La Asamblea de Cineastas de Cuba (ACC) insistió en su más reciente declaración en la importancia de defender el derecho de los creadores cubanos a hacer un cine sin prohibiciones y a ser respetados. "Tenemos derecho a que nuestro cine sea libre y exhibido sin restricciones, que nuestros artistas sean reconocidos respetando sus posiciones políticas, sus creencias y sus maneras de comprender y representar nuestro entorno", afirmó la agrupación en una nota publicada en su perfil de Facebook.
Agregó que, como artistas, tienen "el derecho a crear y exhibir una película" aunque le resulte "incómoda" a las autoridades de la Isla, así como también a editar un libro, exhibir una obra, pintar un cuadro o hacer una canción "sin restricciones". Los creadores defendieron también el derecho de todos sus compatriotas a "ver, leer y escuchar todo este arte con entera libertad".
"La censura y la exclusión tienen que ser desterradas como prácticas sistemáticas en nuestra sociedad. De nada vale 'rehabilitar' o 'perdonar' con el tiempo a las víctimas, si las ideas que legitimaron un procedimiento siguen vigentes y caen sobre nuevos cuerpos y obras", dijo la ACC en su comunicado.
De igual manera reconoció a colegas como Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, y Nicolás Landrián, entre otros, "que demostraron el enorme poder que tienen las imágenes para describir lo que fuimos, somos o quisiéramos ser". "Ellos hicieron sus obras, nosotros hoy, hacemos las nuestras. No tienen que ser iguales, no tienen que ser mejores, solo tienen que ser honestas", expresó la Asamblea, que lamentó que para algunos funcionarios culturales la honestidad sea "una plaga, que debe ser exterminada".
La declaración de los cineastas reunidos en la ACC criticó al Grupo Temporal de Trabajo (GTT), creado por el Gobierno, por ignorar su existencia: "Hay una clara reticencia a reconocer a la Asamblea como interlocutora, en cambio se citan selectivamente a cineastas para dar la impresión de que existen diálogos y acuerdos, repitiendo el viejo método de 'divide y vencerás'".
"De nada vale 'rehabilitar' o 'perdonar' con el tiempo a las víctimas, si las ideas que legitimaron un procedimiento siguen vigentes y caen sobre nuevos cuerpos y obras", señalaron los cineastas, apuntando a precedentes en los que las autoridades han condenado al ostracismo a escritores y artistas para después volver a admitirlos en sus instituciones: "Hay artistas injuriados, perseguidos, maltratados. Sobre ellos pesan la sospecha y la incertidumbre", recordaron.
También señalaron que durante décadas los cineastas han denunciado esos "atropellos" sin que "los que tienen que tomar las decisiones para acabar con ellos de raíz", se sientan aludidos. "Eso se llama irresponsabilidad política", sentenció la ACC.
El comunicado de la ACC recordó que "cientos de películas cubanas esperan para ser exhibidas" y que "se han aplicado de manera sistemática políticas de control" sobre el cine nacional. "Ha sido algo especialmente notable en las últimas décadas. Ahí está todo lo ocurrido alrededor de la Muestra Joven para demostrarlo", apuntó.
"No somos perfectos, pero estamos vivos y, como ciudadanos de este país, exigimos respuestas que hasta ahora no se han dado", demandaron los cineastas a las autoridades. "La Asamblea existe. Aquí estamos. Solo los que permanecen en silencio, cargarán con las culpas. Nuestras películas seguirán haciéndose y recorrerán el mundo. Ya lo hacen. El arte sobrevivirá, a los que un día hablando en su nombre, hicieron todo lo posible por destruirlo. Será su vergüenza, pero no la nuestra", concluyeron.
El cineasta cubano Carlos Lechuga, exiliado actualmente en España, dio su criterio sobre esta declaración de sus colegas en un texto publicado en el portal Yucabyte y se preguntó "¿hasta cuándo? ¿Cómo se puede seguir creyendo en las 'autoridades culturales' de la Isla? ¿Cuánto más maltrato se puede aguantar? ¿O es que todo es un simulacro? ¿Perdimos la memoria?¿Ya no nos acordamos de cómo trataron a Juan Carlos Cremata?".
Lechuga recordó "lo ocurrido con el documental PM", con Nicolás Guillén Landrián, con Daniel Díaz Torres, "la cacería que tienen contra Miguel Coyula y Lynn Cruz", el "desdén" de las autoridades hacia la obra del cineasta Jorge Molina, y concluyó: "¿Por qué ahora es diferente?".
"No sé por qué me duele ver a una serie de cineastas asombrados por el maltrato que reciben de las autoridades culturales. ¿Por qué creer que 'desde arriba' algo va a cambiar?", añadió el joven cineasta, que en Cuba vivió en carne propia la censura del Estado contra algunas de sus obras.