El cineasta cubano José Luis Aparicio, cocreador de Cine Cubano en Cuarentena y recientemente ganador de un premio en el Festival Internacional de Cine Austral de Córdoba, Argentina, por el documental Sueños al Pairo, dice que después de que las autoridades cubanas censuraran el corto llegó a muchas más personas. "Es la atención que a veces te da el poder cuando te censuran y al final salen perdiendo ellos porque los dejas peor parados". Dice Aparicio en entrevista con DIARIO DE CUBA.
"Yo llevaba dos años trabajando en Muestra Joven como parte del Comité Organizador y presenté nuestro documental a concurso. Estaba acepado por el Comité de Selección, pero la dirección del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) tenía que aprobar esa decisión. Me fue comunicado en una reunión interna que no sería posible, a menos que valorara hacer cambios en el documental. No les gustaba el tratamiento que se hacía de las autoridades del país en el recuento histórico del Mariel. Nosotros no quisimos hacer ningún cambio, queríamos que el público lo viera así y que cualquier cuestionamiento viniera de él. Entonces se produjo el escándalo público, muchos directores empezaron a retirar sus películas, gente que conozco y que no conocía", cuenta el director de cine.
La inédita respuesta de sus colegas fue una grata sorpresa para Aparicio, quien opina que "el gremio demostró tener la madurez de poner los principios por delante de las oportunidades que te pueda dar el Gobierno, como ventas en los cines".
Sueños al Pairo "es un relato en dos tiempos en donde colisiona lo personal con lo colectivo, lo público con lo individual. Nos pareció que contando la historia del músico Mike Porcel se podía reflejar bien la identidad de la Cuba de esa época. En los 80 el apoliticismo no era posible, te convertía es una persona incómoda. Este documental (...) es la historia de un país dividido por cuestiones ideológicas".
Desde que comenzaron esta producción, Aparicio y Fernando Fraguela, cocreador del documental, sabían que pisaban arenas movedizas. "Hablaríamos de temas muy delicados, actos de repudios organizados por las autoridades en los 80 a una persona que fue censurada y desaparecida por pensar diferente. Sabíamos que el tema incomodaría a muchos músicos y personas conocidas que participaron en esos actos de repudio".
A pesar de la sospecha de una pronta censura, los jóvenes creadores tenían "la esperanza de que, quizá, pudieran entender que la película habla de diálogo, de reconciliación nacional y ver que hay que hablar de los traumas que tiene el pueblo cubano para poder subsanarlos y construir un país mejor, pero se es muy ingenuo cuando joven. El Gobierno cubano no ha cambiado mucho y sigue siendo ese organismo que censura, reprime y que no entiende que se le revise críticamente".
En este documental de 30 minutos, que emergió de favores de amigos y equipos prestados, "tuvimos que contactar a un montón de vacas sagradas, personas muy famosas de la cultura cubana, algunos de los cuales amablemente nos dieron entrevista y otros se negaron durante años a hablar. Recibimos algunos fondos del cine independiente cubano, incluso recibimos apoyo del ICAIC (...) para acceder a sus archivos y construir la parte histórica con esas imágenes. Esta fue una de las cosas que nos quisieron negar cuando vino la censura de la película".
Según Aparicio, la censura más que un obstáculo fue un catalizador de visualizaciones. "La película se vio mucho desde la censura, porque aquí en Cuba somos grandes piratas cinematográficos. La subieron a YouTube y luego tuve que encargarme de denunciar esos enlaces piratas, porque si no el documental no iba a tener una vida en festivales, pero en par de semanas lo vieron cientos de miles de personas";
Sobre crear sus películas en otro país, Aparicio dice que "debe haber muy pocos cubanos que no hayan pensado en emigrar. Es un pensamiento muy común, incluso más allá del arte, por la crisis que vive Cuba y que se ha acentuado en los últimos años".
A los jóvenes cubanos que se quieran dedicar al mundo del cine Aparicio les aconseja que se conviertan en "monjes dedicados a eso, ver películas, leer sobre cine y a preparar proyectos. No crean en la falta de dinero y la censuran. Hay que seguir ejemplos como los de Carlos Lechuga, Jorge Molina y Miguel Coyula", concluye.