente. Además de todo, es el colmo de la incoherencia y el oportunismo".

De acuerdo con la intelectual, "al marcharme, les dije que sentía vergüenza por ellos. Los demás bajaron la cabeza y no respondieron. Solo el presidente de la UNEAC manifestó que no sentía vergüenza alguna. 'Debes haberla perdido', fueron mis últimas palabras".

"Estoy segura de que 'la orden de combate' de la UNEAC fue decidida en otras instancias. A esas instancias les aclaro algo importante: yo seguiré siendo una intelectual, una ciudadana y una cubana digna aun fuera de esa organización que se ha deshonrado desde hace mucho. Eso ustedes no lo podrán evitar, aunque les moleste. Si el objetivo es aislarme, lo tendrán difícil. Este es mi país, mi patria. Aquí seguiré dando la pelea. Porque además, el día que sienta nostalgia de pertenecer a una organización intelectual, siempre podría ayudar a fundar alguna", enfatizó.

Alina Bárbara López Hernández se manifiesta pacíficamente en el Parque de la Libertad de Matanzas cada día 18 exigiendo el respeto a la diversidad de credos políticos, la convocatoria a una Asamblea Constituyente, la liberación de los presos políticos de la Isla, entre otras demandas.

Varios intelectuales secundan tales acciones en otras provincias, y la mayoría sufre hostigamiento y actos represivos. La UNEAC nunca se ha pronunciado al respecto. 

Frente a ese silencio, organizaciones internacionales de artistas, como el PEN Internacional, PEN Cuba en el Exilio, Artists at Risk Connection (ARC) y la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) han llamado a cesar la represión por razones políticas en Cuba y a detener la violencia contra López y Jenny Pantoja, antropóloga cubana que se ha unido a las protestas.

Asimismo, más de 220 personas, entre ellas el músico y compositor argentino Fito Páez y el escritor cubano Leonardo Padura, condenaron la desmedida violencia policial contra ambas intelectuales el pasado 18 de mayo, cuando fueron golpeadas por agentes uniformados hasta causarles lesiones para impedirles viajar de Matanzas a La Habana.