El periodista José Luis Tan Estrada fue detenido e interrogado este miércoles por la Seguridad del Estado de Camagüey, mientras se dirigía a entregar medicamentos, principalmente insulina, y donaciones para los niños del hospital pediátrico provincial.
"Los medicamentos para los niños, que están en falta, me los quitaron y no se los darán a los niños porque son ˈcomprados por contrarrevolucionariosˈ. Me prohibieron ir a Najasa a llevarle las donaciones a Daimarelis, porque las donaciones son ˈcontrarrevolucionariasˈ. Me tumbaron el acceso a Internet del teléfono", denunció Tan Estrada a través de un texto en Facebook.
Contó, además, que lo trasladaron a Villa María Luisa, sede de la Seguridad del Estado en Camagüey, y ahí fue interrogado y amenazado por el mayor Cristian, el capitán Marcelo y el instructor Rafael.
"Cristian, en voz alta, me dice que yo estaba ahí por ˈcontrarrevolucionarioˈ y por traer ayudas donadas por ˈcontrarrevolucionariosˈ, y ellos no iban a aceptar ni permitir nada del enemigo, que yo no tenía personalidad jurídica ni trabajaba en ninguna organización legal. 'Nosotros tenemos pruebas (no me las enseñó) de que esas ayudas son de la contrarrevolución y el Ministerio del Interior no dejará que personas como tú desprestigien al país", dijo el agente Cristian, según relató Tan Estrada en su publicación.
"Insinuaron que yo era el encargado de hablar mal del ˈproceso revolucionarioˈ en Camagüey", continuó el periodista camagüeyano. "Rafael, el instructor, que no coordinó nunca las palabras, se comía las ˈsˈ y con tremenda verborrea, en varias ocasiones me gritó que si no estaba de acuerdo con el sistema del país que me fuera de aquí", precisó.
Asimismo, el agente "expresó que si yo me creía el Padre de las Casas, que para ayudar ya estaban el Gobierno y el PCC", cuenta Tan Estrada. "Cristian me amenazó con que me estaban ˈengordandoˈ un expediente con todas mis publicaciones en redes sociales y en CubaNet Noticias, y que podía caer en un delito, porque yo no era un periodista de profesión, solo graduado, y no trabajaba para un medio estatal, sino para uno mercenario", relató.
"Te tenemos en la mirilla como un contrarrevolucionario", cuenta el periodista que concluyeron los represores.
Por otra parte, la activista cubana Diasniurka Salcedo Verdecia, reconocida por sus denuncias en redes sociales y por ser parte de grupos independientes de ayuda y donaciones, que partió al exilio el 13 de enero, después de varios meses de constante acoso de la Seguridad del Estado, contó a América Noticias su travesía por Centroamérica, vía Nicaragua.
La activista explicó desde México, donde espera para entrar a Estados Unidos con su esposo y dos de sus hijos, como el régimen recrudeció el hostigamiento hacia ella y su familia, sobre todo, después de que el pasado 24 de noviembre, junto a otras madres cubanas, protestaron frente al Ministerio de Salud Pública en La Habana.
"Todo ha sido muy difícil —relató—, sobre todo dejar a mis niños atrás, niños a los que aún en estos momentos, en mi casa, les hacen actos de repudio, les gritan, no pueden dormir por las noches, echan basura, y es una situación muy difícil para toda la familia en general".
"Me dejaron claro que yo no podría regresar a Cuba porque iría a prisión", denunció Salcedo Verdecia, quien fue amenazada con la cárcel si no se iba de la Isla antes del 15 de enero. Y así tuvo que hacer.
En octubre de 2022, el régimen la condenó a ocho años de prisión por supuestos delitos de propaganda enemiga, instigación a delinquir, ultraje a los símbolos nacionales y difamación de una figura pública.
Los casos de Tan Estrada y Salcedo recuerdan que el Gobierno cubano solo concibe dos salidas para quienes se opongan a sus doctrinas y denuncien con sus declaraciones o actividades la crisis vive en la Isla: la cárcel o el exilio forzoso.