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Cine

Daranas condena en el Festival de Cine de La Habana la exclusión y la censura, y pide abrir el debate

'La historia no puede ser restricta a conveniencia'; 'no puede existir para el cine un país diferente al que tenemos como pueblo', dice el cineasta.

La Habana
Ernesto Daranas en la presentación de su película 'Landrián, en La Habana.
Ernesto Daranas en la presentación de su película 'Landrián, en La Habana. Asamblea de Cineastas Cubanos/Facebook

El cineasta cubano Ernesto Daranas presentó este domingo, como parte del Festival de Cine de La Habana, su largometraje Landrián, la vida y obra del realizador Nicolás Guillén Landrián, que dedicó a todos sus compatriotas "objeto de exclusión y censura", en unas emotivas palabras dirigidas al público reunido con las que denunció la situación y pidió la apertura de un debate al respecto.

"Este año se ha cumplido el aniversario 20 de la muerte de Nicolás Guillén Landrián, ese visionario del cine cubano cuya obra fue censurada mientras su persona fue sometida al ostracismo, la prisión y finalmente el exilio", dijo Daranas en un video publicado por la Asamblea de Cineastas Cubanos.

Daranas lamentó que Landrián "no es un caso del pasado", cuando "todavía hoy la censura y la exclusión son ejercidas sobre obras de cineastas, sobre el derecho de nuestro pueblo a acceder libremente a sus películas y sobre las propias instituciones del cine cubano, que incluye a este querido festival".

"La pregunta es entonces: ¿por qué los cineastas insistimos en estar aquí? La respuesta está en ustedes, el pueblo del cual somos parte, el verdadero productor y protagonista de nuestras películas", dijo. 

Para el realizador, en un país sin cine, esta cita de diciembre "es nuestra única oportunidad de estar juntos una vez al año". "Aquí nosotros tenemos la certeza de que una película sí puede cambiar el mundo, aunque sea durante 90 minutos", añadió Daranas.

"Aunque a veces parezca lo contrario, la historia no puede ser tergiversada y restricta a conveniencia. La memoria de la justicia existe. El cineasta que estará con nosotros ahora es la prueba. Nicolás Guillén Landrián encarna la razón de ser de la Asamblea de Cineastas Cubanos. Nadie como él para exponernos el momento que nos mueve a exigir y a que se abra el debate pendiente sobre la exclusión y la censura, esos graves estigmas de la cultura y la sociedad cubana en general", declaró. 

Para el artista, "el verdadero problema no ha estado nunca en nuestras películas, sino en la realidad a la que se deben".

"Definitivamente no puede existir para el cine un país diferente al que tenemos como pueblo. Por eso persiste la censura, por eso el derecho al disenso es coartado y criminalizado. Permítame entonces dedicar esta presentación a todos los colegas y compatriotas objeto de exclusión y censura. A esos que el cualquier rincón de Cuba y el mundo siguen empeñados en contar libremente sus historias, en expresar y defender libremente sus ideas. Y desde luego permítanme dedicar hoy esta película a nuestra Asamblea de Cineastas Cubanos, de la que me gusta pensar que Landrián, junto a tantos grandes de nuestro cine, también habría formado parte", dijo

La presentación trascendió en las redes sociales de directores de cine y actores cubanos y en el de la propia Asamblea de Cineastas Cubanos que agradecieron a Daranas por su obra.

"Gracias a Daranas y a Nicolasito, el cine que mira a su país, a su gente, volvió a vibrar con toda la fuerza que tienen la honestidad creativa y el compromiso con la realidad", señaló la plataforma independiente en Facebook.

En el verano el Festival Internacional de Cine de Venecia incluyó en su sección oficial Venezia Classici el largometraje documental Landrián. La película fue presentada fuera de concurso y en una versión no definitiva durante el pasado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. El evento de Venecia, el certamen cinematográfico más antiguo del mundo, lo incluyó en la sección dedicada a filmes que exploran asuntos vinculados con ese arte y sus creadores.

Daranas, realizador de películas como Los dioses rotos (2008), Conducta (2014) y Sergio y Sergei (2017), se apoya en Landrián fundamentalmente en el testimonio de la compañera del cineasta, Gretel Alfonso, y de Livio Delgado, director de fotografía de varias de las primeras obras de Nicolás.

Asimismo, la película se teje en torno a la búsqueda de las películas de Landrián, cuyos rollos guardados en el archivo del estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) sufrieron un deterioro que dio lugar a la desaparición de los originales de varios títulos.

Sin embargo, gracias al trabajo de indagación realizado por Daranas y sus colaboradores para este filme, pudieron localizarse diez de los documentales de Landrián que estaban perdidos, y gracias a cuyo hallazgo se pudo emprender su restauración en España, mediante la iniciativa del cineasta.

Nicolás Guillén Landrián, quien era sobrino del poeta Nicolás Guillén, estudió pintura en su Camagüey natal. Entre 1962 y 1972 dirigió más de una docena de cortos documentales en el ICAIC, pero fue expulsado de esa institución. Su cine fue engavetado y él sufrió diversas formas de hostigamiento en Cuba debido a lo que el régimen consideró una "conducta desviada". Llegó a sufrir terapia electroconvulsiva en la tristemente célebre sala Carbó Serbiá, del Hospital Psiquiátrico Nacional de La Habana.

En 1989 logró que el régimen de Fidel Castro le concediera permiso para irse a Estados Unidos con su esposa Gretel Alfonso como exiliado político. Falleció en 2003 en Miami, a los 65 años de edad. Sus restos descansan hoy en el Cementerio de Colón, de La Habana.

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