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Construcción

El Estado construye sin cemento y acero en la zona de mayor peligro sísmico de Cuba

'Algún día tenemos que aprender de las lecciones, de los desastres sufridos en meses pasados', opina Enrique Diego Arango, jefe del Servicio Sismológico Nacional.

Santiago de Cuba
Huellas de sismo en el área recreativa El Espigón, de Pilón.
Huellas de sismo en el área recreativa El Espigón, de Pilón. TeleSur

En apenas 25 días de este año, Cuba triplicó la cifra de sismos registrados durante todo el 2023, como parte de la intensa actividad telúrica que se produjo a raíz de los mayores y más devastadores terremotos de los últimos 30 años.

Del 10 de noviembre al 5 de diciembre se reportaron 7.509 sacudidas de pequeña y mediana intensidad, asociadas a los terremotos de 6,0 y 6,7 grados que tuvieron su epicentro en Pilón. De ellas 132 fueron perceptibles y al menos 42 tuvieron magnitudes entre 3,0 y 5,9 grados en la escala de Richter.

Según el CENAIS durante el 10 y 11 de noviembre las estaciones reportaron 885 y 914 terremotos, respectivamente, cifras que cada una por si sola triplica las de la jornada del año anterior que más tembló en Cuba.

Enrique Diego Arango, jefe del Servicio Sismológico Nacional, ha avisado de que se siguen "cometiendo errores en la construcción de obras de interés socioeconómico del país, sobre todo de viviendas".

"Cuesta mucho más la recuperación post-desastre que atender y reducir a su debido tiempo las vulnerabilidades y no incrementarlas con nuevas edificaciones sin acero y cemento en la zona de más alto peligro sísmico de Cuba", denunció.

Al reseñar la asamblea anual del Programa de Desarrollo de Investigaciones Sismológicas Aplicadas (DISA), el experto recalcó que para los científicos es tan grave cometer errores e ignorar la gestión de riesgos, como actuar después que ocurren las catástrofes y manipular la información para no "crear pánico".

Marcado como importante, en su perfil de Facebook, el texto asegura que ese fue el sentir de los investigadores de la Universidad de Oriente, la Empresa de Proyectos 15 de Santiago de Cuba, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y casi todos los especialistas en ingeniería sísmica de la Isla.  

"Algún día tenemos que aprender de las lecciones, de los desastres sufridos en meses pasados. Algún día deben de hacer caso a las recomendaciones de los estudios sobre las amenazas naturales de nuestro país", señaló el también vicedirector del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS).

A su juicio, si se hubiesen introducido los resultados de los estudios hechos "se hubieran evitado las afectaciones de los huracanes y terremotos" que en menos de un mes dañaron 46.000 viviendas en seis provincias y el municipio especial Isla de la Juventud.

"Se habla mucho de la gestión del riesgo, pero seguimos actuando después que ocurre el desastre. Esto es muy grave para nuestra economía” apostilló.

Para el destacado sismólogo, a quien la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba le confirió el Premio Nacional a la Vida y Obra en las Ingenierías de 2025, la divulgación del peligro sísmico "siempre ha sido y sigue siendo un tabú, a pesar de algunos avances".

Los expertos coincidieron en que es muy importante “divulgar, explicar lo que ocurrió y está ocurriendo sobre el comportamiento de la sismicidad en nuestro país y en particular en la zona de Pilón", donde recientemente se registró un terremoto de más de cuatro grados y no fue divulgado por la televisión cubana. 

Tras reconocer que el pueblo tiene derecho a estar informado, Arango criticó a quienes tomaron la decisión porque "quizás consideraron que no se debía crear pánico, lo que es un grave error".

Fue categórico al afirmar que "en estos momentos no se puede esconder la información", y más sobre algo que "de inmediato se registra por todas las estaciones de otros países y se divulga como pólvora en las redes sociales".

En la sección de comentarios del perfil del jefe del Servicio Sismológico Nacional, Nancy Matos subrayó: "Yo pensaba que eran los economistas los únicos que no escuchaban. Parece que la sordera es generalizada". Mientras que María Emilia Milanés cuestionó: "Cuándo aprenderán que la ignorancia mata a los pueblos y prevenir es no lamentar".

Otros internautas se mostraron escépticos de que, en medio de la devastación económica, el Estado sea capaz de implementar algún programa de riesgos y vulnerabilidades contra los desastres.

Recientemente Arango publicó un artículo donde explicó cómo las violaciones agravaron los daños y atentaron contra la seguridad de cerca de dos millones de personas de las provincias de Santiago de Cuba y Granma.

El estudio detalla que "el peligro de Pilón y su entorno eran conocidos; sin embargo, no se realizaron acciones para reducir el riesgo en instalaciones dañadas por eventos anteriores y se incrementó la vulnerabilidad al edificarse viviendas y otros tipos de instalaciones sin criterios sismorresistentes".

Con esa y las actuales declaraciones los científicos cubanos se distancian de la opacidad mediática que los hacia cómplices de las negligencias estatales para proteger al pueblo.    

Malas construcciones y ningún protocolo de evacuación en los edificios

Varios especialistas consultados por DIARIO DE CUBA confirmaron que cinco edificios multifamiliares de la Avenida Garzón, en la ciudad de Santiago de Cuba, disponen de alrededor de 700 apartamentos y varias instituciones de servicios, pero no cuentan con protocolos de evacuación.

Un panorama similar presentan los otros seis edificios —de 12 y 18 plantas—, así como los 1.200 de cuatro y cinco pisos de los repartos Antonio Maceo, Versalles, Pastorita, Rajayoga, Abel Santamaría y el Distrito José Martí, con filtraciones, agrietamientos y hasta cabillas expuestas.  

En la provincia Granma la situación es más complicada, pues la mayoría de las obras se ejecutan con los materiales que aparecen, y por lo general son de deficiente calidad. Además, los inspectores se interesan más por el origen de los materiales que por la fragilidad o seguridad de las construcciones.

Aunque ha pasado un mes del sismo, el Gobierno no ha concluido el diagnóstico y tampoco ha entregado materiales o concedido créditos, varios dirigentes han recorrido los territorios más afectados con las manos vacías y sin soluciones.

El último de ellos fue Alpidio Alonso, ministro de Cultura, quien se hizo acompañar por otros figurones, como el cantautor Raúl Torres, para convencer a los más de 28.000 damnificados de Pilón que "la cultura también salva".

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