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Censura

El nuevo número de la revista de la Asamblea de Cineastas de Cuba está en las redes

La censura y su rechazo son temas recurrentes en el segundo número de 'Alterna', así como el diálogo sobre la propia Asamblea de Cineastas de Cuba.

La Habana
El director Orlando Rojas, a quien 'Alterna' dedica portada y entrevista.
El director Orlando Rojas, a quien 'Alterna' dedica portada y entrevista. Casa de América

El segundo número de Alterna, la revista de la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC), ya está en las redes. Su distribución es gratuita, los colaboradores no cobran por sus textos, pero su realización es inspirada, tal y como ha venido siendo el trabajo de la asociación independiente de cineastas en los últimos meses. La mayoría de los trabajos que la componen, de firmas reconocidas del ámbito académico o cinematográfico, no habrían sido aceptados en publicaciones de supervisión estatal por razones políticas. 

La censura y su rechazo son temas recurrentes en el segundo número de Alterna; también la conversación sobre la propia ACC. Abre el número con una entrevista al director Orlando Rojas (Una novia para DavidPapeles secundariosLas noches de Constantinopla), quien, desde su exilio en Miami, nos cuenta la historia de la censura a su película Cerrado por reformas, cuya filmación habría sido interrumpida por Alfredo Guevara bajo el pretexto de problemas de financiamiento. La esperanza en la ACC y la continuación de la obra fílmica de Rojas fuera de Cuba, son temas también de esta conversación. 

Un artículo de la profesora y ensayista Margarita Mateo Palmer promete indagar en la lectura que Desiderio Navarro hiciera del libro de cartas de Tomás Gutiérrez Alea —Volver sobre mis pasos—. La interpretación se produce a partir de las marcas y subrayados del ensayista en el ejemplar del libro de Titón que poseía. Pero el texto de Margarita Mateo es mucho más que una comparación de opiniones entre intelectual y cineasta, y más bien se convierte en la evocación de esas dos figuras tutelares para que acompañen las preocupaciones políticas que comparten con la autora: asuntos como la justificación ética de la Revolución, su pérdida hacia un autoritarismo, "peligros y errores que pueden, no solo desvirtuar, sino conducir al fracaso de  un proyecto". 

"Hay diferentes modos de allanarle el camino a un Gobierno autoritario", escribe la autora. "Hay también formas de resistencia que no tienen por qué ser violentas, aunque sí difíciles de domesticar, que emanan de la propia dignidad y de un concepto individual de libertad cívica". El tratamiento que ha hecho el poder de los intentos de diálogo de la ACC ha sido soberbio. 

Evocando una reflexión de la profesora Alina Bárbara López (que en estos momentos lleva a cabo una iniciativa de resistencia pacífica) sobre la importancia de la "mirada a nosotros mismos", Margarita Mateo Palmer deriva que "el carácter inclusivo y abierto de la Asamblea de Cineastas de Cuba, que trasciende las fronteras geográficas de la Isla y abarca una emigración que, sobre todo en los últimos años, desangra vertiginosamente al país, es un modo de comenzar 'a mirarnos entre nosotros'. Opuesta a cualquier forma de discriminación y a los límites impuestos a las libertades de pensamiento y expresión…" 

Uno de los precursores del movimiento pro derechos humanos en Cuba, el también profesor Adolfo Rivero Caro, decía que "una persona manda porque otras la obedecen" y que "la autoridad de los dirigentes está sustentada, básicamente, en el prestigio". Cuando terminen los apoyos que consciente o inconscientemente, deliberada o pasivamente, los cubanos otorgamos al pequeño grupo en el poder, terminará el poder de ese pequeño grupo. Ellos mandan porque nosotros, de alguna manera, todavía obedecemos.  Una de las grandes conquistas de la ACC sería la de sumar voluntades a la insubordinación. Cada voz que se una, irreverente, es un triunfo.

En la revista Alterna hay constancia de esa ampliación. Así, el crítico de arte Hamlet Fernández reclama para la ACC y para el "arte hecho en Cuba" la índole inquisitiva y transformadora del cineasta Nicolás Guillén Landrián: "la máxima de la Asamblea de Cineastas Cubanos de que 'nuestro cine será libre o no será' se puede extender a toda la comunidad artística e intelectual cubana para decir: nuestro arte y nuestro pensamiento serán libres o no serán. Porque ser o no ser, a medias, es una desgracia ontológica". 
 
Varios miembros de la ACC son encuestado por el ensayista Ángel Pérez. Lo interesante no es solo la voluntad de avanzar que se mantiene intacta entre los entrevistados, sino la diversidad de enfoques y opiniones (a veces contrarias) sobre el proyecto en el que participan, lo cual reafirma su espíritu democrático. Sobre el camino de la radicalización ante un poder que los desprecia, algunos piensan que sería un error estratégico pero otros lo comprenden como una fatalidad. 

"En un mundo ideal", indica el cineasta Ernesto Daranas, "el ICAIC y la Asamblea se habrían sentado desde el primer momento a discutir sus posiciones, como ya ocurrió en 2013. La diferencia radica en que el escenario político de hoy es aún más intolerante y la Asamblea es mucho más diversa y compleja. El no reconocimiento de la Asamblea es parte entonces del no reconocimiento a la diversidad real de este país y del no reconocimiento del derecho al disenso. Por lo tanto, esa es una decisión que rebasa a la presidencia del ICAIC. Por eso, aunque nuestra puerta ha estado siempre abierta a la discusión de los verdaderos temas de fondo del cine cubano, desde el primer momento hemos tenido claro que nuestro derecho a existir y a trabajar en esos asuntos solo depende de nosotros mismos".
 
Dos interesantes trabajos sobre la memoria del cine cubano contiene este número de Alterna. El primero, a cargo de Ariel Pérez Rodríguez, versa sobre la confección de la Bitácora cubana, que quiere dar constancia de toda la producción cinematográfica en la Isla. El segundo, firmado por el Colectivo Archivistas Salvajes, descubre para el neófito que la realidad de un cine aficionado cubano realizado en cineclubes de creación fue siempre objetado por el ICAIC, en especial por Alfredo Guevara (es curiosa la repetición de este nombre censurador en el número de Alterna), y que sus obras se perdieron debido a la desidia y el desprecio. El Colectivo se propone recuperar los fotogramas de esas obras. 

La revista contiene un dossier sobre Sara Gómez con motivo del 50 aniversario de su muerte, una entrevista al director Alan González realizada por Astrid Santana, así como un artículo del crítico Dean Luis Reyes sobre "el florecimiento de esos relatos que devuelven la soberanía al sujeto en el acto de producir su propia historia" en el cine reciente.

Se respira libertad en Alterna. La misma que reclaman hoy para sí los cineastas con firmeza (y que debería extender al arte y al pensamiento, como dice Hamlet Fernández), quizás por el hecho de que salir a buscar la libertad significa ya estar sobre su pista.


El segundo número de la revista Alterna puede descargarse aquí.

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1 comentario

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Hola, Orlando. Me alegra saber de tí. Interesante entrevista. Todos los Ceperianos padecemos una especie de pecado original. Creo que la mamá de Forrest Gump le dio un buen consejo cuando le dijo: ‘Tienes que poner el pasado detrás de tí antes de que puedas moverte hacia adelante’. Un abrazo, Alfredo (Tabú).😀

https://azayas48.wordpress…