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Censura

Una larga historia de cineastas confrontados contra el poder

Ahora ocurre con 'La Habana de Fito', y antes fue con 'Alicia en el pueblo de Maravillas', con 'Un día de noviembre', con 'PM' y muchas más.

La Habana
Fotograma de 'Alicia en el pueblo de Maravillas'.
Fotograma de 'Alicia en el pueblo de Maravillas'. El cine es cortar

El cine en Cuba ha sido históricamente una zona de confrontación ideológica y cultural tras el surgimiento el oficialista ICAIC en marzo de 1959. En una sociedad donde la política cultural ha tenido la misión de controlar ideológicamente el sector cultural y artístico como suele ser en todos los regímenes totalitarios que han usado el cine como mecanismo de legitimación social y medio de propaganda, los cineastas independientes han tenido la valentía de enfrentar el poder institucional con sus múltiples mecanismos de control y censura para reflejar la realidad cubana de una manera objetiva sin adornos e idealizaciones.

Esta aspiración ha situado a los cineastas en una zona de conflicto permanente con el poder institucional. Las polémicas y confrontaciones se remontan a la censura del  documental PM (1961), de los realizadores Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, hecho cultural que determinó el encuentro entre Fidel Castro y la intelectualidad en la Biblioteca Nacional en aquel lejano 1961, cuyo discurso Palabras a los intelectuales ha sido usado reiteradamente por los burócratas y censores de la cultura como una especie de catecismo estalinista para justificar la censura.

Por tales argumentos, lo acontecido con la censura de documental La Habana de Fito (2022), de Juan Pin Vilar, no debe asombrarnos ni tomarnos por sorpresa. Es una historia que viene repitiéndose en la historia cultural de la nación cubana. El guion y los argumentos esgrimidos por el poder institucional suelen sustentarse en un prisma ideológico, y las estrategias han sido similares: destituir al funcionario de turno del ICAIC, cuando la raíz del problema radica en el sistema.

Posterior al debate y censura del corto PM, en pleno "Quinquenio Gris" fue censurado el filme Un día de noviembre (1971), de Humberto Solás, y no pudo exhibirse hasta 1976, por considerarse una cinta pesimista que se alejada del clímax triunfalista que demandaba el momento histórico. No olvidemos que esta obra fue realizada durante la denominada Zafra de los Diez Millones, uno de los delirios más emblemáticos del castrismo.

La década del 80 comienza con el debate estético e ideológico que suscitó el filme Cecilia, de Humberto Solás. Su exhibición estuvo acompañada por una campaña de descrédito en la prensa, ejercida por censores y funcionarios dogmáticos que pretendían no solamente entronizar en el contexto cultural cubana el estalinismo y el realismo socialista, sino sacar del juego del poder institucional al fundador del ICAIC, Alfredo Guevara, quien intentó frenar la penetración de esta corriente estética al interior del cine cubano, porque conocía muy bien sus consecuencias en la antigua URSS y en el resto de los países de Europa del Este.

Lamentablemente, los censores lograron su objetivo y Alfredo Guevara fue destituido de la presidencia del ICAIC, siendo sustituido por el cineasta Julio García Espinosa. Se han realizados diferentes foros y debates sobre este capítulo en la historia del ICAIC, incluso el cineasta Manuel Herrera, realizador de cintas como Capablanca y Zafiros, locura azul, rodó recientemente el documental Retrato de un artista siempre adolescente, estrenado en La Habana en 2021, donde abordó con profundidad estos aspectos aún controversiales.

Muchos hoy en día conocen, gracias a estos espacios, que detrás de esta campaña se encontraba la sombra del crítico de cine Mario Rodríguez Alemán, una figura con mucha influencia en su época dentro de la esfera institucional.

Hay que reconocer que en esa etapa tan difícil para la cultura cubana, durante la llamada parametración, cuando muchos artistas homosexuales fueron expulsados del sector, el ICAIC ejerció cierta resistencia digna de reconocer, una especie de refugio para muchos cineastas.

En 1990, y prácticamente casi al concluir el siglo XX, se produce el debate y censura del filme Alicia en el pueblo de Maravillas,  de Daniel Díaz Torres, una sátira a la burocracia cubana y su modelo prosoviético que contó con el guion del realizador y guionista Eduardo del Llano. El filme no solo fue atacado despiadadamente en los medios, sino que las condiciones de su extinción fueron caricaturescas y una copia fiel de lo sucedido en los regímenes comunistas del bloque soviético. La historia volvió a repetirse, y García Espinosa fue destituido y Alfredo Guevara reincorporado al ICAIC en un momento crítico cuando la institución estuvo en peligro de desaparecer.

Han transcurrido varias décadas desde los referidos sucesos y tras la confrontación desatada entre el gremio de los cineastas y el ICAIC a raíz de la exhibición sin permiso del documental La Habana de Fito, los cineastas cubanos, tal como hicieran en 2013 cuando se reunieron en demanda de una justa Ley de Cine que aún es asignatura pendiente, se reúnen en en el cine 23 y 12 para exigir un diálogo que no ha concluido con dicha institución y que se ha tornado tenso.

El resultado hasta ahora ha sido la destitución del presidente del ICAIC, Ramón Samada, pero la esencia del fenómeno radica en el control totalitario de la cultura, la resistencia del sistema institucional a ceder a las demandas del gremio con tal de mantener su control ideológico y poder continuar ejerciendo la censura en un mundo que ha cambiado totalmente, donde el Estado ya perdió el control absoluto de la información.
 
Una vez más la estrategia oficial fracasará. Ahora le corresponde soportar el peso de la confrontación y la presión del sector a Susana Molina, presidenta en funciones del instituto. Se trata solamente de un parche temporal.

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11 comentarios

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Profile picture for user Ana J. Faya

De "Alicia en el pueblo de Maravillas", habría que añadir que la censura la encabezó Fidel Castro. Él mismo presidió una reunión en el Partido Provincial de La Habana de varias horas de duración ---como era habitual con el Difunto--para analizar los "problemas" de esa película, y a los militantes del PCC se les instruyó asistir a la proyección del cine Yara para copar la mayor cantidad de asientos y así evitar conductas "contrarrevolucionarias" --similar "orientación se les bajó" a los militantes del PCC para la misa de Juan Pablo II en la Plaza; todavía no se repartían palos, como sí hizo Díaz-Canel S a raíz del 11J. No obstante esa "ofensiva" contra la película, FC no logró que no se exhibiera por la actitud mayoritaria de respaldo a Díaz Torres en el ICAIC. Dentro del régimen han existido fracciones con diferentes puntos de vista sobre la realidad cubana. La fracción encabezada por Raúl Castro siempre ha sido dogmática, y los del ICAIC han sido un grupo más abierto, más "liberal".

Profile picture for user El Santo

El cine cubano se ha destacado por la producción de películas que describen una realidad muy sucia de la sociedad cubana. La gran mayoría de ellas tienen cómo común denominador el empleo exagerado y sin razón de la vulgaridad y las palabras obscenas.
Pienso que esa manifiesta coprolalia también debiera ser discutida por el ICAIC y los cineastas cubanos.

Los escritores, como bien se sabe, no dependemos de una industria. Podemos ignorar, hoy, en 2023, al Poder, o a los "poderes". Quizás los cineastas cubanos puedan intentarlo, pensar más en productores fuera del desvencijado y desprestigiado aparato estatal, ya sin la perrita de Alfredo Guevara. ¿IGNORARLOS?

Profile picture for user Weston

Mientras viví en Cuba, era difícil que me perdiera una película cubana. Las disfrutaba casi siempre, excepto los dramas barrocos de Solás, que me aburrían sobremanera. Las películas de Gutiérrez Alea eran mis preferidas, pero en algún momento, creo que en los ochenta salieron varias comedias que me gustaron mucho también (La permuta, Los pájaros tirándole a la escopeta). Muy poco antes de irme, se estrenó “estreñidamente” la película Alicia en el pueblo de Maravillas y recuerdo que no paré de reírme mientras la disfrutaba. Daniel no era mi amigo, pero conversamos varias veces en Cepero. Un tipo suave y ocurrente. A Orlando Rojas lo conocí mejor. Era el primer expediente de su curso y un día me dijo en un balcón de la Escuela de Física “dejo esto para hacer cine”. Definitivamente el ICAIC no era perfecto, pero era un oasis en medio de aquel áspero desierto socialista cubano. Tiene razón el articulista.

Orlando Rojas estudió literatura o lengua inglesa en la Escuela de Letras, no física.

Profile picture for user Weston

😊 Orlando Rojas dejó la carrera de Física en segundo año. 1969.

Cierto, Weston, confirmo lo dicho por ti. Yo estuve en el mismo grupo con Orlando y con Daniel en el Cepero, y luego con Orlando en Física. Que viejos estamos, que ya podemos leer nuestras vidas en los libros de Historia… pal carajo!😀

Profile picture for user Weston

Zayas: La solución es una novia nueva!! Jajajaja!
Hummm! Bueno, deseos no preñan.

Segun el difunto Reinaldo Miravalles el cine cubano es muy panfletero.

El cine cubano post 59 una confrontación ideológica?! Hay que ser caradura para a estas alturas querer colocar eso...

"... el cine en Cuba ha sido históricamente una zona de confrontación ideológica y cultural"??????!!!! No me haga reir. El cine en Cuba después de la revolución y sus realizadores han sido lameculos de la revolución.